https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

En los últimos días se consolidó el salto de las tasas de interés inducido por las autoridades la semana pasada. Las tasas de interés pagadas por los plazos fijos mayoristas (BADLAR) se estacionaron en torno al 18%, las de los depósitos minoristas treparon al 15% y el “call money” (tasa de los préstamos interbancarios) llegó al 16% a inicios de la semana. Se trata de los niveles más altos desde la crisis de 2008 y 2009.

Además de reflejar el esfuerzo de los bancos para que los ahorristas no dolaricen su cartera, el incremento en el costo del dinero expresa los efectos de una serie de operaciones oficiales. Al retiro de depósitos de la ANSES de bancos privados, se sumó esta semana el Banco Central manteniendo parcialmente cerradas las ventanillas de liquidez sistémicas, convalidando estos niveles de tasas. Las operaciones de pases (préstamos de corto plazo del BCRA a entidades) fueron limitadas y sólo se avanzó en una recompra anticipada de LEBACs y NOBACs en cartera de los bancos, pero siempre a una tasa de descuento importante, consistente con el actual costo de fondeo de los depósitos a plazo fijo.

¿Cuáles son los principales riesgos de esta estrategia? El primero y más evidente es el “timing”. Hoy se debe convalidar un salto en las tasas de interés justo en un momento en el que los principales socios comerciales de Argentina muestran una clara desaceleración. En otras palabras, se estaría agregando un condimento local a una desaceleración proveniente de afuera.

En este contexto, las noticias más preocupantes provienen de Brasil (nuestro principal cliente y proveedor). Tras la crisis internacional desatada en 2008, la recuperación económica brasileña fue de las más rápidas y robustas de la región, ayudando a impulsar a la industria a este lado de la frontera. Si bien el Banco Central brasileño cambió el sesgo de su política monetaria recientemente (bajando tasas de interés y deslizando el tipo de cambio), el consenso de mercado estima que Brasil crecerá en 2011 y 2012 la mitad que el año pasado.

Argentina, en tanto, fue la única economía emergente que incrementó fuertemente sus tasas de interés reales y una de las pocas que no depreció su moneda. Esto se produce ante la imposibilidad de recurrir a una política monetaria contra-cíclica, fruto de la alta inflación y la incertidumbre cambiaria. En menos de 30 días, las tasas de interés reales escalaron más de 500 puntos básicos y el tipo de cambio real multilateral se erosionó lo mismo que en todo el año pasado.

Este acelerado incremento en el costo de fondeo de los bancos se trasladaría a las tasas de interés cobradas por sus préstamos, con impacto sobre la dinámica del crédito y el consumo. Es sólo cuestión de tiempo para que las entidades tiendan a subir las tasas de sus distintas líneas crediticias, una vez que las tasas pagadas por sus depósitos encuentren un nuevo equilibrio, seguramente un escalón arriba de los niveles vigentes hasta septiembre.

El otro riesgo de este repentino (¿y obligado?) giro oficial a cierta “ortodoxia” monetaria y cambiaria es que no se trata de un fenómeno coyuntural (asociado al stress electoral), sino que cuenta con raíces estructurales. En los últimos años, la robustez de las cuentas externas permitió mantener una relativa estabilidad del tipo de cambio y sostener bajas tasas de interés nominales, las cuales si bien resultaban fuertemente negativas en términos reales, eran lo suficientemente atractivas (en dólares) como para impulsar un crecimiento de los depósitos en moneda local. Durante todo ese tiempo, se sabía que en el momento en el que comenzaran a escasear los dólares comerciales y continuara la incertidumbre, volverían a resurgir las expectativas devaluatorias, obligando a convalidar una suba de tasas como la observada actualmente.

Pero más aún, según manifestaron diversos agentes del gobierno, estaría en carpeta reflotar el pacto social en 2012, en un marco de convergencia del crecimiento nominal de las variables monetarias, fiscales y salariales, a un ritmo menor al 20%. En un escenario de desaceleración económica, es algo que (a la luz de la fuga de divisas de los últimos días) buena parte del mercado quiere ver para creer, al provenir la promesa de un gobierno que históricamente hizo del alto crecimiento su principal bandera y que siempre contará con el as en la manga de un retoque al tipo de cambio ante una turbulencia.