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En las últimas semanas, el presidente Alberto Fernández y varios de sus ministros más próximos asumieron una posición mucho más protagónica y comenzaron a tener peso en la composición de la agenda pública, algo que se les reclamaba desde el peronismo desde, prácticamente, los inicios de su gestión.
En efecto, la decisión de operar para bajar el precio del dólar, el avance significativo de la negociación con el FMI, que ya estaría cerrada pero deberá aguardarse al trámite formal de la convalidación institucional del organismo para ser anunciada, y el anuncio de un agresivo plan de obras públicas, en el marco de números por primera vez positivos en la economía desde el inicio de la pandemia, han comenzado a dibujar sonrisas en los rostros de algunos funcionarios.
La madre de todas las batallas, la provincia de Buenos Aires, ofrece -según los datos que se manejan- un escenario muy alentador para las elecciones de medio término. Restará negociar lugares en las listas, pero queda claro que Malena Galmarini, por el Frente Renovador, posiblemente Santiago Cafiero y Gabriel Katopodis por el albertismo, y Luana Volnovich (PAMI) y Fernanda Raverta (ANSES) por el cristinismo, serán las principales espadas que propondrán los tres espacios preponderantes que componen el Frente de Todos.
Para encabezar la lista se evalúa un nombre aceptado por todos los espacios: el del ministro de Economía, Martín Guzmán, que con su empoderamiento por parte del presidente y las negociaciones exitosas cerradas con los acreedores externos privados y el FMI parece llevarse todos los boletos.
De todos modos, la piedra de toque consiste en la decisión judicial que se adoptará respecto de la Ley bonaerense de 2016, que restringe los mandatos de los intendentes a dos períodos consecutivos. La Cámpora y el massismo acuerdan en hacerla cumplir a rajatabla, para abrir así el horizonte a una renovación de los liderazgos municipales, mientras que la mayoría de los intendentes, tanto del Frente de Todos como de Juntos por el Cambio, confían en un guiño de la Justicia que determine que los dos períodos consecutivos deberían contabilizarse a partir de la elección siguiente a la vigencia de la norma, por lo que todos los actuales jefes municipales estarían en condiciones de renovar sus mandatos.
En el círculo gubernamental se considera que no habrá cambios sustanciales en los resultados de las distintas provincias respecto de 2019. En CABA, Mendoza, Corrientes y Jujuy se esperan victorias de la oposición, y en el resto una especie de calco de las presidenciales. Sólo se ponen en duda dos resultados: Santa Fé -donde las diferencias siempre son estrechas y el caso Vicentín encrispó a muchos indecisos en contra del oficialismo- y Entre Ríos, donde el liderazgo de Gustavo Bordet nunca consiguió convertirse en hegemónico.
También, con el objeto de restar votos a la oposición, el gobierno confía en la atracción que pueda ejercer el espacio liderado por José Luis Espert y Javier Milei, y también en la alternativa de una eventual lista liderada por Sergio Berni, que podría atraer a peronistas doctrinarios y a indecisos que reclaman mano dura, pero no simpatizan con la idea de votar a JxC. Sobre este mismo universo también pretende actuar la oposición, a través algunos partidos vecinales que responden a Eduardo Duhalde y el “pichetismo”, que engloba a varios dirigentes vetustos del menemismo.
Por otro lado, el anuncio de Guillermo Moreno de su deseo de competir con su flamante Justicia y Dignidad ha sido celebrado dentro de JxC, como una opción que podría quitarle votos decisivos al oficialismo, sobre todo si se concreta el proyecto de anulación de las PASO que se evalúa en las altas esferas del gobierno nacional.
(www.REALPOLITIK.com.ar)
