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Si se presume que el clima social se mide por la cantidad de gente que sale a las calles con cacerolas con cierta frecuencia la lectura de la realidad estará tan viciada como la que Argentina descripta desde la ficción por la Presidente de la Nación.
El descontento social transcurre en alza y con tendencia firme.
El malhumor se acumula
> suenen o no cacerolas y/o bocinas-;
> se exprese la gente o no por las redes sociales;
> concurran muchos o menos a marchas que se realizan con mayor o menor organización;
> lo ignoren los medios del inmenso monopolio oficial de noticias;
> lo rescaten o no las encuestas de opinión pública -muchas de ellas al servicio del dinero del Ejecutivo Nacional;
> lo quieran/puedan o no percibir una Presidente ensimismada con su relato para una país de ficción en el que solo creen Guillermo Moreno y Axel Kicillof (hoy día demasiado empeñados en el desplazamiento de Julio De Vido y Ricardo Echegaray a causa de pequeñes palaciegas).
Pero el relato de la Presidente, por desgracia, no se corresponde con el que coincide la mayor parte de la sociedad, coincida o discrepe con la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.
Después de muchos años en los cuales se dilapidaron días únicos de inmensa bonanza mundial para toda la región, es posible encontrar que la mayoría de los electores afirman que nunca la votaron, algo que ocurrió con Carlos Menem a partir del 2do. semestre de 1997, cuando hubo indicios de recesión.
Tan solo pasaron 9 meses desde que Cristina Fernández fue reelegida con 54,11% de los sufragios emitidos, y alrededor de 180 días del comienzo de su 2do. capítulo en la Casa Rosada y con mandato hasta el 10/12/2015. En tan breve período, la épica de los buenos días de Él y Ella, contada casi diario por la 1ra. mandataria y su séquito de asistentes, parece pulverizarse frente a diferentes signos de la infaltable realidad.
Es cierto que en 2008, apenas comenzó su gestión, Ella sufrió un gran deterioro inicial, a partir de la valija atribuida a Pdvsa/Guido Alejandro Antonini Wilson, y luego el conflicto agrícola que provocó la Resolución 125. Pero no debiera faltar en el análisis que así se marchó a la derrota en la elección legislativa de 2009, de la que Cristina emergió pagando el costo de la muerte de Néstor Kirchner, su esposo, y especulando con el Marketing del Luto. Podría especularse con una victoria "a lo Pirro".
Y hoy día todo eso ya parece lejano, cuando la sociedad ya vive una crisis de la macroeconomía, que amenaza con profundizarse y a mayor velocidad.
Las estadísticas, que reflejan sin tapujos ni condicionamientos el humor de la población, hablan de una caída importante de la buena imagen de la principal protagonista y su coro;grupo en el que alguno de sus integrantes, últimamente, desafinan la letra de las canciones que su directora les autorizan entonar.
Hace días se conocieron los números de la consultora Management & Fit, que coinciden con otras de similar reconocimiento, que indican que la imagen de Cristina Fernández se deslizó 25 puntos hacia abajo desde el triunfo electoral, y algo más de la mitad de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, norte y sur del país desaprueba la gestión de la madre de Florencia y Máximo. No fue una casualidad que fracasara el contracerolazo del 14/06.
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