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“Los líderes SÍ tienen dudas sobre sí mismos”

 


En conversaciones con empresas, noto que muchas veces se cae en el error de pensar que porque una persona ya alcanzó cierto nivel, es inmune a la sensación de que no es suficiente, de que no está a la altura, o a la idea de que debería saber más, o que debería poder, o incluso que debería sacrificarse más.

Justamente en este informe, uno los hallazgos tiene que ver con que -incluso cuando pueden tener confianza a partir de la experiencia adquirida en su carrera- quienes lideran se encuentran con una gran cantidad de desafíos a la vez, sumado a que algunos de ellos eran impensados hasta hace poco tiempo: “la necesidad de mejorar y transformar sus organizaciones, ser portadores de cultura, descubrir el papel de la inteligencia artificial en su organización, afrontar desafíos geopolíticos e incluso determinar cómo y dónde trabajan los empleados, etc. etc. etc.”(*)

Imagínense a los líderes en Latinoamérica… ¡a los que se le suman temas de contexto que hacen navegar todo el tiempo en la total incertidumbre!

Algo llamativo (y contrario a lo que muchos creen) es que encontraron que el Síndrome del Impostor aparecía en mayor porcentaje a medida que crecía la posición en la compañía, y esto puede tener que ver con la soledad del liderazgo, y el hecho de tener cada vez menos pares con los que compartir.

Si el Síndrome del Impostor aparece sólo como un llamado de atención en determinados momentos, pero se disipa rápidamente, no es necesariamente malo. De hecho muestra nuestra faceta más humana ante nuevos desafíos o ciertas situaciones, recordándonos que no somos superpoderosos.  

Cuando estaba escribiendo mi libro “Cómo transformar el Síndrome del Impostor en tu aliado”, Sergio Kaufman (Accenture Senior Manging Director - Growth Corridors Lead Asia Pacific & LATAM) me compartió su mirada sobre el tema:

“Lo sentí en muchas ocasiones y es parte del crecimiento. Salir de la zona de confort, para mí, implica preguntarme si yo voy a poder ocupar o no ese espacioSi uno no siente que en algún momento puede ser un impostor o un fraude, probablemente no está empujando demasiado sus límites. Vivir también es sentir esas emociones que te ponen en duda. Si uno vive en aguas tranquilas, con todo calmo, ¿está vivo realmente? 

Sin embargo, esto puede convertirse en un gran problema, no solo para quién lidera, sino para los equipos y organizaciones, si por esto, la persona deja oportunidades de crecimiento, no se anima a tomar decisiones importantes (o las está siempre procrastinando), o incluso si la pasa muy mal, al límite de la ansiedad, el agobio y el agotamiento constante…

¿Qué ejemplo y qué mensaje está dando quién lidera si no trabaja conscientemente su Síndrome del Impostor, y (por ej.):

  • Cree que debería poder con todo y no dice que “no” a casi nada, no teniendo claridad en la priorización y sobrecargando a su equipo? || ¿Qué tan habilitado se sentirá el equipo a poner límites, cuando no puede tomar un compromiso porque lo aleja de sus objetivos o no cuentan con los recursos para hacerlo? 

  • Cree que todo debe hacerse perfecto y no acepta sus errores, e incluso hace micromanagement y controla todo para evitar que otros los cometan? || ¿Qué tan habilitado se sentirá su equipo a experimentar, innovar, aportar ideas, o incluso a admitir que hay cosas que no están funcionando?

  • Cree que debería saber todo, y dedica su tiempo a conocer hasta el mínimo detalle de cuestiones técnicas (relegando las actividades cómo líder) y evita preguntar a su equipo, ya que cree que es él/ella quién debería tener también ese conocimiento? || ¿Qué tan habilitado se sentirá el equipo a sacarse dudas y preguntar para hacer mejor su trabajo? 

“No, el SÍNDROME DEL IMPOSTOR NO es cosa solo de MUJERES”

Algo que se desprende del informe, es que no, no solo aparece en las mujeres que lideran como se suele comentar en muchas notas de revistas. Casi en un porcentaje similar aparece en los líderes varones (con sus particularidades), lo cual deja a la vista uno de los temas que exploro en mi libro: cada vez más los hombres se animan a compartir esta duda sobre sí mismos que también los moviliza internamente, más allá de lo que podamos observar desde afuera.

Me parece clave resaltar esto ya que en muchas de las compañías con las que dialogo, el Síndrome del Impostor se ve solo como un tema para los programas para el empoderamiento de la mujer, y no como desde mi mirada se debería abordar: un tema para trabajar en líderes y en los equipos, de modo de generar espacios de trabajo seguros, en los que cada persona pueda aportar su singularidad sin miedo a sentir que no está a la altura, incrementando su productividad y mejorando sus resultados de negocio de una forma más auténtica, coherente y saludable.

Para reflexionar y accionar:

Te dejo algunas preguntas:

Si estás liderando:

  • ¿En qué situaciones aparece el Síndrome del Impostor?

  • ¿En qué creés que eso puede impactar en tu equipo?

Si no estás liderando:

  • ¿Qué reflexiones te deja este artículo?

  • ¿Podés resignificar algunas acciones de líderes a las/os que conozcas? ¿Podés obvservarlos desde otra perspectiva?

Si trabajás en una organización:

  • ¿Qué consecuencias puede traer a los equipos y a tu organización que sus líderes experimenten el Síndrome del Impostor?

  • ¿Qué consecuencias podés observar o imaginar que tiene para ellos mismas/os, su desarrollo y su bienestar?