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¿Cómo reducir las pérdidas en el mercado de alimentos?



Alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año, esto es equivalente al 24% de todos los alimentos producidos para el consumo humano.


Sealed Air, líder en soluciones de envasado de alimentos comprometido con la sustentabilidad, comparte su interés por reducir las pérdidas en el sector de alimentos y resalta la importancia del tema.


La industria alimenticia enfrenta algunos desafíos ya conocidos: la implementación de procesos logísticos automatizados, la trazabilidad para garantizar el origen de los productos, la sustentabilidad y la búsqueda constante de innovación, por señalar solo algunos. Sin embargo, en el contexto actual, cobra cada vez más relevancia resolver el desafío de reducir las pérdidas.

Ese será el foco de todas las operaciones. Y hay muchas razones para ello. Para empezar, las proteínas animales tienen aumentos significativos en los costos de producción que impactan directamente en toda la cadena y, por ende, también, en los consumidores.

Las pérdidas y el desperdicio de alimentos requieren un cambio en los sistemas alimentarios de todo el mundo. Uno de los objetivos de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) sostiene que para 2030, debemos reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha y también el desperdicio global de alimentos per cápita en el comercio minorista y el consumo.

Alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos se pierden y desperdician cada año en todo el mundo, según el Instituto de Recursos Mundiales. Esto equivale al 24 % de todos los alimentos producidos para el consumo humano, una cifra impresionante, teniendo en cuenta que estas estimaciones abarcan toda la cadena de valor.

Las pérdidas en producción, almacenamiento y manipulación suman más de 520 millones de toneladas, equivalentes a casi el 8% de los alimentos producidos. Para encontrar una solución al problema, es fundamental concientizar a todos los actores del sector.

El rol del packaging es fundamental para la conservación de la frescura del alimento, extender su vida útil y asegurar que cumpla su ciclo comercial completo con el menor desperdicio posible.

Como una medida para minimizar los impactos de las pérdidas, muchos restaurantes, por ejemplo, prefieren comprar los cortes de carne envasados individualmente (cortes estandarizados), y los frigoríficos invierten cada vez más en tecnologías de automatización y adoptan envases sostenibles que utilizan hasta un 40 % menos de plástico. Con esto, se busca aprovechar al máximo el producto, una vez envasado individualmente (mono-porción), aseguran una vida útil más larga, siendo retirados del embalaje solamente cuando el pedido llega a la cocina.

De esta forma se logra una mayor eficiencia, ya no se necesita comprar trozos de carne entera, ya que buena parte de esta no cumple con el estándar deseado por el consumidor y termina siendo utilizada en otros platos de menor valor agregado. O, peor aún, no se consumirá dentro de la fecha de caducidad y habrá que desecharla.

En América Latina, por ejemplo, el 20% de los residuos de retail se deben a deterioro. “Como miembros de la industria del embalaje, sabemos que jugamos un papel fundamental en la lucha contra la reducción de las pérdidas de alimentos, y este escenario se puede cambiar mejorando los envases, especialmente para la categoría de productos frescos,” comenta Fabio Melo, líder de Plataforma de Proteínas para LATAM y director de Marketing Brasil de Sealed Air. 

Cabe recalcar que la reducción de pérdidas en el sector se refleja directamente en el costo de los alimentos. Al adoptar medidas para reducir el desperdicio, es posible hacer que los alimentos sean accesibles para más personas, ampliando el alcance del producto. Por lo tanto, es razón suficiente para que la industria se movilice para no perder productos.

Además, no es sólo una pérdida financiera. Por lo general, el mercado de alimentos entiende que el desperdicio no es bueno para nadie, en especial en un mundo donde el número de personas que pasan hambre pasó de 811 millones a 828 millones entre 2021 y 2022, según el informe del Global Hunger Index (IGF), realizado por la organización no gubernamental alemana Welthungerhilfe.

“Todos deben hacer su parte. El año 2022 fue prometedor para el sector y con menos incertidumbre que en 2020 y 2021. Estamos transitando el 2023 con este desafío, y sé que se necesita unión y diálogo entre las partes interesadas. Para lograr resultados satisfactorios, es necesario impulsar la innovación y la creación de políticas y estrategias. Aunque es difícil, no me parece imposible. Y queremos ser parte de esa conversación,” finalizó Melo.