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Cuando se conozca el dato de caída del PBI, solamente se confirmará lo que hoy padece la gente

La estimación de caída del PBI del 9,9% para la Argentina que informó el FMI se asemeja bastante a la caída del PBI que se produjo en 2002, cuando en plena crisis económica cayó el 10,9%.

Si bien son crisis generadas en problemas diferentes, seguramente el piso de caída del PBI de este año va a estar en esos niveles, aunque sospecho que puede superar cómodamente el 11% porque, por ejemplo, en el peor momento del 2002, la utilización de la capacidad instalada de la industria estaba en el 48% y según el último dato difundido por el INDEC, en abril pasado estuvo en el 42%. Además, en 2002 no se prohibió la apertura de centros comerciales ni de comercios a la calle. En esta oportunidad quedó absolutamente paralizada la actividad en el comercio, cines, teatros, restaurantes, bares, turismo, transporte de larga distancia, etc. El nivel de prohibición de trabajar que hoy tiene la Argentina es mucho mayor a la recesión generada en 2002. Es mucho más amplia en los sectores y más profunda porque directamente el estado prohíbe trabajar.
Es cierto que, por la forma en que se mide el PBI, la caída pueda ser menor. Por ejemplo, hay sectores como el sector público cuyo valor agregado se mide por los salarios que cobran los empleados del estado. En esta oportunidad hay infinidad de empleados públicos que no han trabajado, pero como cobraron el 100% de su salario se va a considerar que igual hubo valor agregado y, por lo tanto, se amortiguará algo la caída en términos estadísticos, pero no en términos reales.
Ahora bien, ¿cuál puede ser el interés de la gente común que el PBI caiga el 10% o incluso más este año? En general, cuando se conocen los datos del PBI ya son historia. Esta semana, a punto de finalizar el segundo trimestre, se conocieron los datos del PBI del primer trimestre del año con una caída del 5,4% interanual. Es historia ese dato. Considerando que en el primer trimestre no hubo prácticamente cuarentena y el PBI cayó 5,4%, no es descabellado imaginar una caída del doble con esta eterna cuarentena. Para el hombre común que no mira los datos económicos, la caída del PBI del 5,4% es un dato histórico además de poco entendible. La gente ya sabía en el primer trimestre que la actividad económica venía mal y hoy ya sabe que ahora es horrible.
Cuando le lleguen los datos de caída del PBI de todo el 2020, solo van a confirmar la caída en la actividad económica que hoy siente el señor que tiene un restaurante, un hotel, un comercio de ropa o el que es profesor de tenis. Cuando sepamos el dato, será solo ponerle un número a lo que vive hoy la inmensa mayoría de la gente, salvo los empleados del sector público que siguen cobrando el 100% de su sueldo sin hacer nada. Para los políticos y empleados públicos, la cuarentena es algo que comentan, no que sufren como el resto de la gente. No la viven en carne propia. Al menos por ahora.
En términos complicados, el PBI es igual al ingreso, con lo cual si cae el PBI la gente tiene menos ingreso disponible. Su nivel de vida baja. Que caiga el PBI significa que la gente va a tener menos trabajo, que su salario real va a ser menor y que, como viene la cosa, la pobreza va a aumentar.
Cuando en el primer trimestre de 2021 a la gente le cuenten que el PBI de 2020 cayó el 10%, 15% o más, su negocio ya habrá dejado de existir hace rato, otro habrá perdido su trabajo un buen tiempo atrás y otro estará endeudado hasta límites agobiantes, deuda que tal vez contraiga en estos meses para sobrevivir a la prohibición de trabajar que impuso el gobierno.
Tal vez lo más dramático no va a ser el dato de la caída del PBI sino lo que hoy está transitando la gente y lo que todavía va a tener que transitar por el descalabro económico que está generando el gobierno.
Un dato sencillo: en mayo el déficit fiscal aumentó el 1.000% con relación a mayo de 2019. Ese déficit fiscal se financia con emisión monetaria, al punto que en abril y en mayo la emisión fue la principal fuente de financiamiento del Tesoro. Desde que asumió este gobierno no solo aumentó el 75% la base monetaria, sino que el BCRA colocó deuda que no va a poder pagar por un monto que más que duplica la base monetaria. Tenemos frente a nosotros un fenomenal problema megainflacionario que, posiblemente, veamos antes que se conozca los datos del PBI de 2020.
Si en algún momento el gobierno decide salir de la cuarentena, cuando llegue el dato del PBI, va a ser historia para el señor que tuvo que cerrar su comercio de ropa que durante tantos años le costó hacerlo. Sin capital de trabajo, ¿cómo va a hacer para poder abrirlo nuevamente? Con los escasos ahorros consumidos para subsistir sin trabajar, no tendrá capital para financiar un nuevo emprendimiento. Y tampoco habrá ahorro disponible para financiarlo porque ya hoy no hay crédito porque la gente, luego de ser tantas veces confiscada en sus ahorros, los llevó al exterior para ponerlos lejos de la mano del estado y el sistema financiero argentino está reducido a su mínima expresión como para financiar un proyecto de inversión por más chico que sea.
Si pocos van a ser los que puedan abrir de nuevo un comercio, las oportunidades laborales van a ser mínimas. Así que la desocupación va a ser muy alta. A eso hay que agregarle la inseguridad jurídica de un gobierno que, encima, quiere expropiar e intervenir empresas privadas con los argumentos más insólitos. Solo un trasnochado puede traer plata del exterior para invertir en Argentina donde por un simple DNU un presidente puede intervenir y proponer expropiar una empresa. ¿Quién puede delirar en invertir en un país así? Y sin inversiones no hay nuevos puestos de trabajo ni crecimiento económico.
En estos momentos el gobierno cree que puede sustituir la producción de bienes y servicios por emisión de moneda. Es más, cree que el crédito no se genera, sino que se imprime poniendo a funcionar la Casa de la Moneda, con lo cual creamos un incendio inflacionario que va a ser de proporciones significativas.
En definitiva, cuando hacia fines del primer trimestre del 2021 se conozca el dato de cuánto cayó el PBI en 2020, se mostrará que éste fue uno de los peores años de la historia económica argentina. Peor que el 2002 e incluso peor que lo que cayó la economía argentina en la crisis del 30. El dato del PBI solo mostrará en los libros de historia económica hasta dónde llegó la impericia del gobierno para manejar la cuarentena, pero el dato que vea la gente común va a ser un dato que solo reflejará lo que hoy está viviendo ante un gobierno que la única política económica que parece conocer es emitir moneda y ahuyentar inversiones con propuestas insólitas de expropiaciones de empresas.
Roberto Cachanosky