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Estrategias y pautas para prevenir el deterioro cognitivo

 22 de julio. Día Mundial del Cerebro


Ante el aumento de enfermedades que afectan las funciones cognitivas, como la demencia, la Enfermedad de Alzheimer y la Enfermedad de Parkinson, especialistas del Hospital de Clínicas “José de San Martín” brindan una serie de recomendaciones que pueden ayudar en su prevención.

“El aumento de la expectativa de vida en los últimos 100 años estuvo de la mano de mejoras en los cuidados médicos (antibióticos, prevención en enfermedades cardiovasculares, detección precoz del cáncer), la nutrición, la educación y la prevención (vacunas, higiene de manos, y de alimentos, etc.), aunque también de un aumento de la aparición de afecciones relacionadas al deterioro cognitivo, entre ellas la demencia. Es bien conocido que no tenemos terapias modificadoras para este tipo de enfermedades, pero hay un creciente énfasis para adoptar hábitos de vida que están asociados a una menor incidencia de la demencia”, sostiene Ricardo Maiola, médico de planta del Programa de Parkinson y Movimientos anormales del Hospital de Clínicas.


Ahora bien, ¿Cuál es la diferencia entre deterioro cognitivo y demencia? “La demencia es, por un lado, un grado de deterioro cognitivo que afecta a las actividades de la vida diaria; o sea que el paciente necesita asistencia en la vida de todos los días. Es decir, ambos tienen alteración de las funciones mentales superiores, sobre todo de la memoria. El deterioro cognitivo leve no afecta tanto las actividades de la vida diaria. En cambio, en la demencia el paciente es dependiente para realizar estas actividades, lo cual genera que no pueda vivir sólo”, explica el profesional.


En el caso de la Enfermedad de Alzheimer (EA), es la principal causa de demencia en el mundo (casi 3/4 partes de los pacientes con demencia la tienen) y el porcentaje de muertes por EA aumentó casi un 90% entre el año 2000 y el 2015. Lamentablemente, no existen tratamientos que la prevengan ni tampoco que retrasen su aparición.


Entonces, ¿Cómo podemos actuar para prevenir la aparición de este tipo de enfermedades? Si bien existen factores de riesgo no modificables, como la edad y la genética, es posible actuar sobre los factores de riesgo que sí son modificables. Entre estos últimos se incluyen:

-En edades tempranas de la vida: Bajo nivel educacional. Estudios demuestran que un alto nivel educativo (personas con escuela secundaria completa o más) se asocia a un bajo riesgo de demencia. Los profesionales suelen usar un término denominado “Reserva Cognitiva”: Existen casos de pacientes fallecidos sin demencia que en el examen de los cerebros post-mortem se encontraron signos de EA, demostrando una mayor estructura neuronal, o una mejor utilización de las conexiones entre grupos neuronales, que no se tradujo en deterioro cognitivo.

-En la edad media de la vida: El déficit auditivo, la hipertensión y la obesidad.

-En la edad más avanzada: El hábito de fumar, la depresión, el aislamiento social, la inactividad física y la diabetes.

A estos factores podemos añadir también el consumo de alcohol, la dieta, varios medicamentos, déficit de vitaminas, las apneas de sueño (detención transitoria de la actividad respiratoria durante el sueño) e incluso una mala higiene dental.

En cuanto al consumo de alcohol, el Dr. Maiola indica que “impacta negativamente en el desarrollo cerebral. El consumo leve a moderado de alcohol se asoció a bajo riesgo de demencia, mientras que el consumo crónico de altas cantidades se asocia a cuadros neurológicos bien establecidos como el síndrome de Korsakoff, que es un trastorno expresado por desorientación, amnesia para hechos recientes. Con respecto a las presuntas propiedades ‘protectoras’ del consumo de alcohol sobre las funciones cognitivas, un seguimiento de 30 años demostró que eso es falso”.

En relación a la alimentación, el especialista señala que la Dieta Mediterránea -basada en el consumo de alimentos de origen vegetal, verduras, legumbres, frutas, frutas secas, semillas, cereal integral, especias, aceite de oliva, con mayor aporte de antioxidantes- se asocia a “un menor riesgo de eventos cardiovasculares y también a una mejora de la función cognitiva. Tiene beneficios en la función ejecutiva, la memoria y el aprendizaje a tal punto que algunos le adjudicaron propiedades neuroprotectoras. La adherencia a este tipo de dietas se asoció a menor riesgo de EA”.

Respecto de los medicamentos, advierte acerca de los llamados anticolinérgicos, que se usan para el tratamiento de problemas urinarios como la incontinencia urinaria. “Todos estos medicamentos anticolinérgicos traen aparejados un alto riesgo de deterioro cognitivo, alucinaciones, delirio y agitación. Síntomas que son preocupantes, pero transitorios. Mucho más en los pacientes añosos. Los medicamentos anticolinérgicos son un factor de riesgo para el desarrollo de demencia”, puntualiza.

A su vez, algunos déficits vitamínicos están asociados al deterioro cognitivo, como la Vitamina B, C, D y E: “Todavía está en discusión cuál es el nivel de Vitamina C normal. Igualmente, el déficit de vitamina D se ha asociado a mayor riesgo de demencia. Con respecto a la Vitamina E, los altos niveles en sangre se asociaron a menor riesgo de EA y si bien tiene propiedades antioxidantes, su administración sólo debería indicarse cuando existe déficit de esa vitamina, y no con criterios preventivos, ya que hay publicaciones en las que se demuestra que altas dosis de Vitamina E se asoció a mayor índice de mortalidad por todas las causas. Finalmente, los niveles de Homocisteína, que refleja el estado de tres vitaminas del grupo B, y se vio que altos niveles de Homocisteína se asoció a mayor desarrollo de Demencia, lesiones de sustancia blanca del cerebro, atrofia del cerebro y cambios patológicos propios de la EA”.

¿Y qué sucede con los problemas de higiene dental? “Este tipo de problemas, como las periodontitis, son más prevalentes con la edad y se asocian al deterioro cognitivo. Los gérmenes de la microbiota dental o gingival están más frecuentemente asociados a los pacientes con demencia”.

Estrategias de prevención del deterioro cognitivo:

-Entrenamiento cognitivo: En adultos mayores mejora el dominio cognitivo entrenado, mejora el razonamiento y la velocidad de procesamiento en el área entrenada.

-Intervención multidominio: Nutricional, ejercicio físico, entrenamiento cognitivo y monitoreo de los factores de riesgo vascular. Con este tipo de intervención, se presenta a los dos años una mejoría del 25% de algunos dominios cognitivos.