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Teletrabajo, un mundo virtual que llegó para quedarse Y de golpe todos a quedarse en casa

La pandemia obligó a las organizaciones a acelerar finalmente los planes de transformación digital. La crisis impuso usar las herramientas disponibles como el teletrabajo, para asegurar la continuidad del negocio.

Ya un número importante de compañías venían analizando la implementación de esta herramienta, sobre todo en vista de las demandas de los millenialls. A pesar de ello, cada vez que este tema era puesto en la mesa de dirección, afloraban frases comunes como “el teletrabajo disminuye la productividad”, “necesito a mis colaboradores cerca”, “es complejo controlarlo”. De hecho, según el Libro blanco del Teletrabajo del Ministerio de Trabajo a fines de 2017, sólo el 3% de las empresas habían implementado la práctica del teletrabajo en Argentina.

La pandemia terminó resultando un Nudge (término acuñado por el premio nobel de economía Richard Thalern) ,  un empujón que derribó resistencias y sesgos para poder avanzar en el proceso de transformación digital.

De golpe, el mundo entero se volcó al Home Office  y su uso se convirtió en un fenómeno exponencial. Se estima que en el mundo hoy hay 3 Billones de personas teletrabajando, cifra impensada a fines del 2019. 

Es preciso aclarar, que en general hoy no se está tele trabajando, sino que se está capeando el temporal con las herramientas que se tienen a mano. Un importante banco multinacional, por ejemplo, advirtió un gran error, al poner a todos sus 4.500 colaboradores a teletrabajar, sin asegurar las condiciones de seguridad informáticas necesarias para la operatoria bancaria, por lo que se vio obligado a dar marcha atrás hasta poder asegurar el entorno de trabajo.

La implementación del Home Office es una metodología que requiere de la transformación de procesos de trabajo, un cambio en el modelo de liderazgo del management y un aprendizaje de parte de los teletrabajadores. 


Está claro que hoy lo importante es atravesar la crisis, hacer lo mejor que se puede y dar espacio a todas las emociones que fluyen ante la incertidumbre que atraviesa a todo el mundo. Hoy, es un momento donde debe prevalecer el respeto a los valores básicos como la vida, la solidaridad, la empatía, y buscar contener lo máximo posible a todos los miembros de la organización.

No obstante, a pesar de la gran incertidumbre que nos atraviesa, tenemos que pensar como seguir una vez resuelta la pandemia.

 ¿Podríamos predecir entonces, cómo será el futuro de esta práctica, una vez pasada la tormenta? Para responder esta pregunta, tenemos algunas pistas:
Las empresas tendrán la oportunidad de comprobar el ahorro que genera esta práctica en la economía, se estima entre 10.000 y 20.000 USS anuales por colaborador, además de los beneficios que representa para los colaboradores en ahorro de tiempo y calidad de vida. 

No en vano se ha disparado en forma incremental la venta de software de gestión de teletrabajo como, por ejemplo: Transparent Business, que, al decir de su fundadora, la argentina Silvina Moschini, esta plataforma resuelve el problema del control, la creación de un entorno colaborativo y la rendición de cuentas (accountability) de los teletrabajadores. 

La crisis está facilitando el resolver ciertos problemas adicionales que presenta el trabajo remoto, como la sensación de aislamiento y falta de pertenencia, que puede producir para el colaborador no tener contacto diario con su entorno organizacional. Varias compañías ya comenzaron a organizar after office virtuales, y lo usan para que el CEO pueda comunicarse con los equipos en forma más descontracturada, otras comenzaron a dar clases de gimnasia grupales a través de videos llamadas.

Un factor adicional a tener en cuenta, es que los mayores demandantes del teletrabajo son los millineals y se estima que en cinco años ellos serán el 75% de la fuerza laboral, por lo que esta crisis solo ha acelerado algo que era inevitable.
La virtualidad llegó definitivamente al mundo del trabajo, y representa un desafío profundo para las áreas de talento que deben contener a los colaboradores en este momento tan difícil, logrando a su vez las condiciones para que el cambio cultural haga efectiva la transformación digital impuesta por la realidad.

Porque más que nunca lo digital es la herramienta, pero la transformación es nuestra.

Gabriel Pereyra, CEO de modobeta