U
no de los hechos fundamentales a nivel global en los últimos años, que probablemente alcance el rango de histórico con el tiempo, es el levantamiento social que se ha producido en buena parte del mundo.
La primavera árabe, las movilizaciones de la juventud en España, de los inmigrantes en Francia, o las protestas recientes en Brasil, son ejemplos del resultado del malestar social que se ha extendido por todo el mundo.
La primavera árabe, las movilizaciones de la juventud en España, de los inmigrantes en Francia, o las protestas recientes en Brasil, son ejemplos del resultado del malestar social que se ha extendido por todo el mundo.
¿Pero cuál ha sido la causa? Ruchir Sharma de Bloomberg, cree que el descontento de la clase media ha tenido mucho que ver.
Sharma señala que la clase media ha estado a la vanguardia de las protestas desde la Revolución Francesa. Ha desempeñado un papel importante en Turquía, Brasil y Egipto desde mayo y en los brotes anteriores en una media docena de otros países emergentes desde 2011. Pero la rabia burguesa sólo puede explicar esto en parte. La clase media ha estado aumentando desde hace muchas décadas. En los últimos 10 años, el rápido crecimiento económico se ha extendido con una rara uniformidad en la mayoría de las naciones del mundo emergente. ¿Por qué las protestas entran en erupción ahora, y en sólo una selección dispersa de países emergentes?
Según datos de Brookings Institution, la clase media de los 20 países emergentes más grandes, ha crecido en los últimos 15 años a un promedio de 18 puntos porcentuales hasta alcanzar un poco más de la mitad de la población. Desde 2010, las protestas han estallado en los países donde los datos de Brookings identifican a la clase media de más rápido crecimiento, como Rusia, pero también en los de menor crecimiento como la India. Las mayores protestas se han alcanzado en los países donde el crecimiento de la clase media está cerca del promedio: Egipto (14 por ciento), Brasil (19 por ciento), Turquía (22 por ciento).
Tampoco hay una relación clara entre las protestas y el empeoramiento de la situación económica de la clase media. Desde 2008, la tasa media de crecimiento en los países emergentes se ha reducido al 4% desde el 8%. Algunas naciones que han visto levantamientos y protestas han sufrido una desaceleración particularmente grave, entre ellas Brasil y Rusia. Pero otras, estaban creciendo más rápido que sus pares emergentes mundiales, como Turquía y Egipto.
Tal vez el mejor lugar para iniciar la búsqueda de un hilo conductor no está en las calles, sino en los pasillos del poder. Entre los 20 países emergentes más grandes, el partido gobernante ha estado en el poder durante algo más de ocho años en promedio, aproximadamente el doble de la media de hace 10 años. De los nueve países en los que el partido de gobierno ocupa el cargo durante más de ocho años, ha habido protestas significativas en al menos seis: Argentina, Brasil, Turquía, Rusia, Sudáfrica y la India.
De los 11 países en los que el partido en el poder ha estado en el cargo por menos de ocho años, ha habido grandes protestas en uno solo: Egipto. Y en Egipto, los liberales protestaron contra la Hermandad Musulmana por traer de vuelta el estancamiento económico y la autocracia política de la dirección anterior - en esencia, una rebelión contra el carácter de la antigua dictadura.
Estas son revueltas contra los regímenes antiguos, revelando el peligro de quedarse en el poder demasiado tiempo, un riesgo conocido desde la época de Luis XVI. A menudo, incluso exitosos líderes, que han pecado de complacientes y de exceso de confianza al no aprobar suficientemente rápido medidas para mantener un equilibrio económico, han terminado siendo depuestos. Como decía Ralph Waldo Emerson, todo héroe termina siendo aburrido al final de su carrera.
No está claro porque tantos regímenes antiguos están ahora en el poder. La última década fue muy fructífera para las economías emergentes, con un rápido crecimiento en prácticamente todos los 150 países en desarrollo. Eso dio a muchos partidos en el poder el impulso necesario para mantenerse en el cargo. Hoy en día, cuando el crecimiento se desacelera, muchas poblaciones están perdiendo la paciencia con sus líderes, que no se están adaptando a un duro mundo post-crisis.
En Brasil, el Partido de los Trabajadores ha estado en el poder durante los últimos 10 años, y bajo la presidencia de Dilma Rousseff, se está siguiendo el enfoque de desarrollo de su predecesor, aun cuando la caída de los precios de las materias primas reduce el crecimiento de su economía altamente dependiente. Del mismo modo, en Rusia, las protestas estallaron en 2011 y 2012 contra Vladimir Putin y su partido, motivadas en parte por la falta de diversificación de su economía enfocada en el petróleo. En Turquía, el problema fue el exceso de confianza de un partido en el poder que estaba desarrollando el mismo modelo que impulsó un fuerte crecimiento durante los últimos 10 años. En Sudáfrica, las huelgas mineras que estallaron en 2010, siguen siendo una amenaza latente para el gobierno de los últimos 20 años del Congreso Nacional Africano. En la India, las protestas contra la corrupción y el mal manejo de los casos de violación, han creado profundas frustraciones contra el actual partido en el poder.
El potencial de resurgimiento de estas protestas depende, al menos en parte, de si la gente tiene el poder de cambiar los antiguos regímenes. En verdaderas democracias multipartidistas, como la India y Brasil, las próximas elecciones brindan esa oportunidad. Sin embargo, en países como Rusia y Sudáfrica, donde no hay una alternativa clara al régimen en el poder, el riesgo que las protestas se repitan es mucho mayor.
Si las protestas han entrado en erupción principalmente contra los regímenes más antiguos, lo contrario también es cierto: Los nuevos regímenes están recibiendo un voto de confianza de la clase media en ascenso.
En México, Filipinas, Nigeria e incluso Pakistán, los líderes relativamente nuevos están utilizando su capital político para impulsar las reformas necesarias. En estos países, los jóvenes no tienen ninguna razón para twittear a sus amigos y salir a la calle. Por ahora, ellos están contentos de ver cómo se desarrolla la política en la televisión.
Sharma señala que la clase media ha estado a la vanguardia de las protestas desde la Revolución Francesa. Ha desempeñado un papel importante en Turquía, Brasil y Egipto desde mayo y en los brotes anteriores en una media docena de otros países emergentes desde 2011. Pero la rabia burguesa sólo puede explicar esto en parte. La clase media ha estado aumentando desde hace muchas décadas. En los últimos 10 años, el rápido crecimiento económico se ha extendido con una rara uniformidad en la mayoría de las naciones del mundo emergente. ¿Por qué las protestas entran en erupción ahora, y en sólo una selección dispersa de países emergentes?
Según datos de Brookings Institution, la clase media de los 20 países emergentes más grandes, ha crecido en los últimos 15 años a un promedio de 18 puntos porcentuales hasta alcanzar un poco más de la mitad de la población. Desde 2010, las protestas han estallado en los países donde los datos de Brookings identifican a la clase media de más rápido crecimiento, como Rusia, pero también en los de menor crecimiento como la India. Las mayores protestas se han alcanzado en los países donde el crecimiento de la clase media está cerca del promedio: Egipto (14 por ciento), Brasil (19 por ciento), Turquía (22 por ciento).
Tampoco hay una relación clara entre las protestas y el empeoramiento de la situación económica de la clase media. Desde 2008, la tasa media de crecimiento en los países emergentes se ha reducido al 4% desde el 8%. Algunas naciones que han visto levantamientos y protestas han sufrido una desaceleración particularmente grave, entre ellas Brasil y Rusia. Pero otras, estaban creciendo más rápido que sus pares emergentes mundiales, como Turquía y Egipto.
Tal vez el mejor lugar para iniciar la búsqueda de un hilo conductor no está en las calles, sino en los pasillos del poder. Entre los 20 países emergentes más grandes, el partido gobernante ha estado en el poder durante algo más de ocho años en promedio, aproximadamente el doble de la media de hace 10 años. De los nueve países en los que el partido de gobierno ocupa el cargo durante más de ocho años, ha habido protestas significativas en al menos seis: Argentina, Brasil, Turquía, Rusia, Sudáfrica y la India.
De los 11 países en los que el partido en el poder ha estado en el cargo por menos de ocho años, ha habido grandes protestas en uno solo: Egipto. Y en Egipto, los liberales protestaron contra la Hermandad Musulmana por traer de vuelta el estancamiento económico y la autocracia política de la dirección anterior - en esencia, una rebelión contra el carácter de la antigua dictadura.
Estas son revueltas contra los regímenes antiguos, revelando el peligro de quedarse en el poder demasiado tiempo, un riesgo conocido desde la época de Luis XVI. A menudo, incluso exitosos líderes, que han pecado de complacientes y de exceso de confianza al no aprobar suficientemente rápido medidas para mantener un equilibrio económico, han terminado siendo depuestos. Como decía Ralph Waldo Emerson, todo héroe termina siendo aburrido al final de su carrera.
No está claro porque tantos regímenes antiguos están ahora en el poder. La última década fue muy fructífera para las economías emergentes, con un rápido crecimiento en prácticamente todos los 150 países en desarrollo. Eso dio a muchos partidos en el poder el impulso necesario para mantenerse en el cargo. Hoy en día, cuando el crecimiento se desacelera, muchas poblaciones están perdiendo la paciencia con sus líderes, que no se están adaptando a un duro mundo post-crisis.
En Brasil, el Partido de los Trabajadores ha estado en el poder durante los últimos 10 años, y bajo la presidencia de Dilma Rousseff, se está siguiendo el enfoque de desarrollo de su predecesor, aun cuando la caída de los precios de las materias primas reduce el crecimiento de su economía altamente dependiente. Del mismo modo, en Rusia, las protestas estallaron en 2011 y 2012 contra Vladimir Putin y su partido, motivadas en parte por la falta de diversificación de su economía enfocada en el petróleo. En Turquía, el problema fue el exceso de confianza de un partido en el poder que estaba desarrollando el mismo modelo que impulsó un fuerte crecimiento durante los últimos 10 años. En Sudáfrica, las huelgas mineras que estallaron en 2010, siguen siendo una amenaza latente para el gobierno de los últimos 20 años del Congreso Nacional Africano. En la India, las protestas contra la corrupción y el mal manejo de los casos de violación, han creado profundas frustraciones contra el actual partido en el poder.
El potencial de resurgimiento de estas protestas depende, al menos en parte, de si la gente tiene el poder de cambiar los antiguos regímenes. En verdaderas democracias multipartidistas, como la India y Brasil, las próximas elecciones brindan esa oportunidad. Sin embargo, en países como Rusia y Sudáfrica, donde no hay una alternativa clara al régimen en el poder, el riesgo que las protestas se repitan es mucho mayor.
Si las protestas han entrado en erupción principalmente contra los regímenes más antiguos, lo contrario también es cierto: Los nuevos regímenes están recibiendo un voto de confianza de la clase media en ascenso.
En México, Filipinas, Nigeria e incluso Pakistán, los líderes relativamente nuevos están utilizando su capital político para impulsar las reformas necesarias. En estos países, los jóvenes no tienen ninguna razón para twittear a sus amigos y salir a la calle. Por ahora, ellos están contentos de ver cómo se desarrolla la política en la televisión.