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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

El 2012 comenzó mejor a lo esperado en materia inflacionaria. Según el IPC Congreso, la suba de precios promedió un 1,9% en enero, guarismo ligeramente inferior al de los mismos meses de 2010 y 2011. Como resultado, la inflación se mantuvo estable en un 22,8% interanual, la velocidad crucero del año pasado.

La estabilidad de la inflación se dio pese a las primeras quitas de subsidios y el alza estacional en turismo. La eliminación de subsidios a la electricidad, gas, agua y subterráneos sumó alrededor de medio punto porcentual a la inflación de enero, combinándose ello con un aporte de otro medio punto del rubro esparcimiento.

En este contexto, y más allá de la baja estacional en indumentaria, la clave para que la inflación no se dispare pasó por los alimentos. Este rubro, que venía creciendo a un ritmo del 2% mensual, redujo en enero su variación a la mitad. Aquí ayudó la caída transitoria en los precios de algunas verduras y carnes rojas, en un marco en el que el avance de la sequía motivó un incremento de la hacienda derivada a los mercados concentradores, deprimiendo las cotizaciones.

Las estadísticas del INDEC, por su parte, se anotaron una suba mensual de 0,9% (9,7% a/a), variación que, si bien mantiene una brecha abismal con las estimaciones privadas, resultó la mayor de los últimos 22 meses. En su parte de prensa, el INDEC se encargó de aclarar que la “aceleración” del IPC-GBA fue responsabilidad exclusiva de la suba de tarifas en subterráneos, sin capturar el indicador oficial el impacto de la quita de subsidios a la energía, gas y agua.

¿Qué puede esperarse para los próximos meses? En febrero y marzo los precios de la carne tienden a presionar sobre los alimentos, algo que ya se está observando en las cotizaciones mayoristas del ganado vacuno. A ello se agregarán las alzas anunciadas en las tarifas de celulares y vuelos de cabotaje en febrero, las presiones estacionales en educación e indumentaria de marzo y abril, además de posibles ajustes en medicina prepaga.

A estas subas habrá que agregar el efecto de la quita escalonada de subsidios. El dato de enero capturó los ajustes en los barrios de mayor poder adquisitivo (representativos de menos del 10% de los hogares), restando avanzar sobre una porción significativa de la población. Según nuestros cálculos, la eliminación total de subsidios en electricidad, gas y agua sumaría 5 puntos a la inflación del año. Si bien la estimación surge de un ejercicio teórico (y extremo), da una idea de la magnitud del ajuste pendiente. A esto se sumará la tarifa diferencial para usuarios de transporte que no cuenten con la tarjeta SUBE, prevista a partir de marzo.

Con todo, el curso futuro de la inflación sigue siendo un pronóstico de alto riesgo. Prueba de ello es que, pese a descartarse una inflación elevada (en torno al 20%), entre los economistas privados existe hoy un amplio abanico de proyecciones para la inflación de 2012. Sucede que, este año, estarán presentes una serie de fuerzas contrapuestas no observadas en 2011.

A la suba de tarifas y ajustes de precios relativos pendientes, se sumarán la inyección de pesos por la financiación del BCRA al fisco, el impulso monetario por la compra de las divisas excedentes del balance comercial (en un contexto de restricciones a la adquisición de moneda extrajera), los efectos inflacionarios de la menor oferta de bienes por las trabas comerciales y las presiones de costos derivadas de las paritarias. En contraposición, operará principalmente la desaceleración económica, cuya intensidad dependerá, entre otros factores, de la gravedad de la sequía y de lo que suceda en Brasil (principal destino de las exportaciones industriales).

En el corto plazo, la tasa de inflación dependerá de la cinchada de estas fuerzas en pugna. En el mediano, la clave seguirá pasando por un Banco Central que decida avanzar con una política monetaria capaz de desacelerar la inflación, sin aniquilar el crecimiento.