La tarjeta de crédito es uno de los principales instrumentos que utilizan los Argentinos para adelantar consumo presente, permitiendo así que las principales necesidades básicas en pesos (o hasta en dólares) se puedan financiar en el tiempo. Sin embargo, esto implica altos costos para satisfacer la demanda, ya sea de bienes o servicios. El último dato de inflación del INDEC mostró que la variación interanual es de 92,4 % y la tasa de política monetaria de 75% nominal anual. Tenemos un tipo de cambio oficial atrasado con respecto al valor del paralelo. Los bancos le prestan a un Estado deficitario por lo cual hay límites para obtener financiamiento para el sector privado empresas y hogares y hay mínimos de tarjeta de crédito que no se pueden elevar. Supongamos que un Argentino con una tarjeta de crédito puede obtener un financiamiento mínimo por $180.000 pesos (tomaremos el Caso 1 teniendo en cuenta dos bancos con distintos costos de mantenimiento y de renovación anual en ambos casos), además se supone un 30% de descuento por poseer esa tarjeta sobre el monto a financiar. A su vez, tomamos el caso de financiamiento de operaciones dentro del programa Ahora 12, por lo cual el costo financiero total es de un 110%, es decir $84.600 adicionales del monto a financiar. Con estos supuestos iniciales hacemos nuestras cuentas en casa si añadimos “el condimento” inflacionario, veremos que el costo financiero real (ajustar el CFT – costo financiero total, pero a valores reales descontando la inflación futura que licúa el costo financiero) es en definitiva $13.860. Si le sumamos los distintos costos de la tarjeta, veremos que si una persona elije el Banco 1 los costos ascienden a $33.790 y si por alguna razón la elección es el Banco 2 los costos son $51.927. |