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27º CONGRESO DEL IAEF “Propuestas en el Bicentenario – La Argentina a mediano plazo” Síntesis de las disertaciones

Excepcional nivel de calidad en las ponencias y avidez de los asistentes por la profundización de los temas tratados caracterizaron a la primera jornada del 27º Congreso del IAEF, celebrado hoy en el Sheraton Hotel de Buenos Aires.
La bienvenida, a cargo del presidente de la institución, Martín Ramos, tuvo una densidad conceptual poco frecuente en este tipo de discursos. Ramos abogó por superar la instancia de una Argentina “granero del mundo” y acentuar los perfiles industrialistas, generadores de trabajo, sin por ello resignar la excelente oportunidad que de nuevo ofrece el mundo a la producción primaria y sus derivados. Pidió “respeto a las instituciones”, en el marco de una democracia pluralista, y rescatar la cultura del trabajo, que hizo grande a esta nación, así como regenerar el ascenso social que la caracterizó, a través de un fuerte impulso a la educación. Destacó la importancia de estar reunidos para pensar el mediano y largo plazo, el orgullo del IAEF en reunir en este ámbito de diálogo fecundo a oficialismo y oposición, y la necesidad de atender a un mundo cambiante, donde el llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China) conforman el 50% de la economía mundial.

Tras las palabras de los patrocinadores del Congreso habló Horacio Rodríguez Larreta, quien reivindicó la creación de la policía metropolitana y la puesta en funciones de la misma, aún con sus carencias: “Madrid tardó diez años en implementarla”, recordó.
En un tema sensible para los porteños, la seguridad, anunció que en 2011 habrá unas mil cámaras de seguridad instaladas en las calles (hoy hay apenas una cien), el control de los “cuidacoches” y de los “trapitos”, a los que se asistirá con una política social activa. Infraestructura escolar (hacia una PC por alumno de escuela primaria), así como la creación de un seguro de salud para los porteños que no tengan obra social. El ordenamiento del tránsito, la progresiva eliminación de pasos a nivel y el incentivo al uso de la bicicleta, medio de transporte que hoy privilegian las grandes ciudades del mundo. Siempre en transporte, la continuación de las obras del subte, gracias a créditos internacionales aprobados. Y frutilla del postre bicentenario, la reinauguración del teatro Colón. “En la Argentina del escepticismo demostramos que se puede”, dijo Rodríguez Larreta: “Trabajamos por la ciudad de los próximos 30 años”.

Rafael Bielsa manifestó luego que “la gran asignatura pendiente de la Argentina actual es que tres generaciones de argentinos de bajos recursos no han conocido el trabajo. Cuando no hay trabajo, no hay familia”, dijo, comparando los tiempos actuales con la década del 60, cuando había permeabilidad social y pleno empleo, “y nos enorgullecía ser argentinos”.
Todo empezó a deteriorarse, en opinión del ex canciller, “cuando se dijo que había que sincerar la economía. Se perdieron a partir de entonces miles y miles de puestos de trabajo”. Reivindicó Bielsa el valor de ser, antes que el de tener. Pidió no dejarse tentar por el “providencialismo”, esperar a que llegue alguien providencial: “Estamos atados a un pasado que no termina y a un futuro que no acaba de llegar”. Y pidió respetar la ley, si bien admitió que “nuestra historia no nos ha demostrado que cumplir con la ley fuera lo mejor que pueda hacerse”.
Santiago Kovadlof recordó que “se pregunta sobre los valores cuando su ausencia se hace sentir”.
“Hoy estamos descubriendo la agonía de la naturaleza”, dijo. “Nuestro cuerpo es también el medio ambiente, por lo tanto descubrimos nuestra propia agonía: somos nuestro entorno”.
“Al revés de lo que sucedía en la Edad Media, vivimos en un mundo de una fenomenal interdependencia política, pero de una muy seria fragmentación cosmovisional. No compartimos una visión integrada del mundo, el saber está fragmentado, cada uno en lo suyo, en tanto lo político, en un sentido amplio, es conciencia de la interdependencia. Tenemos muchísimos “facultados” pero muy pocos universitarios. Si prosperara el sentido de interdependencia, iríamos hacia valores solidarios. Progresar no es obtener respuestas unívocas sino resolver problemas pero generando nuevas incógnitas. En la Argentina, nuestra tendencia a la repetición todavía es más fuerte que el impulso hacia la innovación. Las verdaderas preguntas son indelegables, debemos asumirlas”.
Si la Argentina capitaliza su memoria, tendremos hombres y mujeres no pesimistas ni optimistas, sino esperanzados. O sea, aquéllos que en un escenario problemático advierten la existencia de matices alentadores”.
“Tengamos el coraje de soñar, compromiso con lo imposible: seremos lo que podamos aprender”.

En el panel político, Gerardo Morales advirtió sobre el debilitamiento institucional en la región: Venezuela, Ecuador, Bolivia y... Argentina. Temas como los superpoderes, el consejo de la magistratura, la prórroga de la emergencia económica, etc., y un clima de confrontación permanente, sumado a las amenazas al derecho a la información.
La respuesta debe ser democrática y contundente. Habrá que lograr acuerdos de gobernabilidad a mediano y largo plazo. Admitió Morales una “responsabilidad de la oposición”, aparte de la gubernamental: “Estamos bastante desarticulados”, dijo, “debemos generar alternativas”. Y pidió “que no se imponga la cultura del miedo”.

Para Federico Pinedo, que haya una oposición muy plural “es la gran novedad argentina”. Pese a las distintas opciones ideológicas de esa oposición.
Pidió definir nuestra relación con Brasil y con el este asiático, como prioridades de una política exterior que contemple la nueva relación de fuerzas en el mundo.
Defender el estado de derecho y la independencia judicial son temas muy claros de la agenda opositora, en la visión de Pinedo. “Tenemos diez meses de guerra de trincheras por delante”, dijo, en referencia a la agresiva acción de gobierno, “pero de ahí en adelante, el futuro es entusiasmante”.

Este “segundo centenario” es un gran fracaso, dijo Alfonso Prat Gay. “No estamos condenados, ni al éxito ni al fracaso: hagámonos cargo de lo que nos toca”.
Dijo ser muy optimista sobre el futuro: “no tenemos restricciones, como sí las teníamos en el pasado, tenemos errores a corregir. Por ejemplo, la inflación. Porque hay un gobierno que quiere llevarse por delante al Banco Central”. Criticó las restricciones a las exportaciones y a las importaciones; en materia energética “subsidiamos a los ricos”. Dijo que “con sólo un punto del PBI acabaríamos con la indigencia”.
“Debemos desterrar el cortoplacismo, no estamos gestionando bien nuestras capacidades y potencialidades. Hay que acordar políticas de Estado e integrarnos inteligentemente al mundo. Necesitamos una moneda estable y discutir a fondo el sistema tributario”.

Felipe Solá recordó que los políticos con experiencia “no nacimos de un repollo”. Cuestionó por anacrónica a la teoría de la conducción, característica del viejo peronismo. “Los segundos mandatos son siempre mucho peores que los primeros”, dijo. “Se usan políticamente cuestiones del pasado, heridas que habría que cerrar: “O se está con los Kirchner o se está con el Proceso (militar)”, parece ser la consigna del gobierno. “Se generan así situaciones polares, antirrepublicanas, absurdas”.
“Nuestra inserción en el mundo será la que debamos tener y no la que queramos, no es una cuestión ideológica”.
“Hoy en la Argentina, las provincias no pueden planificar: “el único que puede planificar es Kirchner, quien tiene un enorme poder, propio de un país unitario: 14,5% delas transferencias a provincias son discrecionales. Las provincias transfieren 22.000 millones de pesos al estado nacional y reciben sólo 15.000 millones. Con una sola excepción, la provincia de Santa Cruz, que recibe casi el triple de lo que transfiere a la nación”.

En el panel económico, Ricardo Arriazu dijo que el mundo está creciendo a una tasa realista, “se acabó la burbuja”.
“A América latina no le fue tan mal. Pero no alcanza para encarar problemas estructurales, como el de la pobreza. El mundo crecería este año un 4,2%. Incluso España va a crecer. Hoy el mundo volvió a la normalidad.
En tanto, la tasa de ahorro cayó en todo el mundo, por culpa del envejecimiento. La propia China tiene por delante unos diez años más de crecimiento de su tasa de ahorro, antes de empezar a caer.
Es indispensable implementar mecanismos que detecten los riesgos de la innovación financiera.
En riqueza financiera consolidada, la Argentina no cayó demasiado. Pero sucede que exportamos esa riqueza a lugares donde sea menos probable que nos estafen. El dinero que se fue nunca volvió: hoy la inversión en Argentina se financia con retención de ganancias, no hay crédito.
Sólo el sector público debe ajustar, no así el sector privado. El gran desafío es volver a la situación del primer centenario. Hay 200.000 millones de dólares de argentinos en el exterior. Para que regresen es indispensable que se garantice firmemente y de manera sustentable el derecho de propiedad”.

“Los Estados Unidos demorarán entre tres y tres años y medio en recuperarse”, señaló Miguel Bein: “deben crear diez millones de empleos, que son los que se han perdido con la crisis.
La burbuja se produjo por un exceso de apalancamiento, situación que llevará de dos a tres años revertir. La economía norteamericana se recupera remando contra la corriente.
El principal riesgo para la economía mundial son las deudas soberanas: casi no hay país que tenga hoy superávit fiscal, a diferencia de lo que ocurre en nuestra región, donde el crecimiento que se espera ronda el 4,5 al 5%.
A diferencia de Grecia o Portugal, por ejemplo, la Argentina depende hoy mucho más de China e India o Brasil que de Europa.
La Argentina produce hoy el doble de toneladas agrícolas por habitante que en 2003. Toda esa duplicación es exportable (soja), en tanto los precios internacionales se multiplicaron.
Hace varios años que Argentina tiene superávit externo: puede llegar al pleno empleo sin resignarlo. Desde 2007 salieron 38.000 millones de dólares, pero el Banco Central perdió sólo 6.000 millones. Es la primera vez que el Banco Central nos gana la pulseada a los compradores de dólares.
La Argentina pasó del –2,5% hace un año, a crecer tal vez al 6,5%. Con inflación, generada por el creciente gasto público. Habría que evitar que la recaudación vuelva a ser menor al gasto. La Argentina necesita estabilidad macroeconómica. Si la logra, bajo un programa consensuado, la nuestra será otra historia.

Roberto Feletti recordó que el impacto de la crisis global fue mucho menor en los países llamados BRIC. En tanto la Argentina desarrolló su política contracíclica, basada en la expansión fiscal y no en la restricción monetaria.
La recuperación de confianza internacional, a partir del canje de deuda, permitirá nuestra inserción en los mercados.
Reconoció Feletti la aceleración del gasto por encima de los ingresos, como a una decisión política para sostener el consumo. Lo que tuvo un impacto favorable sobre el PBI. “El consumo fue decisivo para sostener la actividad y el crecimiento”, dijo. “Ahora vamos por la inversión y la demanda externa. Por ello necesitamos resolver el tema del default”.
Para Feletti, “la recuperación es muy potente, cercana al 8%, en tanto las estimaciones privadas son todavía más optimistas. La industria tracciona con fuerza en esta recuperación. Y un enorme impacto de la producción agrícola. La deuda conforma un escenario manejable y persiste el equilibrio fiscal.