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"El León" le hizo jaque a AF con Massa

 Antes que nada, y aprovechando la publicidad que la actividad tuvo durante esta semana, anunciamos la salida a la venta de un último lote especial compuesto por:

  1. Cuatro lugares privilegiados en las listas para diputados por la Provincia de Buenos Aires.
  2. Tres lugares de inmejorable ubicación en las listas para legisladores en CABA.
  3. 20 lugares para concejales en las mejores Intendencias del Conurbano.
  4. Un lugar como segundo senador (última unidad disponible) de una provincia del noroeste argentino con litio y promesas de lindos negocios.

Son lugares en listas que irán colgadas de un candidato presidencial competitivo por lo tanto los adquirentes tienen garantizado el ingreso a las respectivas legislaturas. Toda esta mercadería de primera es ofrecida por un mayorista amigo.

Para entender mejor de qué estamos hablando, no queda más remedio que continuar con la saga de las grandes frases de mi querido tío Ñato.

Como contamos la semana pasada, el ingeniero Abraham Borensztejn fue un gran profesional, un visionario hombre de negocios que construyó decenas de edificios en la Ciudad de Buenos Aires y además dejó para la posteridad una colección de frases célebres. En esta ocasión recurrimos a otra de sus citas memorables: “Con los años, la guita negra solo te va a servir para pagar las putas”.

Más allá de la incorrección política de esta máxima (fue dicha hace más de 30 años), el tiempo le dió la razón y hoy en día no te podés comprar una propiedad, un auto ni ninguna otra cosa importante si no tenés la plata en blanco y correctamente declarada.

Sin embargo, lo que sí te podés comprar con guita negra es una candidatura. De hecho, es lo que se estuvo deschavando esta semana.

Algunos dirán que la venta de lugares en las listas es real y otros que es una campaña de desprestigio. Lo que nadie discute es que la guita con la que se garpa todo esto siempre es negra.

Si tiramos de ese hilito vamos a descubrir que casi toda la mosca que se usa para las campañas políticas es en grone. Sin factura. Como dicen los sefaradíes amigos, barrani. ¿Por qué decimos “casi” toda la mosca? Veamos.

El sistema electoral habilita a que cada alianza política que se presenta en las PASO pueda gastar hasta un máximo de mil palos pesos. Luego, los ganadores en las PASO podrán gastar otros dos mil palos hasta las elecciones generales y, de haber ballotage, los dos afortunados finalistas podrán fumarse mil palitos más cada uno.

En pesos suena muchísimo pero en dólares no es nada. Nunca nos olvidemos de que el talentoso trío Alberto/Cristina/Massa recibió de Macri un dólar de 60 y ya lo tienen en 500 mangos, nervioso y con muchas ganas de seguir subiendo. O sea que en total, el futuro presidente o presidenta y su contrincante en la final, podrán usar 4 mil palos cada uno que representan 8 palos verdes.

Según el mito nunca desmentido, una campaña presidencial cuesta hasta 100 palos verdes. Hay campañas más baratas pero suelen perderse. Es posible que entre un 5 y 10 por ciento de los votos se puedan conseguir con una simple runfla de fondos provinciales o municipales, onda Jorge Capitanich y Ermerenciano Sena por dar un ejemplo conocido, aclarando que el país está repleto de capitaniches y emerencianos.

Pero si alguien quiere llegar a la Rosada, además de los 8 palos verdes que autoriza la Justicia Electoral, deberá juntar unos 92 palos más. Todo barrani, por supuesto.

¿De dónde sale la guita? En principio son aportes patrióticos que hacen empresas e individuos que financian al candidato con cuyos valores se identifican. Algunos efectivamente hacen eso pero otros le apuestan a todos los candidatos juntos porque lo que buscan no es la defensa de valores e ideas sino asegurarse que, gane quien gane, el curro no se les corte.

Digamos que hacen una inversión. Visto en positivo, serían empresarios argentinos que invierten en su país. Siempre barrani, no perdamos de vista el punto.

En principio, lo autorizado hasta las PASO son mil palos, o sea dos palos verdes. En el caso de JxC tienen que dividir ese límite entre dos candidatos: un palo verde para Patricia Bullrich y otro para Horacio Rodríguez Larreta.

Si calculamos lo que se gastan en avisos, traslados, bunker, aviones, afiches, folletos, catering y demás, a más tardar el jueves llegan al límite y todavía les falta un mes más. Evidentemente de alguna otra olla rascan.

Lo mismo le pasa al Frente de Todos, alias Unión por la Patria. Legalmente el límite sería un palo para Sergio Massa y otro para Juan Grabois. El "superministro" no tiene ningún problema porque los millos que lo bancan tienen de sobra. Y si falta algo ponemos nosotros, los contribuyentes, porque el tipo tiene todo el Estado a su disposición. Y bien que lo usa.

A propósito, justo el viernes Massa sembró preocupación entre amigos y favorecedores con una frase referida a los empresarios: “¡a los parásitos del Estado le decimos… no les tenemos miedo!!” dijo a los gritos el candidato y ministro del éxito. Tranquilos compañeros parásitos, lo que dijo Massa fue dicho en el mismo tono de aquel inolvidable “¡voy a barrer a los ñoquis de La Cámpora!”. No pasa nada. Sigan aportando nomás.

Volviendo al punto, así como Massa va a disponer de toda la que le haga falta, a Grabois se le va a hacer difícil. El único millonario interesado en darle guita es Máximo Kirchner. Para eso la juntó su padre, siempre tan previsor. “Lázaro Báez, vos renunciá al empleo y armate un empresa constructora que yo me ocupo de todo lo demás”. Así empezó el lawfare.

Después siguieron creciendo con el curro de Jaime y los subsidios al transporte, a la energía, Julio De Vido y el club de la obra pública, las importaciones de gas licuado y demás negocios en los que se diversificó el Grupo Kirchner.

Aclaremos que la hotelería surgió por la necesidad de tener algo en blanco, aunque más no sea para los gastos fijos. La grosa siempre es barrani.

Uno de los inconvenientes que tiene este sistema de recaudación y financiamiento en negro es que la plata llega al bolsillo y ahí se mezcla. Un poco se usa para producir un comercial, poner afiches en la vía pública o movilizar pibes para la liberación y otro poco va a parar a la compra de propiedades en Miami y Nueva York como las que le encontraron a Daniel Muñoz, el secretario privado del Compañero Gasoducto.

Se ve que en la vorágine de la revolución, algo anotó mal esa Bic en la libretita. Por suerte Centeno también anotaba así nadie se confundía y ahora todos sabemos todo.

Párrafo al margen. ¿Cómo pudo pasar que un secretario les robe decenas de millones de dólares sin que los Kirchner se den cuenta? Solo hay dos posibilidades: o ellos eran muy boludos o los boludos somos todos nosotros que no sabemos distinguir entre un secretario y un testaferro.

Uno tiende a inclinarse por la segunda opción. Al fin y al cabo, cuando Cristina Fernández de Kirchner levanta su dedo acusador contra los poderes concentrados y en defensa de los más necesitados, suele asomar un Rolex de oro y brillantes que hoy no lo conseguís por menos de 40 mil dólares.

Para explicar este fenómeno, nunca tan oportuna otra frase genial de mi querido tío Ñato cuando decía “en esta vida hay dos cosas imposibles de esconder: un paquete de café en un ascensor y la guita”.

¿Será cierto que Javier Milei vendía lugares en las listas? ¿Es verdad que detrás de él está Massa ayudándolo para que le saque votos a JxC? ¿Aprovecha y opera esto Macri para que se caiga "El León" y crezca Patricia Bullrich? Todo es posible. Veremos.



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