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El teléfono da ocupado en plena escasez de vacunas, mientras que los contagios no esperan

 La semana pasada, llegaron a la Argentina las últimas vacunas chinas contra el coronavirus, tras un acuerdo de 4 millones de dosis con Sinopharm, y ante las demoras que muestra la producción de la Sputnik V, el gobierno de Alberto Fernández empezó a rasquetear con otros países.

Es que las conversaciones con AstraZeneca (y también Pfizer) se pusieron más que calientes en la última semana por las demoras y el faltante de vacunas en el país en plena segunda ola de contagios, mientras que comienzan a cerrarse comercios, las clases presenciales, se pierden puestos laborales y todos los problemas que conllevan las restricciones, que por ahora regirán hasta el 21 de mayo.

El gran problema está a la vista: la lenta vacunación hace que el gobierno vuelva a apelar a la cuarentena, cuando los cálculos (erráticos) para esta altura daban un mayor índice de inmunización en todo el país. Apenas se inoculó al 2 por ciento de la población con dos dosis y al 15 por ciento con una sola.

A todo este combo, se le suman tres variables que dan cuenta del enojo y el malestar con la política sanitaria que lleva adelante Carla Vizzotti (previamente Ginés González García) y Alberto Fernández: la actual escasez de dosis, el escándalo de los vacunados VIP y la batida de récords fatales, día tras día.

Vale destacar que la estadística mortal se aceleró en el último mes notablemente y esto da cuenta de la saturación del sistema de salud, donde en el Área Metropolitana de Buenos Aires hay faltante de camas, de tubos de oxígeno o respiradores, por lo que podría afirmarse sin titubeos que Argentina atraviesa el peor momento desde que llegó la fatídica pandemia.

Además, un informe del Consorcio Proyecto País da cuenta de que el 60 por ciento de los contagiados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen la nueva cepa Manaos o la proveniente del Reino Unido. Y esto explica la multiplicidad de casos como también la ocupación al cien por cien del Hospital Garrahan, porque el virus comienza a afectar a los más jóvenes y chicos de forma severa.

En todo este escenario de complejidad, Argentina tiene firmado un compromiso de 22,4 millones de vacunas de AstraZeneca de las cuales aún no arribó ni una sola dosis, a pesar de haber adelantado el pago del 60 por ciento de las mismas.

Por este motivo, Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini se reunieron con la encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, MaryKay Carlsson, para buscar explicaciones sobre la demorada producción del inmunizante. Hasta el momento, no está claro cuándo llegarán dichas vacunas y la incertidumbre crece en comerciantes, productores, trabajadores, entre tantos otros.

Por último, el gobierno se agarró de lo más tangible que tiene por estos días y es concretamente el anuncio de la producción nacional en tierras argentinas de la Sputnik V, cuyo comienzo está previsto para mitad de junio. Sin embargo, de no mediar nuevos atrasos, aún falta más de un mes para ello y los contagios no saben de esperas.




agencianova