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Canje, inversiones e internas: minería económica en terreno inestable y con mar político embravecido
Hola, ¿cómo estás? Soy Walter Brown, jefe de Redacción de El Cronista, y te pido que te tomes 5 minutos para disfrutar de este newsletter en el que junto a los integrantes de nuestro cuerpo editorial nos proponemos aportar información y análisis para revisar de dónde venimos e intentar entender hacia dónde vamos.
El verano quedó atrás y el primer trimestre está a punto de seguirle los pasos, con una mochila de problemas a cuestas. Solo el paso de la Selección Argentina por el país y los múltiples homenajes a Lionel Messi parecen traer una cuota de felicidad por estas horas. Pero ese clima festivo no se replica en la economía y la política. Por el contratario, en el primer caso, el clima es apenas uno de los graves problemas.
La sequía evaporó los escasos dólares que podían aportar las exportaciones del campo y eran esperados con ansias en el Banco Central. Consecuencia de lo cual también se achicó la recaudación con la que el Tesoro esperaba acomodar las cuentas para no incumplir la meta del ajuste fiscal con el FMI, el examen trimestral que el Ministerio de Economía debe rendir este viernes y al que llega ya con las reservas en rojo.
La situación dejó al Palacio de Hacienda pidiendo agua o rascando el fondo de olla, según a quien le pregunten. Aunque el propio Sergio Massa intentó aclarar que, con el canje de bonos a organismos públicos que Leandro Dario analiza en este envío, solo buscó acomodar los conejos en la galera y contener la suba de los dólares financieros que impacta en la inflación. Y, sobtre todo, que no afectará a los jubilados, para lo cual sometió la posibilidad de que la ANSeS intervenga en el canje solo si una auditoría de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA le da la razón.
El resultado se verá en el tiempo. Lo cierto es que se trata de buscar herramientas o fondos en donde se pueda. Cavar en lo más profundo de las cuentas para atender la situación crítica. Casi como el trabajo de un minero, actividad, justamente, a la que el Gobierno destacó días atrás por los números que aporta a la economía, aunque deja flancos abiertos que podrían ayudarla, al menos, a reformular la ecuación, como revisa hoy Florencia Lendoiro, tras su paso por Veladero.
Pero los problemas no se limitan al campo económico, como bien nos muestra Mariano Beldyk en el cierre de este newsletter. En un año electoral como este, si hay algo embravecido, es el mar de disputas por el que transita la política. Con el Frente de Todos contra Todos, en el que parece haberse convertido la coalición oficialista, y la puja interna que agita a Juntos por el Cambio, una coalición en la que ni el casamiento de una presidenciable como María Eugenia Vidal -al que varios precandidatos de la coalición como Patricia Bullrich, entre otros, no estuvieron invitados- permitió anoche distender demasiado las tensiones que dominan el tiempo de definiciones, con Mauricio Macri como protagonista.
Esa es nuestra propuesta para hoy, te invito a disfrutarla...
La decisión del Gobierno de vender y canjear los bonos en dólares de organismos públicos por títulos en pesos fue un golpe de efecto, aunque aún es pronto para saber si fue positivo o negativo. El impacto más inmediato fue la destrucción de las paridades de los Bonares, con caídas de hasta el 8% entre el miércoles y jueves. Residualmente, también bajaron los dólares financieros, pero en menor medida.
Según la consultora 1816, el principal objetivo de la medida es obtener financiamiento para el Tesoro. Por eso, la Comisión Nacional de Valores eliminó la limitación para que los Agentes de Liquidación y Compensación (Alycs) operen por cuenta propia con los bonos Bonar. Así, busca darle liquidez y profundidad al mercado de capitales. El problema es que éstees tan pequeño que difícilmente esa nueva demanda pueda financiar el rojo fiscal del Estado.
¿Cómo cambia esta decisión el escenario de tensión cambiaria que enfrentaba el Gobierno? El mejor de los mundos para Sergio Massa es lograr cierta calma cambiaria, aunque nadie sabe cuánto tiempo durará. ¿Cuánta nafta implican u$s 4.000 millones de dólares en bonos a precio de mercado, que, mientras el Estado vende (o anuncia que vende) cae su valor? ¿Saldrá a venderlos masivamente o los administrará en el tiempo, utilizándolos como un botón rojo ante una eventual escalada del dólar antes de las elecciones?
El equipo económico camina por una cornisa muy estrecha. Para financiar el déficit fiscal sin monetizarlo ni espiralizar la inflación, necesita sacar otro conejo de la galera. Lo hace con una sequía a cuestas que asegura menos ingreso de dólares a la economía en 2023, en un escenario de crisis financiera y eventual recesión global. Así, no tiene resquemor en comprar bonos globales a u$s 0,35 y vender bonares a u$s 0,25. El mercado huele desesperación, interpretando que están rascando de la última olla.
La jugada busca ganar tiempo, pero también implica dólares. La única certeza es que a medida que se acerquen las elecciones, el ruido de la campaña se intensificará y condicionará cada vez más a la economía.
Días atrás, la Secretaría de Minería hizo un cálculo donde redondeaba el total de las inversiones en proyectos mineros anunciadas en el país. Abultado -entre planes en provincias dónde la minería está directamente prohibida y otros donde pasarán décadas hasta que se concrete la construcción del proyecto-, los desembolsos se ubicaban en torno a los u$s 10.200 millones.
Pero más allá de haber sido revisado con cierto desconcierto por las empresas del sector, se mostraba un fenómeno ya muy evidente. Hoy, todas las miradas están puestas en el litio, un recurso con gran potencial en la Argentina (que es el cuarto productor del mundo) y tiene alta demanda por la electromovilidad y las energías renovables.
Pero el grueso de la producción minera en la Argentina, de las inversiones y de las exportaciones no viene hoy del litio sino del oro. Sí. Y tampoco todo lo que brilla es oro, el resto de los destellos se los lleva el cobre.
Los anuncios de inversión en proyectos vinculados a esos dos minerales superan al menos en u$s 2000 millones al litio.
Actualmente, hay 18 proyectos mineros operativos en el país. En 12, el metal principal es el oro, en 3 el producto mayoritario es plata y solo en 2 se produce litio.
Las inversiones mineras más importantes corresponden a San Juan, que posee casi la mitad de los anuncios totales hechos en los últimos 3 años. Esto se debe a que la provincia cuenta con el mega proyecto de cobre Josemaría, propiedad de Lundin Mining, con una inversión de u$s 4.200 millones. Allí además, el consorcio Barrick Gold-Shandong Gold anunció también importantes inversiones que incluyen la extensión de la vida útil de Veladero y la construcción de la fase 7 de lixiviación.
Veladero es, de hecho, la mina insignia de oro en la Argentina ubicada a una altitud de entre 4.000 y 4.850 metros sobre el nivel del mar, a 374 kilómetros al noroeste de la capital sanjuanina. El acceso al corazón de la mina es difícil, imposible incluso durante las tormentas o la nieve ordinaria del invierno.
Veladero se construyó entre 2003 y 2005 por u$s 828 millones, lo que representó el 6,2% de toda la inversión privada directa en Argentina durante estos años.
La primera producción de la mina fue en 2005 y desde hace 17 años resalta con más de 10 millones de onzas de oro y 19 millones de onzas de plata vertidas hasta ahora.
Allí trabajan 3500 personas (11% mujeres, el doble que hace un año) con altos salarios, en línea con los del sector que paga más de 80% del promedio de sueldos de trabajadores de la economía registrada en general.
Aun con la relevancia que tiene el oro en el país -responsable del 56% de las exportaciones mineras-, la situación de los proyectos tambalea más que nunca. En el sector se extiende la preocupación por el deterioro que, dicen los empresarios, se hace palpable en la ausencia de nuevos proyectos.
Un declive de la producción de estos minerales tendría gran impacto negativo, en éste, uno de los tres únicos sectores productivos que en 2022 generó ingresos netos de divisas al país, por su balanza comercial claramente exportadora.
La principal causa es el permanente incremento de los costos en dólares, la disparidad de tipos de cambio y las trabas para importar. Desde la Cámara de empresarios mineros, concluyeron que por eso hoy la Argentina no tiene ningún yacimiento de oro en construcción ni en etapas avanzadas (factibilidad y prefactibilidad). Esto significa que puede pasar hasta una década para que Argentina tenga un nuevo proyecto de oro con producción.
Pasó otra semana en la Argentina, una menos rumbo a las elecciones de octubre, y ni el oficialismo ni la oposición pueden decir que transitan días de calma. Todo lo contrario. En las costas del Gobierno, los antagonismos están a la orden del día, al punto que se materializaron este 24 de marzo, fecha emblemática si las hay para el kirchnerismo, con un Frente que cada vez parece menos de Todos.
Diversas marchas firmaron consignas similares pero a la vez distintas, para convergir en la Plaza de Mayo mientras que el presidente Alberto Fernández se encontraba en las playas del Caribe, en una Cumbre Iberoamericana que hace varias ediciones carece ya de su brillo original.
En las últimas horas, las peleas internas han llegado incluso a poner en disputa la única candidatura que parecía indiscutible a juzgar por las encuestas, la del gobernador Axel Kicillof: ¿Y si vamos a una PASO bonaerense?, lanzó el Chino Navarro. Los roces entre el mandatario bonaerense y Máximo Kirchner ya no pasan desapercibidos tampoco, aunque busquen edulcorarlos con algún "Maxi" o un "Compañero Axel".
Ni siquiera el resultado final del Consejo del Salario, con un magro aumento de $ 18.000 trajo sosiego: por el contrario, volvió a prender la mecha en las líneas sindicalistas afines a la Casa Rosada y a Cristina.
¿Y de la vereda de enfrente? Bueno, el panorama no es mucho más relajado. El exPresidente Mauricio Macri volvió con una agenda de rosca activa: en solo unos días pasó por Rosario, para sacar a relucir nuevamente sus consignas emblemáticas en torno a la "libertad" en jaque -mañana volverá para la cena de la Fundación... Libertad-, se reunió con María Eugenia Vidal -que se casó ayer-, y se esperaba que también se viera con los otros precandidatos, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
También se reunió con el radical Ernesto Sanz, con la gestión de otro presidenciable de Juntos, Miguel Ángel Pichetto. Y trascendió que hasta los liberales entraron en su nómina. ¿Se vienen definiciones? Hay quienes se entusiasman con verlo otra vez en la boleta. Otros, no tanto. La resolución del acertijo parece cada vez más cerca.