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ARGENTINA DESTINO INCIERTO

La Argentina actual esta inmersa en un colosal extravío y desorden, todo esta mal y nada funciona, la corrupción iguala a poderosos sectores si bien minoritarios de la dirigencia política, judicial, empresaria y gremial. Políticos que en la practica se adueñaron del Estado enrocan cargos y distribuyen empleos públicos entre sus familiares y amigos, sectores de la justicia que son una elite muy particular que se comportan corporativamente y que se destacan por ser funcionales al poder político, grupos de empresarios tan degradados que sus procederes pueden llegan a ser delictivos asimismo son eternamente oficialistas, parte de la dirigencia sindical que con conductas casi mafiosas tienen de rehenes a sus afilados a quienes dicen proteger pero solo los utilizan y usufructúan.


Simultáneamente la economía esta en ruinas, la situación social es explosiva, la inflación nos empobrece, la educación es un recuerdo, la inseguridad nos aterroriza, la droga destruye y mata, el narcotráfico domina en la practica algunas ciudades, el desempleo y la pobreza alcanza a millones, niños que sufren hambre, desnutrición y abandono se cuentan también por millones, el capital emigra los jóvenes también, la quiebra es el destino de miles de pymes, las economías regionales desatendidas y abandonadas a su suerte, la salud pública en terapia intensiva, en definitiva este caótico desgobierno es nuestro constante vivir, sintetizando somos una sociedad degradada y en descomposición.


Tan grave es el estado de confusión e indefensión en que nos encontramos que no advertimos o permanecemos indiferentes o peor aún aceptamos que con la anuencia y protección de funcionarios del gobierno nacional grupos terroristas que se dicen mapuches invocando supuestos derechos ancestrales de tierras en el sur mediante acciones violentas traten de crear una nación independiente dentro de nuestro territorio.


Sin embargo nada hacemos para revertir esta situación, carecemos de identidad, vivimos de espaldas a la realidad y creemos y sostenemos que el mundo esta en contra nuestro, que los responsables de este desmoronamiento son los otros, nosotros solo las victimas de una conjura internacional que solo busca dominarnos y explotarnos ¡Si tan extraviados estamos!

Situaciones similares a estas en el mundo siempre las hubo e históricamente siempre terminaron mal y aquí también terminaron mal. Esta realidad debe llevarnos a la reflexión, meditación y el análisis, las evidencias nos indican que estamos recorriendo un camino muy, muy peligroso que de continuar como lo estamos haciendo su fin va a ser trágico y no es que somos agoreros de desgracias solo tenemos memoria histórica.


Decir que nuestra diferencias siempre se dirimen mediante el dialogo, que somos un pueblo manso y pacifico ¡No es cierto! Sostener esto es un sofisma para no reconocer la realidad, por el contrario nuestras diferencias se resolvió en muchas oportunidades de forma violenta y cruenta. Vayamos a la historia y sus hechos, obviemos las guerras civiles y revoluciones del siglo XIX.


En el siglo pasado, en enero de 1919 en Buenos Aires con motivo de las demandas obreras a la empresa metalurgia Talleres Vasena su represión dio por resultado cientos de muertos, estos hechos se los conoce como “La semana Trágica”. En 1921 en el Territorio Nacional de Santa Cruz también durante el gobierno de Hipólito Irigoyen los peones rurales que reclamaban un sueldo mínimo, mejores condiciones de trabajo, de comida e higiene fueron fusilados.


Los sucesivos golpes de estado gestados por militares se inician el 6 de septiembre de 1930 con José Félix Uriburu derrocando al gobierno constitucional de Irigoyen. El 16 de junio de 1955 el bombardeo en Plaza de Mayo deja cientos de muertos. Luego vienen los fusilamientos de 1956. Finalmente el Proceso iniciado el 24 de marzo de 1976 deja una tremenda secuela de miles muertos y desaparecidos por las fuerzas del gobierno, al igual que las provocadas por la subversión que durante varios años acumulo también miles de muertos y cientos de secuestros extorsivos. No olvidemos la guerra de Malvinas en 1982 con 649 muertos, cuyo resultado fue la suspensión de las negociaciones que seriamente se habían entablado con Inglaterra para la devolución de las Islas.


El gobierno democrático de Raúl Alfonsín se vio sacudido y amenazado por el copamiento por parte de grupos terroristas del cuartel de La Tablada en enero de 1989. Para finalizar esta saga de tragedias, los hechos de violencia ocurridos en diciembre de 2001 provocan la caída de Fernando de la Rua dejan un saldo de 39 muertos en todo el país. Esto en definitiva es la irrefutable prueba y ejemplo de que nuestras diferencias se resuelven de forma violenta, sangrienta y trágica.


Cabe preguntarnos cual es la situación ahora.


El gobierno esta dividido en su conducción y sometido un tira y afloja de sectores que van de la derecha peronista a la izquierda militante, en el medio los oportunistas de siempre que hacen su juego, la oposición en nada se diferencia dicen estar juntos sin embargo están enfrentados y mutuamente se desconfían, conclusión todos están cortados por la misma tijera, su propósito es permanecer en el poder o llegar al poder y preservar sus prebendas, el destino del país les es indiferente.


Acompañan a los vaivenes del poder sectores de la justicia, del empresariado y de la dirigencia gremial que no deben ser obviados ya que son el elenco estable de este drama cuyos actos pareciera se suceden sin fin, sin embargo estamos en el último y se esta por bajar el telón.


La responsabilidad y la tarea de volver a poner las cosas en su lugar es de todos pero principalmente de los jóvenes, ellos son el futuro y tienen futuro, nuestra actual dirigencia corrupta y obsoleta debe ser removida ahora, a quienes les corresponda por su proceder a la justicia, no debe haber ni indultos ni amnistías, es necesario el castigo como corrector y ejemplo para el futuro.


No dudemos, estamos destruyendo al país, el proceso de desintegración se exterioriza y evidencia en todos los ámbitos. ¡Reaccionemos! ¡Que estamos esperando!


Diego Lo Tártaro Presidente de IADER