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Después del 7D que no fue, ¿cómo sale Cristina de esta "crisis política"?

¿Quién pagará los costos políticos del inexistente '7D'? El titular del Afsca, Martín Sabbatella, y el ministro de Justicia de la Nación, Julio Alak, fueron la cara más visible de la batalla que no fue (al menos, no por ahora), y que golpeó a Cristina Fernández tan fuerte como la expectativa creció. Pero pocos dudan de su capacidad de recuperación: en su juego de perdido por perdido, es arriesgado descartar cualquier hipótesis.


Urgente24) Tal expectativa se generó por el polémico 7D desde el oficialismo, que su caída, después de la resolución de la Cámara de Apelaciones extendiendo la medida cautelar solicitada por Grupo Clarín, parece volver con la misma fuerza como un puñal al centro del kirchnerismo.
 
El festejo masivo preparado para este fin de semana para darle más contenido simbólico a la fecha, deberá disimularse ahora con el día de los derechos humanos que, además, coincide con el 29° aniversario del regreso a la democracia. 
 
Pero la fiesta corre serio riesgo de aguarse ante la derrota frente a la "corporación mediática".
 
Lo había expresado ya Ernesto Laclau, el intelectual preferido del kirchnerismo, que teoriza sobre la conveniencia política de exacerbar las divisiones internas de la sociedad argentina.
 
"El 7D tiene que ser una victoria resonante. No podemos permitir que tanto esfuerzo y tantos avances terminen con una derrota", sintetizaba Laclau durante una charla ante militantes K reunidos en la sede Presidente Néstor Kirchner de la Universidad de La Plata.
 
El evento, titulado "Hacia un escenario democrático de la comunicación: batallas y hegemonías", contó con la presencia de Florencia Saintout, la controvertida decana de Ciencias de la Comunicación que distinguió con el premio a la libertad de expresión a los presidentes Hugo Chávez y Rafael Correa.
 
Ahora, ¿quién pagará los costos de tanta frase, palabra y evento emitido "al cohete"? Peor aún, el "daño" se les devuelve a los K aumentado y con mucha más fuerza.
 
En estos días, el ministro de Justicia de la Nación, Julio Alak, y el titular del Afsca, Martín Sabbatella fueron las dos caras más visibles de la arremetida contra el multimedios Clarín. ¿Rodara alguna de estas dos cabezas?
 
Ayer fueron ellos mismos los encargados de intentar "levantar" el fatídico 7D desde el programa '6,7,8'.
 
Al tomar la palabra, Alak aseguró que la Jefatura de Gabinte pedirá hoy la nulidad del fallo que extiende la medida cautelar a través del recurso per saltum.
 
El informe con el que se presentó el tema habló de "jueces adictos a los que le pagan viajes para que le fallen a favor" en lo que explicaban que había una "falta de independencia de la justicia".
 
E invitaban a celebrar la Ley de Medios el 9D en la Plaza Mayo. Saben que suspender el festival en la Plaza es demostrar la derrota.
 
Alak agregó además que "quedan pocos días para que se dicte la sentencia de fondo. Tenemos esperanza aquí. Nos van a hacer perder tres semanas pero la aplicación de la ley es inexorable. No nos tiene que ponernos triste y dejar de festejar el 7D".
 
Por su parte, Sabbatella dijo que hay una "parte importante de la justicia que no está preparada para enfrentarse a los corporaciones", y que "estamos un momento bochornoso, me da vergüenza. Como dijo Julio (Alak): ‘más tarde más temprano se aplicará la ley. Este hecho hay que resolverlo urgente. Clarín sólo ganó unos días".
 
Serán esos mismos días en que ambos funcionarios tengan asegurados sus puestos. Los mismos días que tendrán para explicarle al núcleo duro de la militancia que hoy no es el final de la "cadena ilegal del desánimo y el temor".
 
Pero pese a todo funcionario sobre el que podrán recaer los errores, lo que no podría evitar es la desgracia que cae sobre la propia Cristina Fernández, quien partió temprano hacia otro país... eso sí, con boleto de retorno. Pues, también es difícil creer que el Gobierno no hubiera previsto el actual escenario como posible.
 
De hecho, el nerviosismo de los funcionarios K, que han subido los decibeles de la polémica -al punto de comparar a la justicia con el "partido militar" de décadas pasadas- parece indicar que se temía esta medida a favor de Clarín.
 
Alak había mencionado explícitamente esta posibilidad, a la que había calificado como un "alzamiento" de los jueces (una declaración que le valió un inmediato pedido de juicio político en el Congreso).
 
Lo cierto es que hoy es el 7D y el clima que se vive en el Gobierno dista de ser festivo. Más bien, ya se percibe un intento de victimización que recuerda a los peores días del conflicto con el campo, cuando se hablaba de un "clima destituyente".
 
Al respecto, la reacción de Sabbatella fue más que elocuente. Manifestó también ayer que el fallo que favorece al multimedios "demuestra que teníamos razón cuando dijimos que los jueces que viajan a Miami financiados por Clarín terminan convertidos en su equipo jurídico".
 
A la vez, lamentó que gran parte de la justicia argentina esté "colonizada por esas corporaciones".
 
Las palabras del funcionario dejaron en claro que hay desazón pero no sorpresa.
 
¿Y ahora se viene el contraataque? Seguramente. Aunque, sin dudas, no será fácil.
 
Lo dice Jorge Asís: "Cristinismo ridiculizado por su sobreactuación. Para salir a la calle, Alak tendrá que disfrazarse de torero. Kunkel, de dama antigua".
 
Pero, entonces, otra vez, ¿hasta qué punto está dispuesta a llegar Cristina en su cruzada contra Clarín?
 
Perdido por perdido, a esta altura resulta arriesgado descartar cualquier hipótesis.
 
"Ninguno de los dos tienen problemas de ir a la colisión", afirma Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía, sintetizando el clima con el que ambos contendientes llegaron a la fecha clave.
 
En el caso de Clarín, parece clara la fundamentación para su postura de rechazar la posibilidad de desinvertir. Por un lado, ello afecta su negocio comercial. Y, por otra parte, la confrontación con un gobierno cuestionado puede llegar a prestigiar a ese medio, que ahora aparece ligado a la defensa de las libertades.
 
Una encuesta de la 'Universidad de Belgrano' indica que buena parte de la sociedad percibe a Clarín como la verdadera oposición que preocupa al Gobierno (tiene casi un 40% de menciones, seguido muy de lejos por Mauricio Macri con el 14%).
 
En el caso de la Presidente, los analistas coinciden respecto de por qué Cristina Fernández ha tensado la situación a este extremo. Y la explicación es sencilla: siente que tiene poco que perder y mucho por ganar.
 
Esa ha sido, después de todo, la estrategia política que le ha dado resultado al kirchnerismo durante una década en el poder. En cada situación de debilidad política ha redoblado la apuesta para retomar la iniciativa.
 
"Ellos entienden que es importante, como señal para opositores y para la propia militancia, demostrar que no dejan que les impongan desde afuera la agenda política, sino que mantienen la iniciativa", señala el politólogo Rosendo Fraga, según el sitio 'iProfesional'.
 
Y agrega que "esto ocurrió luego de la derrota en el conflicto con el campo o en la caída electoral en las legislativas de 2009".
 
En ambas situaciones, el kirchnerismo se recuperó de una situación de debilidad, sobre la base de grandes golpes de impacto, como fueron en ese entonces la reestatización del sistema jubilatorio y el debate por la Ley de Medios.
 
Aunque esta vez, los dos "cacerolazos" masivos y del paro general convocado por Hugo Moyano, hace de esa recuperación un verdadero desafío. 
 
"Después de la expectativa que creó, más le vale al Gobierno que ocurra algo importante el 7D. A esta altura, la militancia espera que invadan el edificio de Cablevisión con los ‘marines'. Y si finalmente no pasa nada, no sé de qué se van a disfrazar. Va a costar reelaborar el discurso para justificarse", argumentaba en días previos el analista Jorge Giacobbe.
 
Por lo pronto, los antecedentes también indican que no debe subestimarse la capacidad K para emerger después de una derrota política.
 
Como consuelo, le queda la posibilidad de extremar uno de los puntos preferidos de su "relato": culpar a Héctor Magnetto, principal ejecutivo de Clarín, ante cualquier situación complicada en lo económico o social.
 
# Nada cambió, pero en el fondo, todos sabían que nada cambiaría
 
Haste el propio Sabbatella llegó a sugerir que los más probable era que los dueños de un grupo de medios, en vez de vender, pusieran esos medios a nombre de distintas personas, aunque fueran parientes o testaferros de los actuales propietarios. Con eso ya estarían respetando el límite legal.
 
De hecho, es lo que han realizado varios multimedios afines al Gobierno, que sólo alteraron su estructura societaria, pero mantienen su verdadero poder.
 
La encuesta de la Universidad de Belgrano revela que apenas un 25% de la población creía que el 7D (en su versión original) traería una mayor diversidad de voces en los medios de comunicación.