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Un enemigo de Cristina Kirchner: Los secretos de Luis Barrionuevo, el consultor menos pensado de Alberto, Máximo y Kicillof

 El sindicalista aconsejó al gobierno tomar medidas como el plan previaje para fomentar el turismo y el programa Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), entre otras medidas. 

Uno de los sindicalistas más poderosos del país, Luis Barrionuevo, influyente entre los que influyen, se transformó, en secreto, en un consultor esencial del Gobierno durante los últimos dos años. Aportó ideas que se transformaron en algunas de las medidas más relevantes que la actual gestión nacional, y también la bonaerense, implementaron durante los meses más estrictos del confinamiento obligado por la pandemia. 

A pesar de que haber sido un opositor absoluto de la actual vice Cristina Fernández, Barrionuevo llamó en reserva, durante el año 2020, al ministro del Interior, Eduardo De Pedro. El éxito de esa interlocución entre dos peronistas de generaciones e ideologías muy distintas provocó que Barrionuevo aceptase reunirse con el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner. Con otro ex rival, el presidente Alberto Fernández. E incluso con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, que aprendió a apreciar la experiencia e inventiva del gremialista.

Con Kirchner hijo comió un asado durante cuatro horas, con tres testigos.

El diputado nacional escuchó más de lo que habló.

El Presidente selló su nueva sociedad con el gastronómico, con quien mantuvo una rivalidad de años, visitando primero la sede central de su gremio. Y después, invitándolo a un almuerzo confidencial en la Quinta de Olivos, revelado por Santiago Fioriti en la edición del domingo pasado de Clarín.

Kicillof encontró en Barrionuevo a un dirigente sagaz con el que planeó y ejecutó un plan para reactivar el turismo bonaerense y para crear un nuevo plan de viajes de egresados a destinos de la Provincia.

Esta es la historia del consultor menos pensado al que acudieron los principales jefes de lo que en su momento fue el Frente de Todos, la coalición de Gobierno.

El primer año de la pandemia y el confinamiento obligado impuesto por la Casa Rosada derrumbó la economía. E impactó como nunca jamás había pasado en dos de los sectores que tienen a Barrionuevo como referente. Hace décadas que es el secretario general de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos (UHTGRA).

El sindicalista que ayudó a Menem a ser Presidente; uno de los hacedores del llamado Pacto de Olivos, que permitió al riojano ser reelecto, entre otras variables que reformaron la política nacional; impulsor de la Presidencia breve de Eduardo Duhalde; entre otras mil actividades políticas, como ser un eterno líder de un sector de la CGT; sorprendió al kirchnerismo cuando tomó contacto con el ministro De Pedro. Fue en el 2020.

Peronistas los dos, pero criados en sectores totalmente opuestos, de generaciones diferentes, acordaron que trabajarían en conjunto para ayudar a reactivar la gastronomía y el turismo.

De Pedro cumplió.

Barrionuevo también.

Las cámaras empresarias de la gastronomía y la hotelería se reunieron con el Presidente. Le sugirieron algunas medidas para que sus negocios no quebraran dejando a miles de empleados en la calle.

La idea fue de Barrionuevo. El jefe de Estado lo sabía. Primero se aplicó entre los rubros que más le importaban sostener al sindicalista.

Y después fue tomada como una medida que se aplicó a nivel nacional.

El programa se conoció, con el tiempo, de modo masivo como Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).

El Estado nacional, entre otras medidas, se hizo cargo del pago de una parte de los sueldos de los empleados de las empresas que presentaban los requisitos que demostraban que necesitaban de financiación estatal para no quebrar en medio de la falta de actividad comercial.

Fue De Pedro quien reveló ese desconocido aporte de Barrionuevo a la gestión gubernamental.

Lo hizo durante un discurso que el ministro dio como invitado central del 56° Congreso General de Delegados de Gastronómicos que se realizó en Mar del Plata el 12 de mayo pasado.

De Pedro tomó el micrófono y arengó al sindicalismo presente: “Como dice Luis, vengo de una gira importante como ministro del Interior, porque cuando pensamos en el federalismo hay mucho discurso, se piensa demasiado y se dice demasiado, pero para nosotros el federalismo está asociado a una sola palabra: trabajo”, y después empezó a revelar cómo fue que Barrionuevo había “inventado” el ATP: “Cuando empezó la pandemia, me llamó Luis, y me dijo: ‘danos un mano, somos el gremio más grande la Argentina, somos los trabajadores más perjudicados por la pandemia’. Le dije a Luis que cuente con nosotros, con el Gobierno Nacional, con el Gobierno Provincial, con funcionarios y funcionarias que iban a poner el cuerpo para pasar la pandemia”.

De Pedro entonces develó el final de esta historia mirando al sindicalista a la cara: “Ahí Luis, con su capacidad creativa, con su imaginación, con su experiencia, me propuso… Estuvimos charlándolo. Pero fuiste el fundador del ATP, fuiste vos, ¿no?”.

Barrionuevo sonrió.

De Pedro fue ovacionado por los gastronómicos y los hoteleros.

El diálogo que había cosechado Barrionuevo con el ministro generó un encuentro antes impensado para la política nacional.

El gremialista aceptó, después de que le insistieran varias veces, reunirse cara a cara con Máximo Kirchner.

El nexo, además de De Pedro, fue uno de sus mejores amigos de la política, el histórico dirigente de Ezeiza, Alejandro Granados, a quien Máximo llamó para conocer al consultor inimaginable del Gobierno.

El Frente de Todos aun existía como tal.

Barrionuevo fue tal vez el dirigente peronista que más enfrentó a los Kirchner durante sus tres presidencias. En los tiempos en los que era presidente del Club Chacarita Juniors, y tras una trifulca entre la hinchada de esa institución y la de Boca Juniors, la Justicia intentó involucrarlo en esos incidentes violentos. Uno de sus mejores amigos, Armando Capriotti, terminó preso. Barrionuevo estaba convencido de que la causa judicial era impulsada por el poder kirchnerista. Sin embargo, su enfrentamiento más feroz fue con la actual vice, Cristina Fernández. Ella jamás le perdonó que, durante una visita a Catamarca, provincia de la que el gastronómico es oriundo, fuera atacada a huevazos por un grupo de militantes del PJ local.

El enojo de Cristina fue tal que intentó sacarle los fueros de senador nacional, cargo que ocupaba en ese momento Barrionuevo.

Esa situación, inédita pelea entre peronistas, se resolvió con una votación en el recinto.

Barrionuevo obtuvo los votos necesarios para seguir con sus fueros en ese cargo.

Lo pasado, pasado es.

El gastronómico se encontró, en secreto, con el hijo mayor de los Kirchner en una casa de San Telmo. Comieron asado. Al diputado K lo acompañaba el ministro De Pedro. A Barrionuevo, Granados.

De acuerdo a fuentes consultadas por Clarín, que conocieron lo que se habló ese día, aseguran que solo se habló de política, de análisis de la coyuntura, de los movimientos y preocupaciones de la CGT. Ninguno mencionó aquellos conflictos.

En octubre del 2021, el gremialista recibió en la sede de su sindicato al Presidente de la Nación.

Fue un gesto que se leyó como un acercamiento inédito entre antiguos rivales.

“Tenés que gestionar más, y hablar menos”, fue uno de los consejos que habría escuchado Fernández de parte de Barrionuevo.

Algo estaba pasando entre el Gobierno y el jefe de los gastronómicos, operador peronista de siempre y para siempre.

El Jefe de Estado dio un discurso breve. Lo acompañó el ministro de Trabajo, Claudio Moroni.

Barrionuevo aceptó ante Como se dijo, los dos almorzaron Como se dijo, Clarín reveló el domingo pasado un almuerzo a solas que Barrionuevo mantuvo con el Presidente en la Quinta de Olivos.

Barrionuevo además fue convocado, también durante mediados o fines del 2020, por el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Son dos políticos completamente diferentes, desde el punto de vista ideológico, de formación, todo. Pero congeniaron rápido. Barrionuevo, recordando un plan que el PAMI había implementado en los ’90, trabajó con el gobernador para que el turismo volviera a la costa atlántica durante ocho meses al año.

Nacía así el llamado “pre-viaje”, primero para beneficio de los jubilados, luego extendido para otros sectores de la sociedad.

El plan del sindicalista incluyó también los detalles necesarios para implementar otro programa estatal: que los jóvenes bonaerenses visiten a la costa de Buenos Aires como viaje de egresados, en lugar de ir a Bariloche, el destino tradicional.

La administración de la provincia aportaría ayuda financiera para que ambos planes funcionaran.

Barrionuevo conoce como pocos el mundo hotelero nacional. Su interlocutor pasó a ser Augusto Costa.

El sindicalista planeó que los jubilados, con el “pre-viaje”, hicieran tres meses de turismo en destinos de playa de la Provincia. Los jóvenes que egresarían del secundario llegarían, sobre todo, a Mar del Plata, tres meses más. Y la temporada histórica sumaría los últimos dos meses de ocho que podrían reactivar la economía de ciudades muy castigadas por el confinamiento y la pandemia.

Clarín reconstruyó esta nota en base a consultas con Barrionuevo, que fue escueto y parco para dar información: “No quiero salir en los diarios”, repitió en diálogo corto con este diario, que también consultó a otras fuentes del oficialismo que conocían la nueva aventura política de un gran aventurero como él.

De Pedro sigue siendo el interlocutor del consultor menos pensado de un Gobierno en crisis.

Barrionuevo suele hacer una broma cuando le preguntan cómo hace para mantenerse en forma después de años en la primera fila de la política nacional: “Mi secreto es conspirar las veinticuatro horas del día”, dice, en chiste, o quizás no tanto.

El poder es así. Se puede perder si no se lo ejerce. O, todo lo contrario.

Nicolás Wiñazki