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Se infla el superhéroe que emergió de la grieta

 Tras los sorpresivos resultados de las PASO, que dejaron en situación de desconcierto al oficialismo y a la oposición amarilla, el escenario electoral de las Generales se perfila como un momento bisagra para la Argentina, siempre que se confirme la tendencia del domingo 13 de agosto en las urnas.

El astronómico e inesperado posicionamiento del libertario Javier Milei como fuerte candidato a la Presidencia de la Nación, con más del 30 por ciento de votos, movió todas las fichas de un tablero político que viene mostrando figuritas no solo repetidas, sino también, poco inspiradoras de cara a un posible cambio de rumbo. Por primera vez en muchos años, surgió una alternativa real de poder que muchos alientan y tantos otros repudian.

A nivel económico, este resultado sacudió fuertemente los mercados, disparó aún más el dólar y aceleró la remarcación de precios. En la esfera política, el efecto fue devastador tanto para los referentes de Unión por la Patria como los de Juntos por el Cambio.

En un intento de contrarrestar esta tendencia arrolladora, el oficialismo de inmediato implementó una estrategia de acentuación de la “campaña del miedo”, destacando los supuestos “peligros” que implican las ideas radicalizadas de Milei, el único candidato que presentó una plataforma con propuestas claras que, al parecer, convencieron a una parte muy importante del electorado. Entre éstas, borrar del mapa al Banco Central, implementar la dolarización, eliminar la ESI en las escuelas, hacer un plebiscito sobre la ley de legalización del aborto, achicar el Estado dando de baja ministerios, quitar el sistema de coparticipación, reformar los sistemas estatales gratuitos de salud y educación, privatizar empresas públicas y tal vez la más polémica, echar por tierra el Conicet porque, a su criterio, “no produce”. Tal es el paquete del estudiado “discurso del shock” que, en principio, ha atraído un valor fundamental: la credibilidad.

A pesar de estas medidas extremas, la coherencia discursiva del libertario durante toda la campaña lo llevó a salir victorioso en 16 provincias, sacándole adherentes tanto al peronismo como al PRO en todos los estratos sociales.

En el caso de Juntos por el Cambio, las cifras electorales fueron un baldazo de agua fría que obligó a los candidatos a reconfigurar las desgastadas relaciones internas, al menos puertas para afuera. Horacio Rodríguez Larreta fue el menos favorecido en las urnas dentro del espacio, mientras que Patricia Bullrich salió mejor parada, pero no logró su objetivo de asegurarse un porcentaje mayor al que obtuvo el líder de La Libertad Avanza, quien con una corta trayectoria política, dejó a todos boquiabiertos.

La primera lectura que los derrotados en las Primarias se resisten a admitir es el rechazo de la gente hacia una dirigencia que vive prometiendo lo que nunca cumple, a expensas del bienestar de la población. Años y años de fracasos finalmente tuvieron un alto costo para las dos fuerzas que hasta el momento dominaron la escena política sin aportar soluciones a las principales problemáticas del país. Y en esta oportunidad, el hartazgo generalizado se manifestó en el acto democrático más poderoso: el voto.

En este contexto, emergió una figura nueva, auténtica, distinta, carismática pero también polémica y controversial, cuyas expresiones verborrágicas y explosivas en contra “la casta política” -que actúa en función de sus propios privilegios- y “los chorros” del poder, lograron causar empatía en la gente. Un logro que ni UxP ni JxC pudieron digerir. Al oficialismo, lo puso de cara a su catastrófica gestión, y a la oposición, le pasó factura por las tensiones internas entre sus candidatos, quienes ahora pretenden arreglar el asunto mostrando unidad en una foto, con una sola finalidad: que los sufragios de Larreta (11 por ciento) apuesten ahora a Bullrich, quien a pesar de su discurso anti k, quedó a la sombra del León.

En este contexto, Milei se siente confiado: “Entre mi segunda marca y el original, la gente se va a quedar con el original”, sostuvo en una actitud de ninguneo hacia Bullrich, y desafiando a Sergio Massa a una “final”.

Le pese a quien le pese, a una semana del garrotazo en las urnas, la imagen de Milei sigue en aumento a medida que refuerza sus proyectos en los medios de comunicación, mientras el Gobierno hace todo lo que tiene a su alcance para intentar revertir un desencanto colectivo que viene de arrastre.

Por otro lado, Bullrich, ganadora de la interna de Juntos por el Cambio, busca diferenciarse del libertario y polarizar con Massa, el candidato presidencial que menos adeptos logró en las urnas entre los tres espacios principales, probablemente porque no ha dado ninguna muestra como ministro de Economía de estar a la altura de la circunstancias y solucionar el desmadre provocado por la nefasta administración del desaparecido Alberto Fernández.

Llamativamente, a los grandes responsables de la derrota oficialista, -Cristina Máximo Kirchner, y el actual aunque obsoleto jefe de Estado- les comió la lengua el ratón. Mejor dicho, el León. Saben muy bien que si se sigue acentuando la crisis económica, el más beneficiado electoralmente será Milei, lo cual aterroriza al peronismo, que tuvo un desempeño desastroso en las urnas.

Por su lado, Massa considera que “es delirante pensar que en la Argentina las cosas se resuelven con la ley de la selva”. Como si en la actualidad reinaran la paz, la tranquilidad, el orden y la prosperidad. Enfocado en reivindicar su imagen, busca subirse al ring más fortalecido con la esperanza de salir victorioso en un balotaje que hoy no lo deja dormir, apelando al magro respaldo de algunos gobernadores e intendentes del conurbano bonaerense.

El 22 de octubre, la palabra final la tendrá el votante, cuyas inclinaciones siguen siendo una incógnita, dado que muchos argentinos que optaron por no participar en las PASO probablemente sí lo hagan en esta oportunidad, sumado al hecho de que habrá migraciones de un candidato a otro en un eventual balotaje. Las estrategias que adopte cada uno para llevar agua a su propio molino serán cruciales de cara a la definición de la figura que encarnará a la nueva administración presidencial. Y esta vez, hay un peso extra: saben que el pueblo está exigiendo, inflexible, un futuro para su país.




agencia nova