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¿PREVALECEREMOS?

Vivimos los argentinos momentos trascendentes, el desorden, la incertidumbre, la enfermedad, la muerte, la crisis económica, financiera, social y educacional nos obnubilan el pensamiento, los ánimos se exasperan  y la sensatez deja el lugar a la ira, dentro de este contexto la pobreza y la desigualdad en las últimas dos décadas han crecido a brincos y saltos desmesurados,  son la realidad que nos golpea,  pero por sobre todas ellas el derrumbe ético, moral y la perdida de la dignidad son las amenazas más ciertas, reales que hoy se ciernen sobre la república. 


Estos  males que nos aquejan son de larga data,  que todos conocemos, pero ahora en el horizonte aparece un peligro que amenaza a nuestra identidad, libertad y creencias,    que la mayoría no pareciera advertir o indolentemente desatiende,  ¿A que y a quien hacemos  referencia? A  China la nueva potencia  que pretende la hegemonía mundial, su avance sobre nuestro país tanto en aspectos estratégicos, económicos, financieros, ideológicos y ahora circunstancialmente en la salud, apuntan a  convertirnos en vasallos coloniales de esta potencia que crece día a día,  que es extraña a nuestras costumbres y formas de vida,  que en su desmedida ambición de dominio y poder nada la detiene. 


Todos conocemos como procede el gobierno chino,  que en lo político es comunista y en lo económico es de un duro capitalismo con claros propósitos imperialistas. El comportamiento deshumanizado del régimen chino es descrito con brillantez y claridad por  Frank Dikotter historiador holandés, catedrático en las Universidades  de Hong Kong y Londres que por sus investigaciones alumbro la visión de lo que acontece en China, en su libro “La gran hambruna en la China de Mao” nos describe lo acontecido entre los años 1958 y 1962  y  cómo descendió al infierno China,  con  la muerte de más de cuarenta y cinco millones de chinos a causa de los trabajos forzados, la violencia y la hambruna al que el régimen comunista sometió a su pueblo en la locura del Gran Salto Adelante por alcanzar a Gran Bretaña y superarla. 


Las circunstancias y la situación a no dudar nos imponen definiciones ya que los  tiempos se acabaron y los escombros  del derrumbe nos cubren y asfixian, por ello permítanme acudir a la historia que es la  memoria de los pueblos, que nos ayuda y permite afrontar  y encontrar solución a situaciones que pueden definir nuestro destino e inclusiva nuestra vida.


En los momentos dramáticos de mayo-junio  de 1940 cuando Inglaterra y Londres en particular,  vivían en la oscuridad de la guerra, que solo era alumbrada por los incendios de los bombardeos nazis, Winston Churchill  en la Cámara de los Comunes del Parlamento del Reino Unido decía: “No tengo nada para ofrecer más que sangre, fatigas, lágrimas y sudor” .. “Tenemos ante nosotros una prueba penosísima. Tenemos ante nosotros, muchos, muchos, largos meses de lucha y de sufrimientos”… ”Vayamos juntos adelante con nuestra fuerzas unidas” Con este último llamado a la unión de su pueblo consolido a la nación en un solo propósito “la Victoria”   que resulto el final de esta epopeya. 


Un siglo antes  San Martín desde Chile antes de partir hacia  su cruzada libertadora del  Perú un 27 de julio de 1819 arengaba a sus hombres y les decía  “La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos…cuando se acaben los vestuarios…andaremos en pelota, como nuestros paysanos los indios: seamos libres, y lo demás no importa nada. Yo y vuestros oficiales daremos el ejemplo en las privaciones y trabajos. La muerte es mejor que ser esclavos… Compañeros: juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de corage”.   


En ninguno de los dos ejemplos precedentes, estos dos lideres fueron ellos quienes generaron las situaciones de crisis en las  que estaban involucrados, pero ambos supieron dar valor, animo y fuerza a sus pueblos y hombres, ambos lograron sus objetivos, ambos hoy ocupan lugares míticos en la historia de sus pueblos  Pero  nuestra situación es inversa,  solo es imputable a nuestra insensatez, falta de idoneidad y una corrupción endémica que con total irresponsabilidad aceptamos y mantenemos, defectos y hábitos estos que debemos desterrar si pretendemos superar esta debacle.  


Sintetizando la colaboración, el  auxilio y apoyo que China nos ofrece prestar y que nosotros con candidez y satisfacción aceptamos, solo responden a intereses espurios encubiertos, el fraternal abrazo del simpático oso Panda que desde el gobierno se nos pretende vender es una diabólica trampa, cuidado que esto es definitivamente el abrazo del ¡Oso!  Finalmente no olvidemos que sentencio Napoleón Bonaparte “El día que China despierte,  el mundo temblara”. 


Diego Lo Tártaro Presidente de IADER.