Las
diferentes etapas por las que atraviesan los niños y adolescentes suelen
enfrentarlos a diferentes situaciones que son inherentes al crecimiento, a la
edad que tienen, y por eso las llamamos crisis de crecimientos o evolutivas. La
denominación “crisis” implica angustia, ansiedad y la necesidad de
resolver algún conflicto o bien alguna preocupación.
En
esta oportunidad me voy a referir a la ansiedad típica de los chicos de 16 o 17
años que se encuentran cursando los últimos años de la escuela secundaria y se
empiezan a preguntar por su futuro, por la elección de una carrera para
estudiar, o bien la posibilidad de salir a trabajar, es decir, que lo que les
empieza a generar ansiedad es la salida al mundo adulto y el abandono de su mundo
infantil.
La
finalización de una etapa los enfrenta a grandes cambios. El abandono de la
escuela primaria donde conocían sus reglas, sus personajes, donde eran los más
grandes, donde conocían a sus compañeros, sus roles en los grupos… todo
ello les brindaba un nivel de seguridad y sensación de dominio importante.
El
cuerpo creciendo, la voz cambiando, comienza a enfrentarlos con el
desconocimiento de si mismos, con esta inseguridad producto del cambio
interior, de la imagen que devuelve el espejo, todo esto característico de la
adolescencia se ven enfrentados a la pregunta por su futuro.
El
futuro que por definición es incierto, desconocido, nuevo… inseguridad y
desconcierto tanto a nivel interior, del si mismo como exterior, respecto al
mundo externo. Los esquemas interiores cambian, los referentes externos
también. En este contexto los chicos tienen que elegir.
La
elección sobre su fututo les pertenece y es importante poder pensarla como un
desafío, como una oportunidad, pero no menos importante es saber que este hito
en la vida de los jóvenes suele ser atravesado con grandes ansiedades, para
muchos es un conflicto que no pueden resolver individualmente, muchos la cursan
con grandes dudas. Es el momento donde el adolescente se debate entre lo que fue,
lo que es y lo que llegará a ser.
Cuando
el joven tiene claro sus intereses o inclinación por un área específica o bien
cuando tiene un hobbie que puede transformar en estudio, trabajo o proyecto de
vida entonces la elección vocacional se resuelve sin mayores conflictos.
Cuando
esto no sucede, muchos chicos requieren la ayuda de un psicólogo para que lo
ayude en sus definiciones. Este proceso lo entendemos no solo como la elección
de una carrera sino como la construcción de una identidad que incluye el
estudio pero que abarca más que eso, que tiene que ver con una idea más amplia
de quién quiero ser, cómo quiero ser, y desde el punto de vista del
constructivismo esta intención del ser es algo que podemos planificar,
involucrándonos activamente y poder tomar decisiones pertinentes para
encaminarnos hacia nuestro objetivo.
En
este sentido ayudamos al adolescente a reconocer sus valores, sus ideales y
evaluar las posibilidades reales para alcanzarlos. Cuando hablamos de
posibilidades nos referimos a recursos personales, características de
personalidad, aptitudes, destrezas, recursos económicos, posibilidad de tiempo
para la dedicación, etc.
Para
reconocer el ideal al que queremos llegar debemos rastrear de donde surge ya
que generalmente la inclinación hacia alguna profesión tiene sus bases en algún
“otro” sea bien real o fantaseado. Cuando alguien quiere ser
ingeniero es porque conoció un ingeniero a quien admiró o bien porque fantasea
con que la vida de un ingeniero es de tal o cual modo. Por ello hay que
investigar las fuentes, la inspiración que está por debajo de esta elección.
Definir
expectativas sobre uno mismo, y sobre el contexto. Así mismo como las
posibilidades de cumplimiento y realización. Diferenciar las expectativas y
deseos propios de las de otros significativos. Muchas veces a los adolescentes
les cuesta elegir porque en esa elección intuyen desilusionar a alguien a quien
quieren, padres, madres, etc. En este sentido habrá que trabajar sobre la
culpa, la individuación, el proyecto personal, y muchas veces se podrá requerir
de la colaboración de la familia para despejar puntos de vista y diferenciar
individualidades, entre otros conceptos.
Además
de lo que uno tiene que elegir, también habrá que decidir que no elegir.
Sabemos que elegir siempre es entre opciones y que al elegir una alternativa,
uno descarta, resigna o elimina otra.
Durante
este proceso utilizaremos varias herramientas básicas en la orientación
vocacional, pero hay una que es fundamental y tiene que ver con la investigación
y la información. Por un lado habrá que investigar dentro de uno mismo, cuáles
son los valores, los intereses, aptitudes, etc.; pero por otro lado habrá que
realizar un arduo trabajo de exploración pues no se puede elegir lo que no se
conoce. En este sentido se guiará al joven para que realice un trabajo de campo
donde acercarse a sus opciones, leer sobre ellas, entrevistarse con personas
específicas, visitar universidades, presenciar clases, todos estos son recursos
para poder elegir, conociendo que es lo que se está eligiendo.
Desde
el momento que el joven comienza su proceso, sus ansiedades comienzan a
disminuir porque el hecho de ponerse en acción, de hacer algo activamente por
si mismo le devuelve la sensación de utilidad, de dominio. La adquisición de
información también disminuye la ansiedad y nos permite ir sintiéndonos más
seguros.
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Acerca de Hémera:
Hémera
es una institución dedicada al tratamiento de los problemas que provocan la
ansiedad y el estrés patológicos en los distintos ciclos de la vida.
El
objetivo de la terapia propuesta está centrado en la recuperación del problema
que padece la persona afectada, no sólo en la comprensión de las causas que los
generan, ya que los pacientes que acceden a un tratamiento, muchas veces logran
entender lo que les pasa pero no logran superar el problema que los afecta.
En Hémera se cuentan con instrumentos para evaluar y llevar a cabo tratamientos focalizados específicamente en los problemas relacionados con la ansiedad y el estrés patológicos, lo que posibilita alcanzar cambios efectivos y duraderos.
El equipo de profesionales y consultores cuentan con una trayectoria destacada en estas áreas, asegurando de este modo una indicación precisa de los tratamientos consensuados y aprobados en este tipo de problemas, que aquejan a un número creciente de personas en todo el mundo.
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Acerca de Gisela Holc:
Obtuvo
se Licenciatura en Psicología en la Universidad de Belgrano en el año 1995,
donde se graduó con Diploma de Honor. Durante los primeros años de su formación
de postgrado, ha realizado estudios psicoanalíticos, ingresando a la Asociación
Psicoanalítica Argentina (APA) donde participo de seminarios teóricos clínicos
y realizo su supervisión y análisis didácticos. Hace ya varios años se
encuentra realizando cursos y seminarios de postgrado de orientación
cognitivo-conductual así como sistémica para profundizar su formación y
especialización es Trastornos de Ansiedad. Durante 9 años ha trabajado en la
Fundación Medicina Comunitaria donde atendía niños, adolescentes y adultos, con
una modalidad de terapia breve de objetivos focalizados. Ha realizado (y
continua haciéndolo en forma particular) orientación vocacional, orientación a
padres y trabajo con embarazadas tanto en forma grupal como individual. Se ha
capacitado y ha trabajado clínicamente con pacientes con difluencia
(tartamudez) y trastornos de alimentación. En la actualidad continua su
formación de modo permanente orientada a la clínica de los Trastornos de
Ansiedad tanto en niños como adolescentes y adultos. Ha trabajado también en
selección de personal y en el área de educación.
Lic. Gisela Holc
Hémera, Centro de estudios del estrés y la
ansiedad