El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro,
reiteró que el presidente de Petrobras, Roberto Castello Branco, será
destituido de su cargo y reemplazado por el general Joaquim Silva e Luna, y dijo
que la decisión sobre el mando de la empresa es su prerrogativa.
"El 20 de marzo finaliza el mandato del actual presidente. Tengo derecho a
renovarlo o no. No se renovará. Cuál es el problema? Señal que algunos del
mercado financiero están muy contentos con una póliza que solo tiene un lado
en Petrobras: servir a los intereses de algunos grupos en Brasil, nada más",
dijo hoy a sus seguidores.
El mandatario también negó que el cambio de mando en Petrobras sea
equivalente a la injerencia del gobierno en la empresa y su política de precios
de combustibles. "No vale el mismo porcentaje?", dijo Bolsonaro,
refiriéndose a los reajustes anunciados la semana pasada por Petrobras para el
diésel y la gasolina.
La semana pasada, Petrobras anunció que elevaría el precio de la gasolina
en un 10,2%, a R$ 2,48 el litro, y el del diésel en un 15,2%, a R$ 2,58 el
litro. Ese mismo día, en una transmisión en vivo anunciando la reducción a
cero de los impuestos federales al diésel en marzo y abril, el presidente dijo
que la medida serviría para compensar este "excesivo" aumento de precios de
los combustibles anunciado por Petrobras.
"Pero no puedo interferir, ni voy a interferir con Petrobras. Aunque algo
va a pasar en Petrobras en los próximos días. Algo tiene que cambiar.
Sucederá", agregó.
Petrobras tiene un papel fundamental en la formación de los precios de los
combustibles en Brasil porque es prácticamente el único fabricante de estos
productos en el país. La empresa estatal tiene una política de precios que
consiste en cobrar el mismo valor practicado en el exterior por estos productos
en el mercado interno, más el margen de utilidad de la empresa.
Como Petrobras tiene el monopolio de la refinación de petróleo en Brasil,
la política de precios de la empresa establece, en la práctica, un piso
nacional para los precios del diésel y la gasolina, ya que la competencia que
enfrenta Petrobras es de los importadores de combustibles, que continúan con la
misma premisa de la empresa estatal de fijan el precio de los productos, porque
compran el producto en el exterior.
A fines de 2020, el precio de la gasolina en las refinerías era de R$ 1,84
el litro, mientras que el diésel era de R$ 2,02, lo que significa que, en 2021,
Petrobras elevó el precio de la gasolina en un 34,8% y el diésel en un 27,7%.
El precio del diésel es un tema delicado para el gobierno federal porque
perjudica a los conductores de camiones autónomos. La categoría llegó a
ensayar un paro a principios de febrero, pero los planes no avanzaron porque
Bolsonaro señaló con la exención del diésel a nivel federal.
El principal pedido de los camioneros es que Petrobras abandone la actual
política de precios de los combustibles.
Agência CMA