https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

Cristina y la necesidad de controlar la lapicera

 Por Carlos Tórtora.-

Todas las expectativas están puestas en la reaparición de Cristina Kirchner que tendrá lugar pasado mañana en La Plata. La interna del Frente de Todos se reactivó luego del renunciamiento de Alberto Fernández a su reelección. Éste se replanteó a sí mismo como el supuesto garante de la democracia interna en el PJ e impulsó el amague de Victoria Tolosa Paz para disputarle la gobernación a Axel Kicillof. El kirchnerismo duro, por su parte, sigue apostando a una PASO con una sola lista de unidad. Lo que está en juego es muy simple: si hay más de una lista, los que saquen minoría podrían quedarse con un porcentaje de las bancas y conformarse así un kirchnerismo disidente con proyecciones futuras. Se trata de una cuestión estratégica. Hasta ahora y después de 20 años de control del peronismo -que justamente se conmemoran el jueves-, el kirchnerismo sobrevivió sobre la base de la unidad férreamente controlada desde el poder. El surgimiento de una disidencia que plantea el albertismo es una fisura intolerable para la doctrina K.

Así es que en La Cámpora proponen que haya PASO con varias listas pero que el ganador se lleve todas las bancas. Se especula entonces con que Cristina apelará a la unidad como caballito de batalla para que el próximo 16 de mayo el Congreso del PJ se pronuncie a favor de un solo candidato y una sola lista en las PASO.

Sin candidatos propios

En cuanto a las candidaturas, el cristinismo no parece tener ninguna opción competitiva más que la de Sergio Massa, cuyo Frente Renovador amenaza también con presentar listas propias en las PASO. Así como el cristinismo no tiene un candidato a presidente propio con volumen electoral y debe recurrir a Massa, el albertismo tampoco cuenta con esto y debería recurrir a Daniel Scioli, que está haciendo denodados esfuerzos para congraciarse con La Cámpora. Lo que está en juego, en definitiva, es si CFK conservará el monopolio del control del peronismo o bien habrá un kirchnerismo disidente con peso propio. Jaqueada por su condena en la causa Vialidad, Cristina se juega ahora el todo por el todo para conservar el control de la lapicera para escribir las listas.