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Camino al 7D: el mismo Zaffaroni negó presiones


El día D kirchnerista está a una semana de concretarse y entre denuncias por presiones a jueces y por violaciones a la libertad de expresión, el circo parece que va a estar brindando funciones hasta el último día. ¿Hubo presiones a jueces de la Suprema Corte? La respuesta, del mismo Dr. Eugenio Zaffaroni, fue “no”: los llamados y opiniones  “son un accidente propio de la profesión. Los alegatos de oreja no son presiones”, afirmó.
Así cierra el que pareciera ser el último escándalo pre 7D, con las declaraciones de Zaffaroni, quien aclaró que nadie del tribunal supremo recibió presiones por el dictamen sobre la aplicación de la Ley de Medios.
Las declaraciones fueron emitidas hoy por Radio La Red en entrevista con el periodista Jorge Rial, dónde el magistrado, entre otros temas, negó haber recibido críticas y presiones,  “los políticos pasan, los jueces quedan” agregó.
La pregunta es ¿realmente se trató del último escándalo? ya que el 7D excede con creces a la simple aplicación de una norma, es una batalla personal, que el gobierno libra con un enemigo que se armó convenientemente y en quién encuentra un lugar para depositar todos los males del país.
Y es realmente muy conveniente, sobre todo para un gobierno acostumbrado a encontrar fantasmas en todos lados en lugar de aceptar los fracasos y las inconsistencias de “el modelo”.
Ahora, luego del 7D cabría pesar que Argentina volvería a funcionar como un relogito, sin el poder de Clarín para “desinformar” al pueblo. Y por supuesto, cabría esperar que los medios amigos del gobierno se adaptarán a la norma de la misma forma que deben hacerlo los medios críticos.
De esta manera, a una semana del 7D, no está demás recordar la intencionalidad de la Ley de Medios, que comenzó como un pedido de años realizado por especialistas en comunicación, intelectuales y apoyado sólo por Proyecto Sur. Pero, mientras las tapas de Clarín fueron favorables a  “el modelo”, Néstor Kirchner se cuidó muy bien de mantenerla juntando polvo en algún cajón, sólo para sacarla a tiempo luego del conflicto con el campo, allá por 2008. A partir de eso, la Ley se convirtió en toda una cruzada anti-Clarín y en la creación de un enemigo a la medida del Gobierno.
Tal vez por ese contexto la llegada al 7D debe estar plagada de nuevos incidentes que recuerden a los obsecuentes K que el malo es Clarín, y toda la prensa opositora. No obsatnte, no hubo presiones ni amenazas, sino el camino legal admitido en Argentina: amparos y apelaciones. Más allá de lo que pase luego del día de la venganza K, una primera reflexión sería que el problema no es la ley, sino que sea sólo para uno.

seprin