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HACIA DÓNDE VAMOS | La mesa del sacrificio y un billete que solo alcanza para tres empanadas

 

De dónde venimos y hacia dónde vamos
5 febrero 2023

La mesa del sacrificio, la puerta de hierro amarilla, vacaciones gasoleras y un billete que solo alcanza para tres empanadas

La mesa del sacrificio, la puerta de hierro amarilla, vacaciones gasoleras y un billete que solo alcanza para tres empanadas

Hola, ¿cómo estás? Soy Walter Brown, jefe de Redacción de El Cronista, y tengo el gusto de reencontrarme con vos para intentar, junto a los integrantes de nuestro cuerpo editorial, revisar de dónde venimos y entender hacia dónde vamos.

Somos 46 millones, número más, número menos, que puede llegar a ser de siete cifras si se recuerda el anuncio de mayo último. Pero en poco más de seis meses al censo del Indec se le cayeron 1.282.704 personas del registro y finalmente somos los que somos.

Argentinos y extranjeros que habitan estas tierras. Acostumbrados a convivir con una inflación que se encamina a los 19 dígitos en la historia registrada (1 trillón %). Y a ver crearse y desaparecer con total naturalidad a monedas y billetes que terminan sus días devorados por la devaluación. Próceres, dirigentes políticos, animales... todos llegan y se van cuando casi no valen nada, como nos narra hoy Mariana Shaalo.

Pero nada nos detiene. Si la inflación corre más rápido que la mejora de ingresos, ¡a gastar que se acaba el mundo! piensan muchos, sobre todo en vacaciones, cuando el descanso se torna impostergable e imprescindible. Aunque para la mayoría represente un consumo gasolero y en el país, algo que para otros abre la oportunidad de volcar los pesos a una inversión creciente, como la que nos comenta en este envío Ricardo Quesada, con una mirada sobre la nueva escena que ofrece un paso por la Costa.

Allí, donde los políticos no descansan, sino que patean playa tras playa, para cumplir con el ritual de captar adherentes en la desatada carrera por subirse a una candidatura este 2023. Una forma de fortalecer su posición para cuando llegue el momento de sentarse a la mesa peronista o en el living macrista, el lugar donde se cocinan las postulaciones y el futuro de las principales alianzas, como revisa Andrés Fidanza.

Por eso, si sos argentino o vivís por acá, sabés de qué te hablo. Si no, no lo entenderías. Pero no te preocupes, acomodate bajo la sombrilla que nosotros nos vamos a encargar de meterte en tema con este newsletter...

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NUEVO BILLETE DE $ 2000: NECESARIO PERO INSUFICIENTE

Por MARIANA SHAALO, subeditora de Finanzas y Mercados

Finalmente el Gobierno imprimirá billetes de mayor denominaciónprimero uno de $ 2000 que saldrá recién en el segundo semestre pero ya confirmaron que se analiza el lanzamiento de otro de $ 5000. Era necesario. Lo pedían los bancos y comerciantes por los altos costos de mover dinero pero también el público en general que para pagar en efectivo debía trasladar una montaña de billetes cada vez más abultada.

Un billete de $ 2000 es necesario, pero insuficiente. Con una inflación en torno al 100% como esperan los economistas y analistas para 2023, el valor nominal se licuará rapidamente. Un papel moneda que ya nace devaluado, teniendo en cuenta que el de $ 1000 lanzado en 2017, hoy debería valer casi $ 10.000 por la inflación de los últimos años.

Para tomar dimensión del problema vale mencionar que hoy con el billete de mayor denominación de la Argentina se puede comprar, con suerte, tres empanadas o un kilo de yerba y uno de azúcar. Al ritmo que viene la inflación, probablemente el mes que viene sólo alcanzará para la yerba. El nuevo billete saldrá recien en el segundo semestre, con lo cual cuando salga a la calle ya habrá perdido al menos un tercio de su valor.

El quid detrás de este problema nominal, al fin y al cabo, no está en el número impreso en el billete sino en la inflación que todos los meses va carcomiendo salarios e ingresos, deja a los argentinos con menor poder de compra y empuja a muchos a la pobreza a indigencia.

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EL ALTAR DEL SACRIFICIO K Y LA PUERTA DE HIERRO AMARILLA

Por ANDRÉS FIDANZA, editor de Política

La mesa de diálogo es una air bag para atenuar el choque que de todas formas ocurrirá. La confianza en el Frente de Todos está definitivamente rota. El cristinismo no puede ni tolerar que Alberto Fernández mantenga vivo su sueño, por utópico o delirante que sea, de ir por la reelección. La mera pretensión de Fernández, alimentada a fuerza de spots que lo tienen como protagonista excluyente, les resulta intolerable.

El Presidente, por su parte, demanda que no lo obliguen a bajarse de antemano. Y propone competir en una PASO contra los candidatos kirchneristas y massistas o el de cualquier tribu peronista que se anote. El profesor de derecho penal se resiste a que la mesa electoral sea el altar de su sacrificio, tal como imagina La Cámpora.

En ese contexto de intereses cruzados, no será fácil implementar una instancia de negociación colegiada. La mesa que motoriza el albertista Juan Manuel Olmos estará lejos de ser un ágora de deliberación civilizada. ¿Se tratará de una coordinación para pelear efectivamente la elección o para reducir daños de una carrera que ya está perdida? Dentro de tres meses estará más claro el panorama respecto a las chances reales del FdT: recién entonces Sergio Massa evaluará si le conviene tirarse a esa pileta.

En el rincón cambiemita, Mauricio Macri recibe a los aspirantes del PRO en su casa de Villa La Angostura. Se trata de una suerte de Puerta de Hierro amarilla, ubicada en el country de Cumelén. Ahí el ex Presidente los escruta, gozando del poder que todavía preserva. Porque si a Macri ya no le alcanza para ser un aspirante competitivo, le sobra para ocupar un papel determinante: el de gran decisor en la interna de Juntos por el Cambio.

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POSTALES VERANIEGAS

Por RICARDO QUESADA, subeditor de One Shots

Viernes a las 22, avenida Mar del Plata entre calles 35 y 36, Mar Azul, provincia de Buenos Aires. Cola para entrar a comer en un restaurante. Pasaron 13 años desde que Quilmes hizo su campaña veraniega con una reversión de Azul, de Cristian Castro, en la que promocionaba a este pequeño pueblo balneario, vecino de Mar de las Pampas y el verso que decía: "No hay que hacer cola para ir a morfar", finalmente, dejó de ser una realidad.

Por primera vez sus anchas playas estuvieron repletas de turistas, como si se estuviera en destinos playeros más consolidados. Y aunque el pequeño centro de cuatro cuadras se llena por las noches, no todo es color de rosa. Un empresario dueño de una cadena de cafeterías de Villa Gesell -partido al que pertenece Mar Azul- pinta un panorama menos amable que el que salta a simple vista: "Es una temporada rara. Uno ve las calles y está todo explotado. Mar Azul, Mar de las Pampas, Gesell o Pinamar, no importa cuál, están todas con ocupación casi plena, pero eso no se refleja en los comercios".

Las vacaciones 2023 son gasoleras, aseguran en la costa. Un informe realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) señaló que en comparación con el año pasado, la estadía promedio se redujo de 4,6 a 4,3 días. La entidad agregó que esta caída se debe, posiblemente, el incremento en el gasto diario de los turistas, que este año promedió los $ 9149.

De vuelta en Mar Azul, en los últimos dos años el pueblo vivió un boom de la construcción. Ya casi sin terrenos disponibles, la cantidad de casas se multiplicó y cada vez son más los avisos de obra. Las restricciones al dólar y el costo de la construcción -que se mantuvo en mínimos durante varios meses- fueron un aliciente para que el que había comprado un lote como inversión se decidiera a edificar.

Como en Mar Azul, muchas ciudades de la costa atlántica vieron revitalizada la industria de la construcción. La pospandemia y las nuevas modalidades de trabajo -con el home office como vedette- renovaron el interés por irse a vivir cerca del mar.

La costa crece. Y Mar Azul ya no es solo "adonde Arruabarrena se va a barrenar".