La primera oficina fue creada el 31 de diciembre del año 1600 por la Compañía Británica de las Indias Orientales. En ella, filas de empleados llevaban la contabilidad y la administración de la empresa. Las nuevas tecnologías impulsaron cambios en la forma de trabajar y en la productividad, pero no tanto en los espacios de trabajo. Primero fueron las máquinas de escribir y las fotocopiadoras, más tarde llegaron las computadoras.
“Nuestro equipo de investigación y desarrollo no pierde de vista las nuevas tendencias a la hora de pensar en el futuro de nuestro portafolio de productos. Sabemos que nuestros equipos deben adaptarse a una oficina que ya nunca será igual a la que teníamos y pensábamos antes de la pandemia”, asegura Angélica Dávila, gerente senior de mercadeo de Acer Latinoamérica.
Existe una realidad: la era del escritorio permanente ha terminado. El Chartered Institute of Personnel and Development, una asociación de recursos humanos con base en Londres, prevé que la mayoría de las empresas mantendrán sus oficinas físicas. Pero eso no quiere decir que la forma de trabajar no vaya a cambiar, así lo comentó recientemente a la BBC, Peter Cheese, director de esa organización: "La pandemia está obligando a pensar de manera diferente a los empleadores sobre la viabilidad de permitir a sus empleados trabajar de forma flexible".
La oficina totalmente remota
Zoom, Teams y otros sistemas de videollamadas nos han liberado de la oficina. Los nómadas digitales ya habían comprendido sus ventajas y ahora nosotros aprendemos de ellos. Ésta se trata de una posibilidad real para muchas empresas, pero requiere trabajo e inversión en tecnología para que funcione bien. Su otro gran reto es la falta de contacto con el equipo. Por tanto, el departamento de recursos humanos deberá tener en agenda priorizar acciones que acerquen a las personas y que pueden ir desde una cata de vinos por Zoom hasta una noche de pizza online.
El modelo híbrido
Consiste en trabajar uno o dos días a la semana en la oficina y el resto de forma remota. Esto requiere que la oficina adapte sus espacios. Nicholas Bloom, profesor de economía en la Universidad de Stanford especializado en trabajo remoto, le dijo a la BBC que dos días de trabajo en casa por semana son óptimos para lograr un equilibrio entre la vida personal y profesional, reduciendo el estrés y el tiempo de traslado. Sin embargo, no funciona para todo el mundo, sobre todo para quienes prefieren tener una rutina más establecida.