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PRESENTE Y FUTURO

La Argentina llego a un punto de inflexión donde dos diferentes sectores pretenden colocarnos ante la disyuntiva de optar por uno de ellos y ambos son contrapuestos, ambos son dogmáticos, unos de izquierda y otros de derecha, pero ambos fueron y son ruinosos, ambos se dicen nacionalistas pero tampoco los son. ¿Porque? Porque ambos son solo relativamente compatibles con la república, la democracia y la libertad.

Hasta las primeras dos décadas del siglo pasado teníamos un objetivo bien delineado y cierto, respetando y apegándonos a la constitución, luego por intereses sectarios este democrático y ordenado sistema se interrumpió, ahí comenzó un período de decadencia que al día de hoy nos coloca ante un desorden estructural en todos los ordenes que se manifiesta en la crisis económica-social que nos llevo a la pobreza, la disolución y confrontación social.

A este dilema existencial debemos sumar ahora la pandemia del COVI-19 que como históricamente ocurre con estas calamidades provocan cambios en todos los órdenes, pero esencialmente en la conducta y accionar del hombre, que le imponen modificar estructuras sociales y económicas. Seria reiterativo el enunciar sus consecuencias económico-sociales a nivel mundial, pero si la creciente pobreza y desigualdad social necesariamente nos va a llevar a una nueva organización económica y social más justa y equitativa. Es decir el capitalismo tal como hoy lo conocemos deberá modificar su pensamiento y conformación aggiornandose y adaptándose a las nuevas realidades y mitigar desigualdades sociales.
Nosotros en la Argentina a este colosal desorden global debemos sumar también el colosal desorden que venimos arrastrando por décadas en todos los ordenes que nos llevaron a una economía quebrada tanto a nivel estatal como privado, con estructuras administrativas, jurídicas, laborales, políticas y empresariales corruptas y anacrónicas. Resumiendo la situación es tan dramática que solo es similar en algunos aspectos a los países que sobreviven a una guerra, esto nos impone comportarnos con serenidad porque al igual que un reactor nuclear cualquier escape radioactivo puede provocar una catástrofe. Por ello debemos enfriar los ánimos y comenzar a reconstruir sobre las ruinas y la descomposición del tejido social de los argentinos

Ahora nos encontramos que el Presidente Alberto Fernández y su Ministro de Economía Martín Guzmán continúan negociando con los bonistas para evitar el default de parte de nuestra deuda externa, reconocemos lo difícil que esto resulta, pero también debemos considerar las gravísimas consecuencias a lo que nos llevaría que las mismas fracasaran, esto significaría que se nos cerraran los mercados financieros internacionales, eventuales embargos de activos argentinos en el exterior, juicios y que se profundizara la emisión montería, entre otro tantos males.
A este debemos sumar las consecuencias del COVID-19 por ello es necesario rever la cuarentena en su extensión ya que esta generando un acelerado deterioro de la economía con una enorme expansión monetaria del Banco Central para financiar el creciente déficit fiscal, paralelamente prosigue perdiendo reservas, el dólar continua su escalada alcista ya que es el único activo de refugio de inmediata liquidez, la situación social cada día es más vulnerable, cientos de miles de desocupados y empresas quebradas, dentro del gobierno dos sectores pujan por su posicionamiento, una oposición fragmentada, frágil y sin rumbo, en definitiva la conjunción de todos estos elementos de prolongarse pueden resultar un cóctel explosivo. En el mientras tanto continuamos en la incertidumbre de como y cuando va encarar el gobierno este colapso de nuestra economía que esta en caída libre. En consecuencia es apremiante sincerar, estabilizar y armonizar todas las variables económicas-sociales para lograr un desarrollo sustentable en el tiempo.

Este alarmante contexto de calamidades, desconcierto y transformaciones nos enfrentamos a un escenario que debe motivarnos a reflexionar y rever nuestras ideas, planes y acciones, para que con talento insertarnos ventajosamente en los irreversibles cambios que globalmente todos enfrentamos y nos alcanza. Estamos en un mundo de confrontación de intereses económicos entre las potencias mundiales más poderosas, ello nos impone a que con sagacidad debemos acomodar nuestras políticas a lo que conceptualmente sostenía el primer ministro británico del siglo XIX Lord Palmerston, que “Inglaterra no tiene amigos permanentes, ni enemigos permanentes, solo tiene intereses permanentes” esta deberá ser en la actual coyuntura el principio que guíe nuestra política exterior, manteniendo y defendiendo nuestros intereses territoriales, económicos y culturales

En nuestro caso ahora comienza parafraseando el titulo del libro del historiador norteamericano Frederick L. Allen “El Gran Cambio”, la reconstrucción de la república en todos sus estamentos políticos y socio-económicos. Tenemos una infinita capacidad de producción primaria en todos los órdenes y diversidad que debemos transformar en productos elaborados destinados a la exportación, las excepcionales condiciones de variedades y calidad, nos dan inigualables ventajas competitivas. Para lograr estos propósitos debemos contar con capital ¿donde esta el capital?, en los mercados de capitales, pero ellos requieren como condición sine qua non contar con el basamento en el que se sustentan todos los mercados del mundo, seguridad jurídica, previsibilidad y continuidad en las políticas de estado.

Cuando hablamos de mercados de capitales estamos haciendo referencia puntualmente a la necesidad de contar con Bolsas Regionales que equilibrarán regionalmente el flujo de capitales hacia actividades productivas hoy desatendidas, por otra parte de haber existido en la actual crisis Bolsas Regionales, infinidad de empresas Pymes hoy en virtual estado de quiebra podrían haber acudido rápidamente a la obtención de financiamiento o la búsqueda de socios que aportaran capital esto les hubiera facilitado una salida más rápida y menos costosa que hoy no existe en esta coyuntura. Por otra parte hace muchos años que esta es nuestra posición, el tiempo es un gran vencedor que nos dará la razón.

Es evidente que nuevas formas y hábitos cambiaran en muchos aspectos nuestra vida, el vertiginoso desarrollo de la informática es uno de ellos, el tener la visión y audacia de comprender estos cambios nos pueden colocar a la vanguardia de los países desarrollados ya que insisto tenemos todos los elementos necesarios para que así sea, solo olvidando antiguos rencores, desechando dogmas y dejando de lado las fantasías ideológicas e intereses sectarios y personales, alejemos a los eternos agoreros del fracaso que todo ven mal, a los que ya probamos y no sirvieron, evitemos el no investigar a funcionarios y empresarios que cometieron delitos de corrupción contra el estado porque ello significa validar la impunidad y facilitar su continuidad, apartemos a los burócratas que solo tienen soluciones que probaron hasta el infinito y con las cuales también hasta el infinito fracasaron.

Por favor seamos pragmáticos, comencemos a trabajar mancomunadamente con inteligencia, imaginación e inventiva y buena fe para lograr salir de la decadencia, esta crisis es la oportunidad del cambio, para lograr un crecimiento necesario y sostenido Estamos proponiendo caminos más efectivos y diferentes que nos permitirán que nuestros ahorros dejen de ser en dólares o que emigren, para transformarlos en participación accionaría y/o de obligaciones negociables de empresas productivas locales que conocemos, que darán utilidades, trabajo y riqueza y así lograremos definitivamente la repatriación de capitales que fugaron en búsqueda de la seguridad que nosotros no supimos dar. ¡El desafió esta planteado, en todos nosotros esta concretarlo!

Diego Lo Tártaro Presidente IADER.