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Separó la refinanciación de los memorándums, que la oposición y un sector del oficialismo quieren objetar. Confían en tener los votos para la sanción.
Alberto Fernández envió este mediodía el proyecto de ley con el acuerdo de refinanciación con el Fondo Monetario Internacional con un artículo que no estaba en el borrador que este jueves Sergio Massa compartió con los jefes de la oposición. Lo incorporó para sumar votos en Juntos por el Cambio y en el kirchnerismo que garanticen la sanción.
Se trata de la división de la ley de facilidades extendidas y los memorándum técnicos y, sobre todo, el económico, que no es otra cosa que las proyecciones económicas comprometidas. En la oposición quieren excusarse de acompañarlo, aunque no están seguros si se animan a dejarlo caer, porque en los hechos sacrificaría el acuerdo.
"Es una sutileza parlamentaria, que sirve para sumar votos ajenos y propios", reconoció a LPO una fuente oficialista en la Cámara baja, al tanto de las negociaciones.
El proyecto recién ingresó este mediodía y se tratará durante la semana que viene en comisiones, para llegar al recinto entre jueves y viernes. Al Gobierno le interesa que el Senado lo sancione antes del 22 de marzo, cuando vencen 2800 millones con el FMI y no los puede pagar.
En Juntos por el Cambio aún no se expresaron y aclaran que recién lo harán el miércoles, cuando se firmen los dictámenes, aunque antes habrá varios zoom entre los referentes para buscar una decisión unificada, que no parece tan fácil.
Como relató LPO, las negociaciones por el texto final recrudecieron en la noche del jueves, cuando la cuenta de twitter de La Cámpora publicó un video con frases de Néstor Kirchner contra el FMI, leída como una ratificación del rechazo de Máximo Kirchner y sus seguidores.
En el PRO no quieren aprobar la ley si el oficialismo no lo hace en su totalidad, pero como no tienen forma de saberlo hasta el día de la sesión, ese posteo no hizo más que enrarecerlos. La UCR y la Coalición Cívica mostraron siempre voluntad de ayudar pero en las últimas semanas exigieron reducir la ley la autorización del Congreso para refinanciar deuda, sin incluir los compromisos económicos y financieros.
En el Gobierno no lo creían posible, porque el organismo quiere garantizarse un compromiso de todas las fuerzas políticas para alcanzar equilibrio fiscal en 2025, sin un peso de asistencia monetaria del Banco Central.
Pero ante la exigencia de los jefes opositores a Massa, Alberto y Guzmán diseñaron un artilugio que bien puede ser considerado un juego semántico, pero servirá para la política de la grieta.
El artículo 1 de la ley aprueba el programa de facilidades extendidas "a efectos de refinanciar la deuda existente entre Argentina y el FMI suscripta en 2018". Se aclara que de esta manera se cumple con la ley sancionada hace un año que obliga al Gobierno a refrendar con el organismo cualquier desembolso acordado.
El artículo 2 es el de la controversia y que será motivo de múltiples relecturas. Señala que "se acompaña" el "Memorándum de políticas económicas financieras" y el de "Entendimiento", que "componen parte del programa de facilidades extendidas y forman parte integrante de la presente ley".
Se trata de la letra fina acordada con el FMI que se anexa en el proyecto, no se puede modificar y contempla las pautas económicas y financieras hasta 2024 anunciada por Guzmán el 28 de enero, además del aumento de tarifas definido esta semana.
En el PRO no quiere votar porque las considera una "bomba de tiempo" para el próximo presidente. A la UCR tampoco le convence. "Lo más probable, es que votemos a favor del primer artículo y en contra del segundo. Si se cae, el gobierno bien puede aplicar esas medidas sin una ley", señaló ante LPO una autoridad del bloque que conduce Mario Negri.
En el Frente de Todos no creen que el artículo 2 corra riesgo. "En Juntos saben muy bien que el stand by no tiene sentido sin el memorándum económico y el de entendimiento, que no es más que un glosario de términos. Pero esta división nos permite sumar votos propios y ajenos", sostuvo ante LPO uno de los negociadores del oficialismo.
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