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Lo que vendrá

 Preguntarle a Milei de una forma general ¿qué haría si…? puede ser una forma de asombrarnos de los caminos dejados de lado por los que encajaron durante mucho tiempo en la fauna política

Mal que les pese a muchos, Milei ha alcanzado la cota de cimiento sobre la que se edificara. Se ha convertido en creador de realidad además de CFK, con la diferencia que esta última la crea en escenarios necesariamente fuera de la lógica (que la condenaría), Milei la está creando más rápida que lenta sobre los textos no sagrados para la corrección política (los de la lógica empírica). Al medio todo lo demás.

Lanzó su aspiración a dos años de distancia de la meta, la misma insuficiente distancia (en la escala clásica de postulaciones) que dispuso Macri tras el leve éxito del Pro en las legislativas de 2013. El Pro era literalmente un partido vecinal de CABA rápidamente unido a cuanto partido provincial en desgracia se dispusiera a ser devorado formando parte de la Unión Pro.

Los entendidos sostenían la necesidad de 4 años de exposición necesaria para lograr un candidato resuelto, los mismos que también le ponían un precio a tal afrenta. Los tiempos se han acelerado y dos años quizás no fueron un milagro, el desgaste de la política en si misma agregaron la posibilidad de sumar exposición externa al currículum de candidato potable. A estas alturas aceptables más que potables (los potables supieron fracasar estrepitosamente).

Milei y su propia imagen han cambiado el tablero tan solo edificando una jugada oportuna. Una semana bastó para que la endeble y delgada línea de salida del atolladero que tenía una Patricia Bullrich al final del mismo se viera opacada por una postulación firmemente convencida de Javier Milei. La línea no deja de ser delgada pero vende un final más audaz sin dudas.

La certeza de Bullrich de la no postulación de Mauricio Macri quizás haya sido revertida sin querer por Javier Milei.

Macri es quien tiene sobre sus espaldas la experiencia de la corta carrera de dos años. Lo de Macri por el momento más que una postulación sería un salvataje del Pro.

Además, que Fernando Iglesias, quien ha tenido fuertes entredichos con Javier Milei, se sume a esta serie de movimientos inesperados afirmando que Milei debería formar parte de JxC, refuerza la idea de la postulación de Macri como salvataje del espacio.

Sin dudas Milei ha sacudido la tranquilidad y autoconfianza de muchos solo con el uso de la oportunidad en medio de la distracción.

El mundo K aun desorientado ante la simple existencia del Milei real trascendiendo al Milei personaje solo ha atinado a continuar en la misma intensidad las advertencias no probadas de la derecha dictatorial. Esta desorientación se deba posiblemente a la dificultad de crear las realidades ficticias convincentemente prácticas para contrarrestar las presentadas por Milei que desde la óptica del mundo K son vistas con gran sorpresa también como ficticias. Están en esa antípoda que ellos mismo dibujaron como el infierno mismo necesario para justificar sus escenarios inverosímiles. Pero ahora ese infierno se les revela.

Milei ha logrado encantar a quienes desean mágicamente destruir este sopor de mediocridad, ha reanimado a quienes habían resignado textos sagrados a ser adorno de bibliotecas y ha sorprendido a los desentendidos que a causa de la ausencia de un dominio se ampararon en el encanto de las buenas intenciones oprimentes del centrismo.

No alcanza, muchos dormirán en la comodidad de “lo de siempre no puede estar mal”. Ese es el lugar donde Milei erra su estrategia. Dice no ser dueño del liberalómetro pero recita conclusiones propias de la ejecución de esa herramienta teórica. Corta a JxC en una línea precisa que deja del lado ominoso lo que llama socialdemocracia sin darle la dimensión del valor absoluto que Macri debió conseguir de ella para alcanzar un triunfo.

Milei debería analizar la dimensión de traición anidada y no interpretada que esa masa carga en sus entrañas. Yendo lejos (o cerca) al pasado iniciático de la Argentina democrática, aquellos jóvenes votantes, hoy votantes maduros de JxC se llevaron su primer fracaso estruendoso sin entenderlo. Su voto con aspiraciones de sentido común fue sobornado con progresismo por parte del padre de la democracia y padre del progresismo también.

No entendían la necesidad del cultivo de la libertad como energía creadora y esperaron todo de una dirección política incapaz de dar más que la continuidad del intervencionismo en forma de progresismo.

Macri supo comprar ese número adueñándose de su estructura mediante los baluartes adecuados. Milei corre el riesgo de restarse ese número estigmatizando de socialdemócratas a los mismos baluartes de esa estructura y hasta pone en riesgo parte de su éxito en batallar contra la cultura del conformismo progresista de buenas intenciones implantados en toda esa media del electorado mediante esa educación pública (y pública intervenida) antiliberal hija directa del “Cabildo Abierto de la Educación” de nuestro prócer del progresismo Don Raúl Alfonsín.

Sólo Patricia Bullrich alertó públicamente sobre ese mito urbano de una batalla cultural perdida a manos del resurgimiento de las izquierdas en su versión desarmada. Siendo esta re culturización causante de nuestra sub decadencia democrática dentro de nuestra decadencia absoluta.

Sin eco de respuesta entre los correligionarios de Patricia, es Milei quien en forma pública y mediática ha tomado el comando de revertir esa batalla sobrepasando por lejos la dimensión del alerta de Bullrich.

El “Viva la libertad, carajo” se va convirtiendo en un vector inteligiblemente sencillo capaz de ser llevado como lanza sin necesidad de grandes apoyos retóricos más que la exposición de la constante y amada presencia del estado por parte del progresismo como el principal entorpecedor, malgastador y aniquilador de las libertades individuales. Y si es necesario un golpe contundente aun sin soportes teóricos, entonces está el “Zurdo empobrecedor” como masa de golpear (los números lo avalan).

Javier Milei no es un obstáculo, es un desafío plantó Patricia Bullrich en lo que fue el mejor intento periodístico de obtener una definición de enemistad.

Desde el kirchnerismo es un obstáculo no resuelto. Es la primera vez que la radicalización les va a su altura y es de esperar acorde a su naturaleza como respuesta una escalada en alguna dirección extraña. Con el fin de horadarlo, la contraofensiva K hará que en su relato Milei sea desde Videla hasta Hitler.

El rescate del progresismo moderado podría ser una estrategia no radicalizada del kirchnerismo, la línea divisoria señalada por el uso no reconocido del liberalómetro de Javier podría dejar heridos en condiciones de ser rescatados desde la orilla K.

En el otro extremo Milei sigue reafirmando su no potestad de uso del liberalómetro pero en este caso resigna su uso y admite sin mediciones a lo que él llama el peronismo republicano y federal olvidando que Carlos Menem alguna vez ni siquiera interpuso palabras para reperonizarse (o desliberalizarse) tan sólo montando en vuelo a bordo de un avión de Yabrán en un claro mensaje que no dejo dudas a su ministro Domingo Cavallo de su requerida partida.

Milei debería preguntarse y evaluar hasta donde existe un peronismo Republicano ¿Existe el peronismo republicano o tan solo existen republicanos que por escasez de espacios pasaron por el peronismo? En este último caso ya estarían en JxC o serían líberos expulsados deambulando.

Paul Battiston