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Tendencia en Argentina y el mundo: “la educación no formal crece un 600% de la mano de la virtualidad”

En la Semana de Acción Mundial por la Educación, que este año se desarrolla del 18 al 24 de abril, desde la Cámara Argentina de Formación Profesional y Capacitación Laboral advierten sobre la necesidad de innovar para mejorar los resultados y satisfacer la demanda de alternativas a la educación formal y tradicional.

El Vicepresidente de la Cámara, Mgter. Guillermo Suárez, asegura que existe un boom en la demanda de capacitación online: “la formación online es la protagonista en estos tiempos, se trata de un acontecimiento provocado por el COVID-19. En los últimos meses, el aumento del interés generado refleja un cambio en el modelo de aprendizaje con respecto a la educación clásica de las últimas décadas”. En este sentido, un estudio realizado por la Universidad de Navarra muestra un crecimiento del 900% en la solicitud de este tipo de formación en detrimento de los modelos presenciales.

Asimismo, la solicitud de capacitación online se impone ante un modelo tradicional que pareciera quedar limitado por cercanía, tiempo o capacidad a cierto segmento de la población. Según datos oficiales, a pesar de contar con educación pública y gratuita, Argentina tiene baja cantidad de graduados, menos del 25% de la población ocupada tiene nivel superior o universitario completo, mientras que la porción restante ha alcanzado cuanto mucho el nivel secundario.

Sin embargo, la educación no formal se ha convertido en una opción alternativa de profesionalización en los últimos años: “de la mano de la virtualidad, la demanda ha crecido cerca del 600% garantizando el desarrollo de competencias, habilidades y oficios en pos de una mayor empleabilidad y crecimiento productivo en cada región del país, albergando a gran parte de esa población que queda por fuera de la educación formal”, asegura Suárez.

El cambio de paradigma, al interior de una transformación tecnológica en educación, si bien promueve expectativas laborales, también amplía la brecha digital en términos de acceso a la formación y disponibilidad de recursos tecnológicos. Ante esto, el especialista advierte la posibilidad de una mayor fragmentación en las estructuras sociales y económicas: “la cuestión, entonces, pasa por la inclusión: ¿cómo hacer para que la innovación llegue a las zonas más postergadas y no se genere mayor desigualdad? Un desafío que, tanto la educación formal como la informal deben afrontar a partir de una innovación tecnológica, que a la vez sea inclusiva por diseño”.