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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

El fantasma de la sequía derivó en una agresiva respuesta proteccionista, orientada a cuidar los dólares comerciales. La AFIP estableció un esquema de declaraciones juradas anticipadas para la importación (DJAIs), que entra en vigencia en febrero y afectará a todas las compras externas, a la vez que la Secretaría de Comercio hará su propia evaluación de los pedidos de importación, sin conocerse claramente (hasta ahora) los mecanismos de su operatoria.

Ahora bien, el temor por la menor cosecha sólo anticipó un problema pre-existente. En 2011, el superávit comercial continuó descansando sobre las espaldas de los productos primarios y agroindustriales (con un saldo de USD 44.200 millones), que permitió compensar un déficit industrial récord (-USD 30.000 millones) y un inédito rojo en la balanza energética (-USD 3.250 millones). En este marco, un 2012 con menores precios y volúmenes de cosecha, se haría sentir con demasiada fuerza sobre las cuentas externas.

Por otro lado, el crecimiento económico ya comenzó a mostrar algunos signos de fatiga, a partir de una industria que pierde fuerza e importaciones que ganan peso en la demanda interna. Según el IGA-OJF, la economía se expandió sólo 3% en diciembre, finalizando el 2011 con un crecimiento promedio de 5,7%, inferior al 8% del año previo. En esta desaceleración desempeñó un papel clave la industria, que presentó en el último mes su primer baja interanual desde 2009 (-1,3% a/a), acumulando en 2011 una suba de sólo 4,8%.

Sin contar el último raid proteccionista, Argentina ya lideraba el ranking mundial de medidas proteccionistas. Según datos del Global Trade Alert (ente patrocinado por organismos multilaterales como el Banco Mundial), en 2011 Argentina se convirtió en el país del mundo con mayores medidas discriminatorias en pie, seguido de cerca por Rusia y a varios cuerpos del tercero en el ranking. Asimismo, de acuerdo a la misma fuente, nuestro país fue responsable de casi el 60% de las trabas comerciales vigentes en Latinoamérica. Los principales destinos alcanzados por estas medidas vienen siendo China, India y Brasil, países con los cuales el saldo comercial argentino se deterioró de manera reciente.

Pero Argentina no está sola en la gesta proteccionista. Un dato interesante es que Brasil también está cerrando su economía, aunque con una metodología distinta: incrementó impuestos a la importación de algunos productos. Para ello se amparó en lo dispuesto en la última reunión de Jefes de Estado del MERCOSUR, en la cual se autorizó a los miembros del bloque a elevar transitoriamente las alícuotas del impuesto de importación por encima del Arancel Externo Común (AEC), para 100 productos de extrazona, por un lapso de 12 meses.

Esta medida apunta a proteger al bloque de la sobre-oferta de producción asiática derivada de la crisis internacional, y beneficia principalmente a Brasil, a quien le permite: 1) abrir un paraguas contra la competencia china, su principal proveedor de manufacturas; 2) recaudar más impuestos; y 3) evitar discrecionalidades en contra de los importadores (ya que pueden ingresar todo lo que deseen, pero con un sobreprecio).

Argentina está más limitada para seguir la estrategia brasileña. Esto es así ya que su principal proveedor de manufacturas es justamente Brasil y con mayores impuestos a las importaciones de extrazona sólo estaría desviando comercio en favor de su principal socio dentro del bloque. Ahí es donde entran en juego las restricciones indiscriminadas de la AFIP y de la Secretaría de Comercio, las cuales a su vez explican los reclamos del gobierno y los industriales brasileños a las trabas argentinas.

En síntesis, ya sin un tipo de cambio subvaluado, el sendero por el que transita la política comercial argentina comienza a tornarse más estrecho, con senderos que se bifurcan: de ahora en más habrá que optar por más proteccionismo o encarar (en serio) el desafío de mejorar la competitividad sistémica.