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Récord para la deuda del BCRA: Las leliq superaron los $11 billones

 

Los pasivos remunerados del BCRA siguen creciendo

Sería bueno imaginar que se trata de un homenaje a Gabriel García Márquez por su obra Crónica de una muerte anunciada, pero está lejos de eso, aunque la realidad muestre cada vez más señales de emparentarse con el realismo mágico.

Lo concreto es que la deuda remunerada que asumió el Banco Central (BCRA) por retirar del mercado buena parte de los pesos que emitió “de más”, algo también conocido como la “bola” de Leliq, alcanzó el último jueves un nuevo récord nominal muy anunciado, al superar los $11 billones.

Lo hizo a 45 días de haber marcado el máximo previo de $10 billones, por lo que demoró algunos días más de los que tomó para batir el anterior hito solo porque con la sostenida venta de reservas que lleva adelante desde hace un mes (US$960 millones en las últimas 20 ruedas, considerando los US$48 millones que cedió ayer en intervenciones sobre el mercado) retira pesos de la plaza.

Demanda de pesos

Y porque, por cuestiones coyunturales, la demanda de pesos suele repuntar durante diciembre y la primera mitad de enero, lo que ralentizó la tendencia al alza de ese pasivo.

En especial, porque pasado el pico estacional la demanda de pesos vuelve a caer, lo que hace que a poco de salir a la calle terminen en la “playa de estacionamiento” cada vez más concurrida del BCRA.

Según los últimos datos monetarios actualizados, el pasivo total llegó a $11,005 billones. Está compuesto en un casi 22% por pases pasivos ($2,419 billones, la mayor parte pactados a un día y a una tasa del 72% nominal anual –TNA– o 105,3% efectiva anual –TEA–) y el 78% restante por las letras de liquidez (Leliq), que emite cada martes o jueves y por las que paga una TNA del 75% (TEA del 107,35%) que ya sumaban $8,5863 billones.

Con empuje propio

Creció básicamente alimentada por el muy elevado costo que representa su mantenimiento desde que las tasas de interés se empinaron para no quedar tan desacopladas de la muy elevada y persistente inflación.

Para entender esto, solo hay que reparar en un dato: durante enero el BCRA debió pagarles a los bancos $702.329 millones en concepto de intereses para mantenerla regularizada, monto seis veces superior a los apenas $116.077 millones que había abonado en igual mes de 2022.

La “bola” de Leliq es una deuda que el ente monetario tiene asumida con bancos locales y a la que el presidente Alberto Fernández había calificado en su campaña para las elecciones de 2019 de “usurera”, cuando rondaba los $1,09 billones en total. Siguiendo esa caracterización, incluso, había prometido que los intereses que generaba (unos $80.000 millones mensuales en medio de esa campaña) irían a financiar un aumento generalizado de la jubilaciones.

Una pesada deuda

Es decir, es un pasivo que se multiplicó por unas 10 veces y aumentó incluso su costo de mantenimiento (que había caído a $50.000 millones en noviembre de 2019) en más de 14 veces, aunque el mandatario (tan atento, aunque con marcados errores, a otras estadísticas) no lo ha notado. Lo que ahora parece claro es que ya no la considera nociva para la economía. Fuera de esas consideraciones, lo inquietante es que se trata de una deuda que se hizo más pesada y adquirió vida propia.

“La actual relación de pasivos remunerados y tasas de interés hace que se vuelva cada vez más pesado el balance del BCRA. Hoy solo por el pago de intereses cada 5,3 meses se genera una nueva base monetaria (BM)”, hizo notar días atrás el analista y especialista en agronegocios de RomanoGroup, Salvador Vitelli, aludiendo a los $5,2 billones que suma el dinero en circulación. “En un posible escenario futuro, donde veamos contraerse la demanda de dinero por las dudas que suele traer consigo el proceso electoral, esta relación podría empeorar aún más”, advierte.

Lo que preocupa lógicamente es que esta deuda nunca deja de crecer.

“Hace solo tres meses los pasivos remunerados del BCRA eran $8,93 billones y hoy ya son $11 Billones. Se incrementaron en poco más de $2 billones en 90 días. Y no porque estuvieran guardados en los colchones y de repente corrieran al banco por un repentino miedo a los rateros, sino porque ese dinero fue creado de a $21.000 millones diarios como estrategia para contener la inflación, aunque crear dinero para bajar la inflación es lo contrario a lo que hacen los bancos centrales del resto del mundo. Ellos también elevan la tasa, pero la que cobran y no la que pagan. El único que, en lugar de restringir su oferta, crea dinero para bajar la inflación es el nuestro”, sostiene Ricardo Inti Alpert, coordinador de la consultora Tecnopolítica.

El analista hace notar que esa suma de dinero creada, al cambio oficial, equivale a unos US$10.000 millones, es decir, un monto superior a los “US$9300 millones pagados en 2016 a los fondos buitre”. “Lo peor de todo –prosigue– es que se trata de crédito que le dimos los argentinos al BCRA para que pague cerca de $23.000 millones al día en intereses con nuevos pesos que agudizan la estanflación”, se lamenta.

Las leliqs respaldan el ahorro

Desde el BCRA insisten en el argumento que su titular, Miguel Pesce, ya hizo público en agosto pasado para justificar que esta deuda marque récord casi mensualmente. “Las Leliq ahora respaldan el ahorro de las empresas y familias argentinas”, sostuvo entonces.

También recuerdan que su mayor crecimiento se registró como producto de la estrategia que el Gobierno usó para combatir la pandemia y la asistencia que le obligó a prestar al Tesoro Nacional para que socorra a personas y empresas.

Claro que esa visión pasa por alto que ese aumento no se detuvo ni aun cuando la economía rebotó 10% en 2021, básicamente porque nunca se apuntó a darle confiabilidad al peso. En tanto la deuda tomó una dimensión tal que tiene un tamaño ya comparable (más de 10 puntos), en relación con el tamaño de la economía, al que tenía la recordada bola de Lebac de la administración Macri, antes del estallido de fines de abril de 2018 y la corrida cambiaria que signara la suerte de ese gobierno.

Fuente: La Nación