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Guzmán se lleva a marzo el pacto con el FMI: ¿puede quedar "libre" si no logra resultados?

 Tras el fracaso del proyecto de Presupuesto 2022 en el Congreso, crece la presión alrededor de la figura del ministro de Economía


Por lo general, una gran parte de los alumnos al final de su ciclo lectivo buscan aprobar todas las materias antes de fin de diciembre para tener un verano tranquilo y volver a estudiar recién a fines de febrero o marzo. Con esta figura, si consideramos cómo termina el año el ministro Martín Guzmán, podríamos decir utilizando el vocabulario estudiantil, que se llevó dos materias a marzo: el Presupuesto 2022 y el acuerdo con FMI. ¿Si no las aprueba, puede llegar a quedar libre o afuera del Gobierno?

Luego del rechazo del proyecto de Presupuesto 2022 en Diputados, el ministro habría sugerido al Gobierno llevar a marzo el cierre de la renegociación con el FMI, pero con o sin la nueva ley de leyes aprobada. El límite concreto que se plantea Guzmán para cerrar un nuevo acuerdo es el primer vencimiento casi impagable del 22 de marzo, por unos 2.800 millones de dólares.

Esta semana, el Gobierno cancela con DEGS un vencimiento de capital con el FMI por casi u$s1.900 millones, por lo que las reservas netas caerán en esa magnitud. El problema son los vencimientos con organismos internacionales como el FMI y Club de París entre enero y el 22 de marzo próximo, que superan los u$s5.000 millones de dólares.

De acuerdo con lo que iProfesional pudo investigar, en el equipo económico no ven tan grave el rechazo del Presupuesto 2022 y piensan que no contar con esa herramienta no es un inconveniente grave para firmar un nuevo entendimiento con el Fondo. Creen que algún acuerdo se va a firmar para evitar los atrasos y sus consecuencias, y luego habrá que monitorear el contenido, la implementación y su cumplimiento. Sostienen que lo más importante en la negociación es avanzar más en las formas y menos en los contenidos.

Graves consecuencias de estirar la definición del acuerdo

La pregunta es por qué Guzmán y el oficialismo se han resistido a concretarlo con una negociación que empezó a mediados de 2020 y con el costo de enfrentar los vencimientos hasta el presente. Se hubieran podido refinanciar para que el BCRA no tuviera que pagarlos con dólares de las reservas internacionales y con el equivalente a unos u$s4.500 millones de los DEGs extra que el Gobierno recibió del FMI por la pandemia.

Por otra parte, es probable que la escasez de reservas líquidas netas acompañe al BCRA durante todo el año que viene, y posiblemente, también en 2023. En simultáneo a este dilema (coyuntural y estructural) con los dólares, diciembre será el mes de mayor emisión de pesos del año.

Sin acuerdo con el FMI, las reservas quedan bajo máxima tensión.
Sin acuerdo con el FMI, las reservas quedan bajo máxima tensión.

El BCRA terminará emitiendo unos $400.000 millones para financiar el déficit primario del Tesoro más grande del año (ya emitió $250.000 M), más la emisión habitual "taxi" de alrededor de $150.000 millones por los intereses de las Leliq. En total, son $550.000 millones en un solo mes. En todo 2021, la emisión monetaria para financiar al Tesoro se ubicará en torno a 1,4 billones de pesos. Esto es, prácticamente, equivalente al déficit fiscal primario del año, que se estima en unos 1,5 billones de pesos. Y otro tanto se emitirá por los intereses de las Leliq: o sea, una emisión bruta total de 2,8 billones.

Un informe de la consultora MS explica que el mecanismo de absorber pesos con Leliq no puede parar con el financiamiento del BCRA al Tesoro. Por lo tanto, no hay que descartar movimientos al alza en los dólares alternativos durante el verano, considerando que los actuales 200 pesos en el mercado libre son un valor históricamente alto en términos reales.

En este contexto, está latente algún proceso de suba gradual de la tasa de interés de referencia (Leliq) y de la tasa pasiva mínima que pagan los bancos a los plazos fijos. Con una medida de este tipo se buscaría que la tasa de interés se acerque más al valor de la inflación anualizada, cercana al 50 por ciento, frente a una tasa interés promedio del 38 por ciento. Pero habrá que analizar el impacto de una suba en los tipos de interés sobre el déficit cuasi - fiscal del BCRA.

La baja en la inflación de noviembre (2,5%) es probable que no se repita en diciembre. Este mes ,de acuerdo a las estimaciones de algunas consultoras, estará cerca del 3 por ciento. Por lo tanto, si el BCRA aumenta el tipo de cambio oficial un 2,5 % mensual se puede seguir quedando corto. De los últimos 50 meses, en 30 los precios minoristas subieron 3% mensual o más: es una tendencia marcada.

Lo concreto es que el equipo económico buscó hasta último momento sacarle algo a cambio al FMI, como más plazo para un nuevo acuerdo, menos tasas de interés, reducir los sobrecargos que ahora paga desde noviembre o una explicación sobre cómo se otorgó el crédito del FMI al gobierno de Maurico Macri y cómo se gastó, algo que el FMI no podrá explicar. Guzmán y parte del oficialismo tienen la convicción que al FMI no quiere ni le conviene abandonar a la Argentina en esta etapa. Por eso, creen que el nuevo acuerdo a la larga llegará.

Guzmán continuará en el timón económico del Gobierno con la intención de sellar el acuerdo con el Fondo.
Guzmán continuará en el timón económico del Gobierno con la intención de sellar el acuerdo con el Fondo.

Pero lo que debe quedar bien en claro es que el Gobierno no cuenta con espacio para acordar sobre la base de un programa macro que no sea consistente. También se sabe que el contenido, los números macro y el esquema de financiamiento del proyecto de Presupuesto 2022 rechazado en Diputados no convencía a los técnicos del FMI, que habían solicitado varios cambios a la propuesta original presentada hace dos semanas en Washington por el equipo económico. Por lo tanto, habrá que presentar un proyecto nuevo, ya que este se cayó definitivamente en el Congreso. Un reciente informe de la consultora MS describe que "el manual de un programa macro clásico con el FMI está en las antípodas fiscales, monetarias y cambiarias de los manuales del kirchnerismo".

El diagnóstico para solucionar el problema y los futuros números de la política macro son la clave para comenzar a diseñar un nuevo proyecto de Presupuesto. Entre estos números están la magnitud del déficit fiscal primario 2022, en qué año habrá superávit para poder comenzar a pagar la deuda con recursos genuinos, el total de las necesidades fiscales en pesos que serán financiadas con emisión monetaria y establecer un piso para las reservas internacionales netas en el BCRA desde el 2022. Habrá que acordar con el FMI la dinámica macro 2022 y 2023 para armar el ya desgastado Presupuesto Plurianual.

En la coyuntura, vemos que en diciembre juega a favor la demanda estacional de pesos, con un cepo renovado y reforzado y una muy buena cosecha de trigo. El BCRA está promediando el mes acumulando dólares, pero se hace difícil recomponer las reservas líquidas netas. La ventaja de hoy con respecto al final de 2001 es que en esa época no había ni dólares ni pesos, porque no se podían sacar de los bancos. Hoy, los pesos sobran porque además de la mega emisión no tiene lugar por donde salir y van al consumo o a la compra de dólares en el mercado libre.

Un escenario político cuesta arriba para Guzmán

El problema será que habrá que negociar todo con un oficialismo no alineado y una oposición no alineada una situación que hace mucho tiempo no se observa en la Argentina. Con el rechazo en Diputados quedó en evidencia que desde ahora, cuando una ley económica entra para ser aprobada en el Congreso de la Nación, no se sabe cómo saldrá y si saldrá aprobada.

En medio de la negociación, al proyecto de Presupuesto se le agregaron 56 artículos nuevos para convencer a algunos legisladores de votar en su favor. No es una novedad, sucede habitualmente que se agrega un artículo para favorecer a una provincia y otro más para otra provincia y así sucesivamente. Por eso, hay que entender por qué el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Masa, dijo que se caía una financiación a las provincias de unos 180.000 millones de pesos. Por lo tanto, si el proyecto de Presupuesto 2022 hubiera salido aprobado tal vez el problema sería más grave que no haberlo aprobado.

El Gobierno se manejará, por lo pronto, con un decreto de necesidad de urgencia que prorrogará el Presupuesto 2021. Esto ya sucedió en 2010 y también más recientemente en 2020. El Presupuesto es solo una pata de un programa económico, como la fiscal, y puede salir desvirtuado del parlamento, desintegrado, más inconsistente de lo que entró. Hay dos cuestiones puntuales en la no aprobación que pueden tener impacto concreto y no formal.

Si se trabajara todo esto en un escenario de un futuro acuerdo, aunque con inquietudes respecto a su futuro cumplimiento, se podría decir que sería más fácil. En cambio, sin un acuerdo cerrado con el FMI antes de fines de marzo de 2022, es probable que el mercado cambiario se complique, la brecha cambiaria se amplíe todavía más y la actual inestabilidad macroeconómica se torne más inestable.



iprofesional