Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación Repensar es volver a pensar sobre una cosa en forma concienzuda y con detenimiento. Es un ejercicio necesario en todas las dimensiones de la existencia humana, aunque en el campo de las finanzas personales puede tener un impacto material rápido y muy positivo. Vayamos directo al grano. Los siguientes principios, que rigen la vida mucha gente, son para repensar: - “Lo primero que debés lograr es tener tu techo propio”
- “La Bolsa es una timba”
- “Ganale a la inflación comprando en cuotas con tarjeta de crédito”
- “Lo mejor es gastarte el sueldo lo antes posible, así no se te devalúan los pesos”
- “Dólar abajo del colchón, esa es la mejor inversión para hacer en Argentina”
- “Las criptomonedas son una estafa, un esquema Ponzi, no tienen valor”
Las afirmaciones citadas son creencias tan arraigadas en la sociedad que muchas personas las toman como verdades absolutas, cuando la experiencia y el conocimiento sobre la materia ya las derribaron hace tiempo. Lamentablemente, su vigencia impacta en los comportamientos de gente que termina viéndose perjudicada por su propia forma de pensar. Sin embargo, no es mi intención hoy entrar en polémicas y discutir una por una, sino proponer nuevas definiciones que nos permitan cuestionarlas por decantación e incorporar, al mismo tiempo, una valija de herramientas que serán de suma utilidad para reconstruir nuestras finanzas personales. Para ello, nos concentraremos en 2 ítems fundamentales: las características generales de los activos y el Ciclo Natural de las Finanzas Personales. ¡Comencemos! - Características generales de los activos
Un activo es algo tangible o intangible que tiene poder de reventa, es decir, valor de mercado. Quedarse solo con esa definición sin ahondar en otras características puede llevar a razonamientos equivocados como los que sostienen la importancia del “techo propio”. Lo que propongo es ahondar en los distintos tipos de activos, clasificándolos en función de dos características concretas: los flujos de fondos que proporcionan (positivos, neutros o negativos) y el tiempo que debemos emplear en su manutención (largo, medio o nada). A partir de estas distinciones, los invito a repensar qué características tienen una vivienda propia, las acciones bursátiles, los bonos, un automóvil y el bitcoin. - i) Vivienda propia: Activo de flujos negativos con mucho tiempo de manutención.
Impuestos, arreglos, expensas… Los flujos de fondos que acarrea el techo propio corresponden claramente a gastos (erogaciones), no ingresos. En cuanto al tiempo de manutención, podemos decir que será medio si estamos hablando de un departamento y alto si nos referimos a una casa. - ii) Acciones bursátiles: Activo de flujos neutros y poco tiempo de manutención.
Las acciones bursátiles no generan flujos de fondos positivos a menos que la empresa emisora acostumbre pagar dividendos (que, de todas maneras, no suelen ser cuantiosos). Además, no requieren tiempo de manutención, puesto que el estudio más profundo se suele hacer antes de concretar la compra y al momento de evaluar una posible venta, sobre todo cuando se trata de inversiones de largo plazo. iii) Bonos: Activo de flujos positivos y poco tiempo de manutención. Tanto los bonos como las acciones preferentes generan flujos de fondos positivos en forma de renta. En cuanto a la ocupación que demandan, es similar al de las acciones bursátiles. - iv) Automóvil: Activo de flujos negativos y tiempo medio de manutención.
Al igual que la vivienda propia, el automóvil es un activo porque posee valor de reventa. En cuanto a sus flujos, son todos negativos: patente, seguro, cochera, etc. El tiempo de manutención suele ser medio, aunque depende de la antigüedad del vehículo. En algunos casos, puede ser casi nulo. - v) Bitcoin: Activo de flujos neutros y poco tiempo de manutención.
En lo que respecta a su clasificación, el Bitcoin es similar a las acciones bursátiles. Pero existen otro tipo de criptomonedas que pueden ser “stakeadas” y que por ende producen flujos de fondos positivos, aumentando su atractivo.
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