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Entra en funcionamiento la Central de Facturas de Crédito Electrónicas MiPyME Impagas al Vencimiento

A partir del 1 de noviembre, las Facturas de Crédito Electrónicas MiPyME (FCEM) impagas se verán reflejadas en la Central de Facturas Electrónicas MiPyME Impagas al Vencimiento (CenFIV) del Banco Central de la República Argentina (BCRA). 

La puesta en marcha de este registro es un paso importante en la consolidación de la FCEM como instrumento de financiación para las MiPyMEs. La nueva Central, a la que se accede públicamente en el sitio web del BCRA, brindará información aportando transparencia a la operatoria y generará un historial de crédito, mejorando la trazabilidad de este instrumento.   

La Central de Facturas Electrónicas MiPyME Impagas al Vencimiento permitirá visualizar el comportamiento de pago de las grandes empresas a través de diversos índices, otorgando mayores certezas de pago a las FCEM emitidas por las medianas y pequeñas empresas proveedoras.  

La puesta en marcha de la CenFIV se suma a las medidas ya dispuestas por el Banco Central con el objetivo primordial de ampliar las alternativas de financiación para las MiPyMEs y, en el caso concreto de la FCEM, de incrementar y facilitar su uso con una operatoria más sencilla y afín a la práctica diaria de las medianas y pequeñas empresas.   

En este sentido, el BCRA ya implementó el año pasado la reglamentación del Sistema de Circulación Abierta de Facturas de Crédito Electrónicas MiPyME a través de las entidades bancarias. Con este sistema, las MiPyMEs pueden transmitir y descontar la FCEM de forma rápida y sencilla desde su cuenta bancaria. 

Estas operaciones se pueden realizar a través de una pestaña habilitada para las MiPyMEs en su home banking. Las transmisiones son gratuitas y las entidades financieras no pueden cobrar comisiones.  El Sistema de Circulación Abierta (SCA) de la FCEM permite que las MiPyMEs proveedoras de grandes empresas puedan acceder a una mayor cantidad de fuentes de financiamiento anticipado. 

Entre otras funciones, posibilita su circulación extrabursátil, negociación en el mercado secundario, cancelación mediante compensación interbancaria y el registro del pago de las FCEM ingresadas al SCA, luego de su aceptación (tácita o expresa) y antes de su vencimiento.  El uso de la FCEM por parte de las MiPyMEs registra una tendencia creciente. 

La cantidad de Facturas de Crédito Electrónicas que utilizaron las pequeñas y medianas empresas como herramienta para financiarse creció en el último año un 34% en promedio mensual, al pasar de 410 facturas en promedio mensual en 2021 a 550 facturas en promedio mensual para 2022 (hasta agosto). 

En cuanto a los montos negociados se incrementó en un 137% en promedio mensual ($3.400 millones), alcanzando los $27.200 millones hasta agosto de 2022.  Por su parte, desde su vigencia -abril 2021 a junio 2022 inclusive-, aproximadamente 1.300.000 FCEM pasaron al SCA. Es decir, el 62% de las FCEM aceptadas fueron puestas a disposición en el home banking de las pequeñas y medianas empresas emisoras para su gestión y cobro mediante compensación interbancaria.  

El impulso a la Factura de Crédito Electrónica MiPyME forma parte de un trabajo conjunto entre la AFIP, el Banco Central y la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores del Ministerio de Desarrollo Productivo.    

Beneficios para MiPyMEs y para grandes empresas  El uso de la Factura de Crédito Electrónica MiPyME como instrumento de financiación implica numerosas ventajas, tanto para las MiPyMEs como para las grandes empresas. 

En el caso de las primeras, la FCEM tiene un menor costo de financiamiento, ya que el titular de la deuda es la empresa grande; acarrea un menor riesgo para la MiPyME (como no es responsable por el pago, no enfrenta el riesgo a una causa judicial en caso de incumplimiento); no consume cupo de crédito MiPyME (al no ser deuda del emisor, no reduce el cupo de crédito disponible para ser recibido como préstamo); y, por último, no se necesita garantía para ser negociada.   

Las grandes empresas también tienen ventajas, ya que pueden beneficiarse financieramente al diferir el pago de retenciones impositivas según la política que tomen en relación a sus proveedores. Si la gran empresa acepta las facturas, las retenciones deben ingresarse luego del vencimiento, lo que genera un ahorro financiero sustantivo.