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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

El Senado de la Nación aprobó el pliego de Mercedes Marcó del Pont. La ratificación formal de la máxima conducción del Banco Central llega justo cuando la inflación está en el centro del debate económico. Después de unos cuantos años debatiendo si la inflación es un problema o un subproducto del crecimiento, si es transitoria o inercial, si es benigna o maligna, si se puede administrar holgadamente o descontrolar redondamente, una importante mayoría ha llegado a un veredicto: la inflación es un problema preocupante, tiene serios riesgos de convertirse en inercial, es socialmente disruptiva y, además, es un animal difícil de controlar.
Menos consenso hay acerca de las raíces y las consecuencias de la aceleración inflacionaria. Una interesante visión del problema y sus implicancias se presenta en el artículo de Federico Sturzenegger en La Nación: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1253605
En la visión edulcorada del gobierno, la inflación es un fenómeno que sólo sufren los sectores medios y altos. La indiferencia respecto al fenómeno y sus consecuencias sociales se justifica en una suerte de “inflación dual” que rondaría apenas el 8% anual en la canasta de consumo de los sectores de bajos ingresos y treparía al 20% anual en los sectores medios. Esta visión es totalmente consistente con los datos de pobreza en descenso que viene publicando el INDEC en los últimos años. Pero las estimaciones de inflación independientes muestran todo lo contrario. De acuerdo a estimaciones propias basadas en el IPC de San Luis, la inflación de la canasta del 1º decil de ingresos de la población (el más pobre) se acercó peligrosamente al 30% anual en febrero, mientras que la del decil más rico se ubicó en 23% anual. El fenómeno de “inflación dual” (mayor para los pobres que para los ricos) se explica por la aceleración de la inflación en alimentos. Según los privados, la inflación del rubro “alimentos y bebidas” fue de 34% anual en marzo. En la visión oficial, estos relevamientos de precios están sesgados por la inclusión de bienes de consumo “suntuarios”, tales como aceites vegetales refinados, cortes especiales de carnes y productos premium. También influye el canal de comercialización. En la visión oficial, la población se traslada cotidiana y masivamente al Mercado Central de Buenos Aires donde puede conseguir la lechuga a $2 el kilo y el asado a $15 el kilo. En marzo, el INDEC registró apenas 1/3 de la inflación que capturaron los privados y las provincias. La inflación oficial subió 1,1% mensual y 9,7% anual, comparado con un promedio de 3% mensual y 20% anual en relevamientos alternativos. Para estos últimos, la inflación navega a un ritmo anualizado superior al 35% en el promedio de los últimos 3 meses. En este escenario, los nuevos planes sociales llegaron justo a tiempo para evitar la retracción del consumo y el descontento social. A la fecha, los nuevos planes sociales agregaron ingresos adicionales por $ 8.500 millones al año. Se trata de 3.400.000 beneficiarios de la “Asignación Universal por Hijos” y unos 84.000 beneficiarios del plan “Argentina Trabaja”. Esta masa de recursos compensó la licuación de ingresos producto de los aumentos de precios en lo que va de 2010. Los datos oficiales de pobreza reabrieron el clásico debate. Según INDEC, el porcentaje de pobres a fin de 2009 se ubicó en 13,2%. Pero las cifras oficiales contrastan severamente con las estimaciones privadas, que la ubican en un rango de 25% a 33%.