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Hombre rico, hombre pobre: los banqueros, víctimas de sus equivocaciones

Botín, Lara, Andic o Amorim. Millonarios, pero cada vez menos. El patrimonio de los que mueven los hilos de la economía desde los consejos de la banca ha menguado hasta un 80% con la crisis. Además, su presencia accionarial decae sin freno por las continuas ampliaciones de capital de unas entidades que despiertan desconfianza entre el inversor.



Primero fueron las fusiones entre las cajas de ahorros, muchas un auténtico fracaso por la injerencia de los políticos y el profundo deterioro económico. Después vinieron las salidas a Bolsa de algunas de ellas tras imponer el Gobierno unos requisitos de capital más severos, operaciones que ha empobrecido a los clientes de estas entidades en lugar de calmar al mercado. Ahora, los bancosestán en proceso de sanear sus activos tóxicos.
La última medida que planea el Ejecutivo pasa por que la banca separe en sociedades independientes sus activos inmobiliarios, correctamente valorados, aunque se desconoce si habrá inversores dispuestos a arriesgar su dinero en estas operaciones. Lo que resulta evidente –esta semana lo corroboró el propio presidente del BCE- es que la banca sigue siendo un problema. Para perjuicio de sus accionistas, también de aquellos que mandan.
Son hombres –ninguna mujer tiene un peso reseñable en el accionariado de ninguna entidad financiera - ricos, pero más pobres que hace unos pocos años, cuando la Bolsa convertía en oro incluso aquellos negocios que debajo de unos balances “inmaculados” escondían grandes riesgos. Algunas de estas grandes fortunas apostaron grandes sumas de dinero en los momentos del desenfreno. Ahora, sus inversiones valen mucho menos.
Es el caso de los primeros espadas de Banco Sabadell, entidad que en un lustro ha casi duplicado su número de acciones, de 1.220 a 2.296 millones. Además, ha recortado su beneficio de los 782 millones de euros cosechados en 2007 a los 232 millones del año pasado. Es decir, una caída del 70% de un beneficio que se reparte entre muchos más títulos. El dividendo, mucho menor, se reparte a su vez entre más “bocas”.
Isak Andic, dueño de la cadena de ropa Mango, entró a finales de 2005 en el consejo de la entidad que preside José Oliu. Un empresario de postín que accedía al consejo de una gran entidad financiera. Qué mejor atalaya para tener de primera mano la información sin filtros. En poco tiempo y tras invertir 540 millones amasó un paquete accionarial del 5,7%. Pero tanto el primer guarismo como el porcentaje ya no son lo que eran.
Las continuas ampliaciones de capital –dinerarias, canje de preferentes- han reducido su participación al 3,5%, pese a que ahora controla 12,2 millones de acciones más (+18%) que en 2010, cuando tenía ese 5,7%. Además, Sabadell tiene al menos pendiente el canje de las preferentes de CAM, 101,8 millones de euros de sus preferentes y cerca de 1.000 millones en bonos convertibles, que vencen en 2013. Por tanto, más dilución.
Andic pierde unos 400 millones en su inversión, ya que la acción Sabadell ha caído un 81,6% desde máximos. Quizá por ello prefirió acudir de forma parcial a la reciente ampliación de capital de Sabadell. El empresario turco suscribió algo más de 11 millones de acciones a 1,32 euros, cuando le correspondían por su peso cerca de 30 millones.
José Manuel Lara, consejero y dueño de Grupo Planeta, invirtió unos 500 millones para alcanzar un 5,25% de la entidad en 2008. Lara compró en máximos y, según distintos medios, con deuda. Esta participación vale ahora 110 millones, mientras que la continua emisión de papel ha reducido al 3,8% su participación. Si no acudió a la ampliación –no ha comunicado nada al respecto- ésta sería del 2,8%. Por tanto, menos de la mitad que hace cuatro años, con pérdidas de 400 millones y con mucho menos dividendo.
La cara opuesta de todo ello es La Caixa, que vendió en diciembre de 2006 su 13% en Sabadell a 9 euros (ahora cotiza en 1,7 euros). Entre los compradores sobresalen Andic, Lara y la sociedad Famol, participada entre otros por José Oliu, Joaquin Folch-Rusiñol Corachan -presidente de Industrias Titán-, Lara y Andic. Esta sociedad, creada para reforzar el núcleo duro, adquirió un 5% por 500 millones. Las pérdidas son notables. Enrique Bañuelos (Astroc) traspasó un 5% en mayo de 2007 a precios similares.
El consuelo para estos accionistas –y otros como la entidad portuguesa BCP, que también vive un calvario bursátil desde hace años- es que el banco se ha hecho mayor en la crisis con las compras deGuipuzcoano y CAM, ésta última con multimillonarias ayudas del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Además, a diferencia de entidades como CX, NCG Banco o Unnim, no ha recibido un solo euro de dinero público.
BANCO POPULAR, PRINCIPAL RIVAL DE SABADELL… EN TODO
Las reglas internacionales -véase Basilea III- exigen a la banca mucho más capital para soportar futuras pérdidas. Por ello, y por las dificultades para financiarse, las entidades no prestan dinero a empresas y hogares. Además, han provocado una fuerte dilución a los accionistas. Popular tenía 1.215 millones de acciones en 2008. Ahora, cuenta con 1.813 millones y aún le resta por canjear varias emisiones de preferentes y convertibles.
El valor se ha desplomado un 85% desde sus máximos en 16,03 euros de 2007. Entre medias, Ram Bhavnani, inversor de bancos que se fue con una fortuna de Bankinter, se llevó un golpe de aúpa. Compró a 10,5 euros y vendió a unos 6. ¿Mal negocio? Seguro, pero Popular cuesta ahora en Bolsa 2,3 euros, en línea con los precios objetivos que le atribuyen los analistas.
Américo Ferreira de Amorim (Mozelos, 1934) se hizo con un 4,5% de Popular a cambio de vender en 2003 BNC a la entidad que preside Ángel Ron por 390 millones. En 2008, alcanzó el 7,79% del capital, 94,7 millones de títulos, valorado en ese momento en unos 1.200 millones de euros. Esta participación, que tras las sucesivas ampliaciones se ha transformado en un 5,2%, cuesta ahora en Bolsa 220 millones de euros.
El consejero, primera fortuna de Portugal y conocido como el “Rey del Corcho” por sus inicios en el mundo de los negocios, realizó casi todas sus compras entre 2004 y 2007. Llegó a insinuar incluso que tenía planes para alcanzar un 10% de Popular, pero en lugar de ello ha realizado varias operaciones de préstamo de títulos –a inversores que apuestan a la baja, se entiende- para obtener algún rendimiento de sus acciones.
Esta depresión bursátil también hace mella en el patrimonio de Allianz, aseguradora que hace bien poco se hizo con una participación mayoritaria en el negocio de fondos y seguros de Popular. La alemana, a diferencia de Amorim, ha incrementado el número de acciones en cartera, de 107 millones de 2005 a 128,5 millones, aunque su porcentaje ha menguado del 8,8 al 7,08%. En 2008, tenía el 9,4% del capital con menos acciones que ahora.
No solo los históricos pierden. El accionariado de Banco Popular ha dado un vuelco considerable con la entrada de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, que controla el 8,2% tras venderle su participación mayoritaria en Banco Pastor, y el pacto con el francés Credit Mutuel, que tiene un 5% de Popular y es socio en un banco a medias, Targo Bank.
La sociedad gallega entró a un precio de 3,5 euros, lo que quiere decir que acumula pérdidas latentes de 180 millones de euros. Credit Mutuel compró sus títulos de renta variable a 4,3 euros –un 3% en una ampliación de capital y el otro 2% restante de la autocartera- frente a los 2,3 euros a los que cotiza en este momento, lo que implica una minusvalía latente cercana a los 150 millones de euros.
EMILIO BOTÍN III, DUEÑO DE SANTANDER, PERO MENOS
Santander, primer banco español por activos, inició en 2007 una frenética carrera de compras en todo el mundo a golpe de ampliaciones de capital. Banco Real, A&L, B&B, Sovereign, etcétera. Para abordar estas operaciones y cumplir con las nuevas reglas de Basilea, la entidad ha incrementado desde 2006 su número de acciones de 6.254 a 9.076 millones. Un incremento que ha diluido con fuerza a sus accionistas, entre ellos Botín.
Emilio Botín, el tercero de la saga bancaria con más empaque del país, controla el banco a su antojo pese a sus 78 años de edad. Nada invita a pensar que su jubilación esté a la vuelta de la esquina, aunque algunas voces ponen en tela de juicio una agresiva gestión de pago de dividendos y ampliaciones de capital (canje de preferentes, dinerarias, bonos convertibles,…).
Ahora bien, de los últimos once dividendos, Santander ha pagado seis en acciones, y tiene previsto seguir haciéndolo para guardar capital. Lo curioso es que Botín solo haya percibido el primero en títulos, mientras que el resto lo ha hecho en “cash”. La familia Botín tiene ahora 160,15 millones de títulos de Santander, el 1,79% del capital. Hace cinco años, controlaba el 2,23% con solo 139,7 millones de acciones. Desde máximos, la acción ha caído un 70% y la fortuna de Botín ha menguado en 1.300 millones.
JOVÉ COMPRÓ BBVA A 18 EUROS Y AHORA VALE 5
Asegura que su inversión no está comprometida, que la caída del valor no le repercute en su patrimonio. Pero Manuel Jové, ex presidente de Fadesa, se hizo en junio de 2007 con el 5% de BBVA por 3.400 millones de euros, a un precio medio de 18 euros. Su participación vale ahora 1.230 millones, con la acción a 5 euros, pese a que el empresario ha adquirido desde esa fecha 84,7 millones de títulos para mantener ese 5%.
La entidad que preside Francisco González también ha sido muy agresiva desde el punto de vista del capital, ya que tras varias ampliaciones (una de ellas para adquirir el banco turco Garanti), canje de preferentes, convertibles y el pago de dividendos en acciones, el número de títulos en el que se divide el capital del banco ha aumentado de 3.746 millones a más de 5.000 millones. Esto, unido a la menor obtención de beneficios, ha menoscabado el cobro de dividendos de los accionistas.
CREDIT AGRICOLE, ATRAPADO EN BANKINTER
Bankinter superó los 14 euros por acción a finales de 2007, en plena entrada de Credit Agricole en el accionariado. Su escasa exposición al promotor ha sido insuficiente para frenar una sangría bursátil que le ha llevado a valer en Bolsa unos 3 euros. Tampoco sirvió de mucho la más cosmética que real lucha accionarial entre el banco francés y Jaime Botín, hermano de Emilio. Ambos tienen cerca del 25% de la entidad.
Credit Agricole realizó un saneamiento en el cuarto trimestre del año pasado de 617 millones para llevar su participación a precios de mercado (4 euros), ya que compró los títulos a una media de 11 euros. La familia asturiana Masaveu, que desde 1995 tiene el 5,6% de la entidad, nunca ha visto caer tanto su patrimonio en Bankinter, mientras que los Botín, que afloró un 8% del capital de la entidad que estaba oculto a Hacienda en Suiza, pierden unos 35 millones de euros tras canjear unos convertibles en acciones.

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