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EL CONSUMO RESIDENCIAL CRECIÓ 12,2 POR CIENTO INTERANUAL EN JUNIO. Por la cuarentena y la inacción oficial, advierten sobre un aumento de las facturas de gas

El consumo domiciliario se disparó por la cuarentena y las bajas temperaturas. La recategorización derivada de esos mayores consumos y la decisión del gobierno de no diferir parte del pago llevó a que, aún con tarifas congeladas, las facturas sean muy abultadas.
El consumo de gas domiciliario creció 12,2 por ciento interanual en junio, según cifras del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas). La suba se explica por la cuarentena, que forzó una mayor permanencia en los hogares, y uno de los inviernos más crudos de los últimos años, que también repercutirá en las facturas de julio. A su vez, la recategorización derivada de esos mayores consumos y la decisión del gobierno de no diferir parte del pago, como sí ocurrió el año pasado, llevó a que, aún con tarifas congeladas, las facturas estén llegando con cifras sustancialmente más abultadas que un año atrás.  

Disparada del consumo

La cuarentena decretada el 19 de marzo redujo la circulación a trabajadores de actividades esenciales e interrumpió el dictado de clases en todos los niveles. A raíz de ello, numerosas actividades comenzaron a realizarse de manera remota y la permanencia extendida en los hogares disparó el consumo de los servicios públicos. A ese escenario, ya de por si complejo, se le sumó la ola de frío que impactó de lleno en la Patagonia.
Al observar la evolución por distribuidora, puede verse que los usuarios de Litoral Gas registraron el mayor incremento en el consumo al dispararse un 20,4% interanual. Detrás aparece Metrogas con una suba de 20,1% y en tercer lugar Gas NOR con un 19,1%.
Gas BAN, el otro jugador que opera en el Área Metropolitana de Buenos Aires, dio cuenta de un crecimiento de 15,9% en su demanda, mientras que en las dos distribuidoras de Camuzzi mostraron aumentos cercanos al 10%. El dato sorpresivo es la caída de 40,2% que informó Gas NEA, el cual posiblemente responda a una carga en los datos, aunque son consumos bajos que no alternan de modo significativo el promedio nacional.

Recategorizaciones

El mayor consumo de los hogares derivó en una recategorización con el consiguiente incremento en los valores del cargo fijo por factura y el cargo variable por m3 consumido.
Por ejemplo, un hogar de Metrogas que estaba en la categoría R2 3 pagaba 303,3 pesos de cargo fijo y 11,9 pesos por metro cúbico de cargo variable. Si al incrementar su consumo pasó a la categoría R3 1, los valores sobre los que se calcula la tarifa son 395,3 pesos de cargo fijo y 12,9 pesos de cargo variable. Es decir, un 30,3% más de cargo fijo y un 8,4% más de cargo variable.
El mayor consumo, combinado con la recategorización derivada del mismo, llevó a que las facturas lleguen con incrementos sustanciales que están provocando numerosas quejas por parte de miles de usuarios que no tienen claro estos detalles y, por lo general, equiparan erróneamente congelamiento de tarifas con congelamiento de las facturas.

Sin diferimiento

El gobierno congeló las tarifas, con el consiguiente beneficio para los usuarios, pero no tomó ninguna medida adicional frente a la disparada del consumo que motivaron la pandemia y el frío extremo. El año pasado el gobierno de Macri aumentó la tarifa en abril un 29% y luego autorizó un diferimiento de parte de los pagos para evitar que el usuario tuviera que afrontar sumas extremadamente abultadas en el invierno.
Los hogares abonaron un aumento de 10% en abril de 2019 y otro 9,1% en mayo del mismo año, que redondeó un incremento acumulado de 20%. Sin embargo, a partir de junio, cuando debía comenzar a regir la suba plena de 29%, se aplicó un descuento de 22%. El porcentaje no fue casual. Ese descuento de 22%, que figuró en las facturas como “diferimiento invernal”, neutralizó de manera exacta la suba de 29% que debía entrar en vigencia desde ese momento. Por lo tanto, las tarifas del invierno no tuvieron aumento respecto a los valores vigentes en marzo de ese año. Ese descuento rigió durante junio, julio, agosto y septiembre. Recién a partir de octubre se aplicó la suba plena de 29%, la cual llegó con las facturas de noviembre, justo después de las elecciones.   
En los meses de octubre y noviembre las tarifas se pagaron con el aumento pleno de 29%, ya que no rigió más el descuento invernal, y a partir de diciembre a los usuarios se les sumó la deuda que acumularon por el descuento temporal de 22% que percibieron entre junio y septiembre. Ese monto lo afrontaron durante diciembre, enero, febrero y marzo. 
El gobierno de Alberto Fernández congeló este año las tarifas —con lo cual, en términos reales, terminaron siendo hasta un 30% más bajas que el año pasado por la disparada del tipo de cambio—, pero no avanzó con ningún otro mecanismo de alivio para evitar el salto de las facturas de invierno. Fuentes de las distribuidoras confirmaron a EconoJournal que la posibilidad de un diferimiento no se conversó ni con el Ministerio de Desarrollo Productivo ni con el Enargas. Las consecuencias se están empezando a sentir ahora.  


econojournal