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INFORME CONJUNTO DE PXQ Y ECONOMÍA & ENERGÍA Los límites que le impone el contexto macroeconómico a la política tarifaria

 Emmanuel Alvarez Agis y Nicolás Arceo estimaron que los subsidios energéticos podrían subir de 1,6% hasta 2% del PIB durante este año si finalmente el gobierno decide no aumentar las tarifas de luz y gas. La relación entre el producto y los subsidios devengados solo se mantendría constante si la suba de tarifas superara el 40%.

Los economistas Emmanuel Álvarez Agis, titular de la consultora PXQ, y Nicolás Arceo, director de Economía & Energía, trazaron distintos escenarios de política tarifaria para este año poniendo el foco en las limitaciones que impone el contexto macroeconómico.

En un informe elaborado en conjunto, estimaron que los subsidios energéticos podrían subir de 1,6% hasta 2% del PIB durante este año si finalmente el gobierno decide no aumentar las tarifas de luz y gas. SI el aumento fuera del 9%, concentrado en el Valor Agregado de Distribución, los subsidios treparían al 1,9%, y si el ajuste llegara al 30% subirían apenas al 1,7% del PIB. La relación entre el producto y los subsidios devengados solo se mantendría constante si la suba de tarifas superara el 40%.

Los escenarios planteados toman como supuesto las proyecciones macroeconómicas de la ley de Presupuesto 2021: dólar oficial a diciembre de 102,4 pesos, inflación interanual de 29 por ciento a diciembre y crecimiento del PBI de 5,5%.

El informe presenta un escenario macroeconómico alternativo con un dólar a fin de año de 113,9 pesos, una inflación de 43,2% y un crecimiento del PIB de 7,5%. En ese esquema se elevaría el costo de los subsidios en términos absolutos, pero el mayor crecimiento de la economía permitiría que en términos del PIB no registraran variantes con respecto a las distintas proyecciones trazadas bajo el escenario macroeconómico planteado en el presupuesto.

“Si bien los subsidios en términos nominales aumentan levemente respecto al escenario anterior, la relación con respecto al producto se mantiene inalterada entre 2 y 1,7% puntos del PBI. Es decir que aún en el escenario más ácido del congelamiento tarifario, el nivel de subsidios no superaría los 2 puntos del PBI”, remarcó Arceo a EconoJournal.

Los desafíos que impone la macro

El congelamiento ayudaría a reducir el peso de las tarifas sobre el salario y apuntalaría la recuperación del poder adquisitivo. A su vez, el crecimiento de los subsidios con respecto al producto todavía permanecería lejos del pico de 2,8% alcanzado en 2014. Sin embargo, la violación de la pauta de subsidios establecida en la Ley de Presupuesto 2021 incrementaría el déficit fiscal y complicaría la negociación con el FMI.

Si en cambio se privilegia la estrategia de un rápido acuerdo con el FMI, los subsidios se mantendrían constantes, o incluso podrían descender, pero esto complicaría la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, que se vienen contrayendo desde hace 3 años y podría afectar las chances electorales del gobierno.

También está la opción de apostar por la recuperación del salario sin un acuerdo con el FMI, pero en ese caso el dólar podría dispararse y se podría registrar un crecimiento vertiginoso de los subsidios con respecto al producto.

La experiencia de la gestión

El ejercicio de pensar la política tarifaria con los condicionamientos que impone el delicado contexto macroeconómico, deja en claro que no hay una salida fácil para la encerrona en la que se encuentra el gobierno. El planteo conlleva un plus si se toma en cuenta que tanto Agis como Arceo tienen experiencia en la gestión pública y saben de lo que hablan. Agis fue secretario de Política Económica de Axel Kicillof y Arceo se desempeñó como director de finanzas de la petrolera YPF.  

 “Encaramos este trabajo con la intención de analizar la interacción entre el sector energético y la macroeconomía, ya que entendemos que el sector de energía puede poner en crisis la macroeconomía o ayudarla”, aseguró Alvarez Agis en diálogo con EconoJournal.  

“Vemos que el gobierno tiene tres frentes abiertos: el primero, el de los costos del sector energético y la necesidad de actualizar tarifas; el segundo, el de un salario que viene muy golpeado y con los precios de una energía que en 2017 se fueron muy arriba y la tercera pata es el propio FMI que está mirando el nivel de subsidios y cuál va a ser el déficit al que el gobierno apunta en un año en el que hay que renegociar con ellos. Por lo tanto, costo de la energía, poder adquisitivo de los salarios y FMI son un triángulo difícil de cuadrar. Lo que buscamos con este trabajo es ver cuánto se pueden mover esos factores para tratar de configurar un año más o menos razonable”, agregó.




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