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Se acelera la escapada del dólar paralelo y en la City creen que la brecha con el oficial será de 50%

Por estos días, el Banco Central está presentando batallas en distintos frentes. Mientras pone la lupa sobre los bancos para que no demoren los préstamos a Pymes, afronta una doble presión sobre el tipo de cambio aunque, paradójicamente, siga sumando reservas en sus intervenciones diarias.
Primero fue la brusca devaluación de las monedas de la región. Eso cambió los planes de Miguel Pesce, quien ordenó a la mesa de operaciones acelerar el ritmo devaluatorio del peso, aunque a una velocidad muchísimo menor que el resto de las divisas. El avance de 5,6% que en lo que va del año acumula el dólar en la City es ínfimo al lado del salto que pegó en Brasil, el principal socio comercial de Argentina, donde trepó 27,8% frente al real.
Ahora, el despertar de las cotizaciones paralelas volvió a encender las alarmas en Reconquista 266, completando una "doble Nelson" que amenaza con reavivar al fantasma del atraso cambiario.
Si bien el real viene de atravesar su mejor semana desde junio de 2016, al recuperar 4,19% frente al dólar, la tendencia de fondo sigue siendo bajista, con grandes fondos que desarman posiciones en países emergentes mientras tratan de calcular el impacto de esta pandemia en la economía global.
Con el real en picada y el peso relativamente estable, el tipo de cambio real con Brasil, que mide no sólo la evolución de ambas monedas sino también la inflación de los dos países, hoy está en el nivel más bajo desde mayo de 2018, cuando el dólar en la City rondaba los $45.
"Con nuestro principal socio comercial, que es Brasil, mantenemos un tipo de cambio aceptable en mi punto de vista", aseguraba Pesce hace no más de un mes, en una entrevista con iProfesional. Y acotaba que el intercambio comercial con Brasil "tiene más que ver con su crecimiento que con los tipos de cambio".
De ese modo, el jefe del BCRA le quitaba importancia al impacto de la devaluación del real y de otras monedas de la región, más allá de que el dólar en la City apenas avanzó 5,6% en el mes y dejó al peso como la moneda que menos perdió.
Claro que también hay otro motivo de fondo: en el Central saben muy bien el impacto sobre los precios que genera en Argentina un salto en la moneda estadounidense. Eso los obliga a no acompañar los movimientos de otras divisas, más allá de que desde mediados de marzo aceleraron el ritmo de devaluación del peso.

El precio límite para el "conta con liqui"


"Creo que una brecha del 30% es la base y no debería molestar demasiado", destaca Norberto Sosa, director de
 Invertir en Bolsa, recordando que con el impuesto PAIS el tipo de cambio libre cuesta un 30% más. "Una brecha tolerable es hasta 50%, que en realidad sería del 20%. Por allí creo que andaremos en los próximos días", acota.Mientras lograba mantener una sintonía fina sin despertar las voces de atraso cambiario, las distintas versiones del dólar que cotizan en la Bolsa se despertaron, rozaron los 95 pesos y llevaron la brecha a superar el 45%. ¿Hasta cuándo el BCRA puede soportar esa presión sin devaluar el tipo de cambio oficial? ¿Cuál es el nivel de brecha "tolerable", por decirlo de algún modo?
Antes de llegar a ese número, el ex Raymond James analiza distintas variables monetarias y reconoce que suele usar como Norte el tipo de cambio de convertibilidad. "Para mí, es fundamental la relación de pasivos monetarios más Leliq sobre reservas, como benchmark del ‘contado con liqui’", destaca.
A partir de allí, agrega, según el nivel de confianza o de pánico es que el "contado con liqui" puede acercarse más o menos a ese ratio. Por el lado de los pasivos, no duda en pensar que el BCRA acelerará la expansión monetaria, aunque advierte que entre el cepo y la cuarentena la demanda real de dinero sigue elevada.
Según los datos del balance resumido del BCRA a fin de marzo, el ratio entre pasivos monetarios (incluyendo Leliq) y reservas daba una relación de casi $98, mientras que el "contado con liqui" cerró ese mes en $86. "Esa diferencia es lo que llamamos índice confianza, que es la contracara de la demanda real de dinero", explica Sosa.
Para abril, en tanto, proyectan este benchmark en un nivel más cercano a $105. El director de Invertir en Bolsa asegura que "si se mantuviese el mismo nivel de confianza de marzo el 'contado con liqui' estaría en $92, pero con las noticias de la deuda ese nivel de confianza caerá".
Por eso, acota, el contado con liqui a $92 sería más bien un piso y asegura que tiene recorrido hasta $105. "No creo que llegue a ese valor, pero sería el rango en donde estimamos que se podría mover", vaticina.
Una proyección similar hace Gustavo Neffa, socio y director de Research for Traders, quien sostiene que "en el corto plazo la brecha va a estar en el 40% y eventualmente a mediados de año en el 50%".
Neffa asegura que el Gobierno no va a convalidar una devaluación hasta que no termine el proceso de reestructuración de la deuda, aún sabiendo que tanto la brecha como las devaluaciones del resto de los países "le pondrán presión al peso argentino".

"La fuerte suba, básicamente, fue por la venta del TC20 (Boncer 20) por parte de inversores internacionales, que hicieron cable con eso (como se denomina en la jerga a la operación para girar dólares a cuentas del exterior). Después del canje, los inversores van rescatando parte de lo que va venciendo por miedo", detalla el analista.El aumento que la brecha cambiaria registró en la última rueda de la semana fue algo puntual, explica Neffa, aunque la tendencia de fondo de las cotizaciones paralelas es alcista.
Independientemente de de eso, agrega Neffa, "el atesoramiento hormiga que hacen los inversores que poseen dinero en blanco lo realizan a través de el mercado formal, pero como no alcanza, el resto lo dolarizan a través de la Bolsa".
Así como Sosa respalda en sus proyecciones de las variables monetarias para explicar que la brecha cambiaria seguirá aumentando, Neffa también pone el foco en la abultada emisión de pesos que está llevando adelante el BCRA como un factor determinante.
"La cantidad de pesos que está dando vueltas es otra presión sobre el tipo de cambio, ya que gran parte de esos pesos muy posiblemente se dolaricen en la Bolsa", destaca el director de Research for Traders. "Nada más en marzo la base monetaria se expandió 33%, un alza interanual del 70, y con la restricción de los u$s200 por mes esos pesos no pueden ir al mercado formal", acota.
Para Neffa no hay dudas de que esto genera un escenario que confluye en un tipo de cambio en alza, siempre y cuando el Banco Central lo vaya a convalidar. "A corto plazo no lo va a hacer, el dólar se va a ir deslizando con otra pendiente, pero no lo va a soltar. La velocidad de la devaluación va a depender de los avances en la reestructuración de la deuda", asegura.

Los otros indicadores a tomar en cuenta

Respecto de la apreciación del peso en comparación con el real brasileño, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, remarca que hoy, en plena recesión económica por la pandemia mundial, es un problema menor. "La pérdida de competitividad es inevitable. Es un problema menor porque no hay a quién venderle, sobre todo en lo que son productos industriales, ya que la industria brasileña va a caer mucho", comenta el economista.
La proyecciones del relevamiento Focus que hace el Banco Central de Brasil -algo así como el REM local- de una semana a otra pasaron de esperar un crecimiento de 1,5% en el PBI a una caída del 0,5%. "Un recorte del consenso de 2 puntos en una semana es muchísimo", advierte Rajnerman.

Y en Argentina, si el BCRA deja ir al dólar para acompañar las devaluaciones del resto de las monedas, "obviamente la
 inflación se va a acelerar, ya que el tipo de cambio oficial pega mucho más que la brecha", dice Rajnerman.Con estos números, el economista de Ecolatina remarca que si bien la pérdida de competitividad es un problema, la inflación es un problema mucho mayor. "Va a ser un problema para la salida de la cuarentena y para cuando el mundo vuelva a estar de pie. Hasta por una cuestión social es un problema", explica.
El economista Martín Kalos tiene una mirada similar a la de Pesce y asegura que no sólo con Brasil sino con muchos de los otros socios comerciales "es más relevante para Argentina el crecimiento de ese otro país que cierto deterioro o cierta apreciación en el tipo de cambio bilateral". O sea, si Brasil crece, incluso cuando la moneda local se esté apreciando contra el real, va a fomentar las exportaciones argentinas.
Por eso, resume, "el problema hoy no es tanto si Argentina devalúa un poco más o un poco menos, sino la recesión que haya a nivel mundial y en muchos de los países que son nuestros socios comerciales".
Para Kalos, la cuestión respecto al tipo de cambio bilateral es intentar medir la espalda que tienen tanto exportadores como quienes compiten con importaciones para justamente competir con productos de Brasil.
En ese sentido, el sector agroalimentario y las economías regionales va a seguir exportando en la medida que haya demanda de alimentos. "Y eso tiene que ver con el crecimiento y con los indicadores sociales y laborales de Brasil. No con el tipo de cambio", sostiene Kalos.
Luego, industrias como la autopartista o la automotriz, también dependen de que Brasil crezca para que haya demanda de automóviles.
"Lo más relevante no es el deterioro en el tipo de cambio real argentino sino en las perspectivas de negocio y de crecimiento en Brasil", asegura Kalos.
Son días difíciles en la City porteña, con inversores que ponen la lupa en la reestructuración de la deuda local mientras miran de reojo cómo se modifica el mapa mundial de inversiones. El Banco Central, por su parte, tiene la misión de amortiguar el impacto de esta crisis sobre los más vulnerables, aplicando fuertes tasas bajas en los préstamos, congelando cuotas y con medidas para que los bancos canalicen parte de su liquidez hacia el sector privado.
En este contexto, Miguel Pesce sabe que lo mejor que le puede pasar es mantener el dólar estable. En Argentina un dólar en alza genera en la sociedad la sensación de a que se avecina una nueva crisis, más allá de que sea para recuperar competitividad frente a otros países. Es algo cultural, más allá del traspaso a precios que provoca.
Por eso, si bien por lo bajo el Central va moviendo al dólar lentamente al alza, buscará por todos los medios contener la presión externa y la del mercado financiero para que, como sea, al tipo de cambio se mantenga estable. Al menos, en el corto y mediano plazo.


iprofesional