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El embajador que se adaptó muy rápido y sorprende a todos por su protagonismo

 El alto perfil y la política de puertas abiertas que ha implementado el flamante embajador de los Estrados Unidos, Marc Stanley, sorprendió a todo el mundo político. Sabe como manejarse, es consciente del escenario complicado que le tocó, por eso salta la grieta.


“Hace tiempo que la Casa Blanca no enviaba a Buenos Aires a un embajador tan particular como Marc Stanley con una agenda de puertas abiertas y mucho protagonismo, prácticamente la contracara de sus antecesores que cultivaron el bajo perfil y la extrema moderación”, dice a MDZ un funcionario de carrera del Ministerio de Relaciones Exteriores. Esta mirada es plenamente compartida por todo el arco político, teniendo en cuenta el poco tiempo que lleva en el cargo y el contexto político que le tocó para debutar en el Palacio de la Avenida Libertador.

La principal sorprendida fue Cristina Fernández de Kirchner cuando sus colaboradores le avisaron que el nuevo representante de los Estados Unidos quería mantener un encuentro con ella. No hace falta recordar que la vicepresidenta no venía precisamente manteniendo en los últimos años un buen vínculo con la dirigencia y funcionarios de ese país, sean republicanos o demócratas. En la última parte de su segunda gestión radicalizó la política exterior a través del acuerdo con Irán y empezó a no disimular sus simpatías por China y Rusia.

“Pero Stanley entendió todo enseguida y optó por una diplomacia amigable, buscando seducir y bajas tensiones con todos los sectores, es un tipo muy piola”, comenta uno los varios protagonistas que estuvieron reunidos con el titular de la representación de EE.UU. en Buenos Aires. Vino a saltar la grieta. Por eso la sorpresa de Cristina se profundizó esta semana durante la charla que mantuvo en su despacho del Senado con el flamante embajador. No va a cambiar su particular mirada geopolítica lejos de Washington, pero se sintió seducida por el personaje, según fuentes confiables.

La intención inicial de Stanley fue conocer y conversar con los protagonistas políticos de la Argentina. No desconoce que le ha tocado un contexto muy complicado, poco amigable y con muchos prejuicios que revertir con el actual oficialismo. Además de su inicial encuentro con el presidente Alberto Fernández, también quería encontrase con sus antecesores. Primero lo hizo con Mauricio Macri, una cita natural que no sorprendió a nadie, aunque les hizo ruido a los sectores más radicalizados del kirchnerismo. Con gran cintura logró equilibrar rápidamente al ir a visitar a CFK.

Horas después recibió en su despacho a Patricia Bullrich, quien está preparado una gira por los Estados Unidos con claro sentido electoralista y para instalar su proyecto presidencial. Previsor, el embajador de origen texano ya se había reunido en febrero con Horacio Rodríguez Larreta, el otro candidato con aspiraciones electorales en el PRO. También se hizo tiempo para charlar con el jefe de gabinete, Juan Manzur, y viajar a Córdoba para conversar con el gobernador, Juan Schiaretti.

Se mueve como un profesional de la política, tiene una dilatada trayectoria dentro del partido gobernante, llegó a presidir durante seis años el Consejo Judío Demócrata Nacional y forjó una relación estrecha durante décadas con el presidente Joe Biden. Según fuentes diplomáticas, suele pasar mucho tiempo con el agregado político de la embajada, Robert S. Alisson, un experimentado funcionario del Departamento de Estado que conoce muy bien el escenario político latinoamericano. Previamente, estuvo destinado en México y Colombia. Stanley quiere estar muy bien informado sobre todo lo que ocurre en la Argentina. “Evidentemente no vino a pasear como otros embajadores políticos”, dicen en el mundo diplomático.


mdz