Ambos países se ubicaron en las peores posiciones de una clasificación donde América Latina fue la región peor rankeada. Chile quedó registrado como el país latinoamericano más competitivo, en el lugar 38
Dentro de los 63 países analizados en la edición 2020 de la Ranking Global de Competitividad, la Argentina se ubicó en el puesto 62, siendo superado en su condición de país menos competitivo únicamente por Venezuela. En la edición 2019, el país se había ubicado en el lugar 61.
La clasificación distingue en forma clara a América Latina entre los menos competitivos del mundo. El país mejor rankeado de la región es Chile (ubicado en el puesto 38), seguido por Perú (52), México (53), Colombia (54), Brasil (56) y, en las últimas dos posiciones, Argentina y Venezuela.
El ranking es realizado por el IMD, un think tank con sede en Suiza que analiza la competitividad a nivel global y elabora el ranking desde hace 30 años. Su edición 2020, signada por el modo en que la competitividad ayudará a enfrentar la pandemia del Covid-19, concluyó que “un patrón marcado en los resultados es la fortaleza de las economías más pequeñas”. Singapur, Dinamarca, Suiza, Holanda y Hong Kong, en ese orden, ocuparon los primeros 5 lugares.
Arturo Bris, Director del Centro de Competitividad Mundial IMD y Profesor de Finanzas, dice: “El beneficio de las pequeñas economías en la crisis actual proviene de su capacidad para combatir una pandemia y de su competitividad económica. En parte, esto puede alimentarse por el hecho de que es fácil encontrar en ellas el consenso social.”
A la vez, el estudio analiza el vínculo entre la competitividad y los sistemas políticos. “Es sorprendente dentro del top ten el número de economías pequeñas, calificadas así por su PBI. Sin embargo, esto no quiere decir que estamos viendo un triunfo de las democracias. Singapur, Hong Kong y los Emiratos Árabes Unidos permanecen entre los diez primeros, mientras que algunas democracias (como Argentina) se ubican en la parte inferior de la escala”, aseguró el informe.
Puntualizó además que “la desconfianza en las instituciones puede verse reflejada” en los resultados de los países latinoamericanos.
Las razones que empujaron a Singapur al primer puesto se encuentran en “su sólido desempeño económico que se deriva de medidas sólidas de comercio internacional e inversión, empleo y mercado laboral”. También se destaca su desempeño estable en su sistema educativo y en la infraestructura tecnológica, incluyendo en este último segmento las telecomunicaciones, la velocidad de ancho de banda de Internet y las exportaciones de alta tecnología.
Sobre los países que comparten el podio, el informe asegura: “Dinamarca, en segundo lugar, tiene una economía sólida, un mercado laboral y sistemas de salud y educación; se desempeña muy bien en inversión internacional y productividad, y superó a Europa en eficiencia empresarial. Suiza tiene un sólido desempeño económico gracias a un comercio internacional robusto mientras que su infraestructura científica y sus sistemas de salud y educación se muestran firmes”.
Los responsables del estudio señalaron que los elementos comunes entre los países mejor calificados tienen que ver con su desempeño en asignaturas tales como comercio internacional y la inversión, el empleo, la apertura de las sociedades, las medidas relacionadas con la estabilidad política y la igualdad social y de género. No todas las economías abordan los problemas de la misma manera, y esto afecta su resistencia y agilidad ante circunstancias cambiantes y difíciles.
“La competitividad proporciona el marco para cuantificar el resultado de enfrentar estos desafíos desde la perspectiva de un país. En definitiva, nos permite reconocer los factores que facilitan la prosperidad. La competitividad es tanto una herramienta como un objetivo de la política económica”, afirmó el informe.
También destacó que para la edición 2020 del ranking se agregaron nuevos criterios para reflejar la importancia de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: “Los criterios proporcionan una percepción de la situación de la economía con respecto a diferentes objetivos sostenibles que deben cumplirse en un plazo de 10 años, como la educación y el medio ambiente, la inclusión y el empoderamiento, el envejecimiento y la salud. De hecho, un componente importante del estudio de competitividad es alinear los criterios empleados con los desafíos y preocupaciones importantes de la economía mundial.”
Fernando Meaños