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Gestión paralizada: el Gobierno procesa un 90% menos de expedientes que el año pasado

 La caída, desde que el tucumano Juan Manzur se hizo cargo de la Jefatura de Gabinete, fue brutal: hoy pasan por sus manos y las de su segundo, Neme, unos 30 expedientes, mientras que hace nueve meses eran unos 300; críticas internas a la “baja calidad” de su gestión 

Pese a la frágil tregua interna, el Gobierno no reacciona y la gestión sigue atravesada por una parálisis general. Un dato sirve para confirmar el diagnóstico: por la Jefatura de Gabinete solo pasan aproximadamente unos 30 expedientes por mes. Eso representa el 10 por ciento del trabajo –resoluciones, decisiones administrativas, partidas, entre otros temas– que pasaba por el escritorio de Juan Manzur y su segundo, Jorge Neme, cuando tomaron el control de la administración en lugar de Santiago Cafiero, en septiembre. 

La cifra, que confirmaron fuentes oficiales a LA NACION, es la comprobación del momento que transcurre el gobierno nacional, la administración está prácticamente inmovilizada. Desgastado y lejos del día a día de gabinete, Manzur está focalizado en mantener la relación con los gobernadores.

Si se compara con los tiempos del volumen de trabajo durante la etapa más dura de la pandemia -con la implementación del IFE y el programa ATP, por ejemplo, la diferencia es abismal: el Canciller llegó a estampar su firma en 1500 expedientes por mes.

“Hay una baja calidad de gestión”, reconoció uno de los funcionarios más cercanos al Presidente, integrante del grupo que busca una reacción de Alberto Fernández, entre los que están Cafiero, Agustín Rossi, Aníbal Fernández, Vilma Ibarra y Julio Vitobello.

Atravesado por la crisis económica, que se tradujo en un recalentamiento de los conflictos sociales, el ministro coordinador abandonó por completo el tablero de control diario que había anunciado iba a poner en marcha apenas aterrizó como ministro coordinador, tiempos en los que se presentaba como un ordenador de la gestión y un pararrayos para Fernández. Hoy no hace ni lo uno ni lo otro.

Con Manzur focalizado en las negociaciones con la liga de gobernadores del Frente de Todos y su interna con quien lo reemplazo como gobernador en Tucumán, Osvaldo Jaldo, todas las miradas recaen sobre su número dos, Jorge Neme. Hombre de máxima confianza de Manzur, el vicejefe de Gabinete descontinuó algunas de las prácticas que llevaba adelante Cecilia Todesca, como las reuniones de gabinete económico.

De hecho, según constató LA NACION, Neme hoy casi no articula acciones con los ministros. El único contacto de Manzur y su segundo con la gestión son las reuniones de gabinete que encabeza el ministro coordinar cada 15 días, pero en las que prácticamente no hay avances significativos. Incluso, Manzur decidió suspender el encuentro que estaba previsto para esta semana. No hubo una comunicación al respecto. Ni siquiera un tuit, su plataforma de comunicación favorita.

“Está todo trabado, nadie hace lo que tiene que hacer. Nadie decide nada. Es un cambalache”, se lamentó un ministro.

Algunos funcionarios, con malicia, deslizaron que se debe a la falta de tiempo de Neme, que pasa mucho tiempo de viaje, sobre todo en dos destinos: Estados Unidos y México. También refirieron que ocupa parte de su agenda e interés en Arsat, la empresa estatal de telecomunicaciones que tiene al massista Matías Tombolini como presidente.

Casi sin relación con Alberto Fernández -la puerta que une los despachos del Presidente y Manzur se mantiene cerrada desde hace semanas-, el ministro coordinador reflotó en los últimos meses su relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner. “Habla seguido con ella”, confiaron fuentes oficiales. También continúa con sus reuniones con gobernadores, empresarios e intendentes. A todos les dice lo mismo: “Está preocupado por el futuro del Gobierno”, resumieron varios de sus interlocutores.

En ese escenario, el ministro coordinador busca no quedar fuera de la construcción de la liga de gobernadores, que hoy tienen a Jorge Capitanich (Chaco) y Axel Kicillof (Buenos Aires) como principales promotores. Según confiaron cerca de Manzur, el tucumano aspira a liderar ese espacio. En eso pone gran parte de sus esfuerzos, salvo de viernes a domingo, días que pasa en su provincia.

La relación entre el jefe del Estado y Manzur es buena, pero no es de confianza. La mano derecha del Presidente fue, es y será Cafiero. Eso nunca cambió y se vio con claridad en las últimas semanas de máxima tensión que atravesó el mandatario en su relación con Cristina Kirchner. Mientras el tucumano aguardaba en una sala la definición sobre su futuro, el único que acceso irrestricto al despacho de Fernández era el Canciller.

Como contrapartida y mientras en la jefatura de Gabinete deambulan, los ministros con territorio, como Gabriel Katopodis (Obras Publicas), Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Jorge Ferraresi (Hábitat) aceleraron las ejecuciones de sus áreas. Por ejemplo, Katopodis lanzó un plan de con las 120 grandes obras estructurales más importantes. Ferraresi, en tanto, ya entregó 50.000 viviendas –hay otras 124.000 en construcción– y el miércoles, junto al Presidente, hará la presentación del crédito 60.000, en Isla Maciel.

El impulso que trajo Manzur se licuó rápidamente. La interna desatada dentro del Frente de Todos se fagocitó la impronta que quiso volcar en la gestión. Ya nadie habla del “tablero de control” que implementó al mes de asumir para asegurar avances en la gestión de cada uno de los 20 ministerios a su cargo.

No cumplir los objetivos, según dejó trascender en esos días de gloria apenas arribó al gabinete nacional, iba a tener consecuencias. Nada de eso pasó. Su desembarco en Balcarce 50 después del terremoto electoral de las PASO, muy celebrado por los ministros, hoy se convirtió en un lamento generalizado. Son contados con una mano los ministros que lo respaldan. Su única fortaleza radica en su radio de acción con los gobernadores, especialmente con los del norte.

Santiago Dapelo