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Los sobreprecios complicaron la asistencia social

"¿Cómo le explicás a una persona que tiene hambre que ahora no hay comida porque hubo problemas con una licitación?", pregunta en voz alta Eduardo Bellini, referente del Polo Obrero, una de las organizaciones sociales más críticas del Gobierno.

La compra con sobreprecios del Ministerio de Desarrollo Social motivó la suspensión de las contrataciones de alimentos secos, generó una creciente preocupación y distintos reclamos durante esta semana de las organizaciones sociales, intendentes y comunidades religiosas que trabajan en el conurbano por la demora en la entrega de esos insumos básicos para los sectores más pobres.
El problema es reconocido por todos los actores que participan en el reparto de ayuda social: la anulación de esas contrataciones ocasionó retrasos de, por lo menos, una semana en la entrega de los alimentos que tenía previsto repartir Desarrollo Social como un "refuerzo" para hacer frente a la creciente demanda durante la cuarentena, detallan cerca del ministro Daniel Arroyo.
El problema se hizo más visible y generó tensión porque la demanda de ayuda en comedores se duplicó y, en algunos casos, hasta triplicó, dependiendo de cada zona del conurbano. El "refuerzo" previsto por Desarrollo Social era de 1,7 toneladas de alimentos secos para abastecer a un total de 11 millones de beneficiarios, un 40% más de lo habitual.
A pesar de los reclamos, desde el Gobierno advierten que el reparto de alimentos se demorará, por lo menos, una semana más. En las próximas horas se ejecutará la compra de alimentos secos con un nuevo sistema especialmente diseñado para respetar normas de transparencia y, sobre todo, enfocada en evitar que sobrepasen los precios máximos impuestos por el Gobierno. Después de encontrar un nuevo proveedor, el Estado recibirá en los próximos días la mercadería en sus galpones para, luego, ser distribuida por el conurbano.
"Lo complejo de la situación es que las necesidades y demandas alimentarias vienen creciendo a un ritmo mayor al que las respuestas actuales pueden cubrir, aun con los grandes esfuerzos y estrategias que el Estado está promoviendo. Necesidades y respuestas tienen ritmos distintos", explicaron desde Cáritas Argentina ante la consulta de LA NACION.
"Nuestra ayuda aumentó, al menos, un 50% durante la cuarentena, pero la demanda de gente se duplicó, como mínimo. El desafío es seguir buscando juntos respuestas más amplias, rápidas y creativas. Y procurar entre todos que lleguen con rapidez para atender lo urgente", agregaron desde la institución de la Iglesia Católica.
Cáritas es una de las organizaciones que participan en el comité de crisis que montó Desarrollo Social para mantener diálogo con las organizaciones sociales que se encargan de la ayuda, los actores que canalizaron parte de los reclamos para que el "refuerzo" llegue lo antes posible.
Los intendentes absorbieron la mayor parte de la solución momentáneamente, por su cercanía territorial al problema y, también, para controlar el pago chico ante posible falta de alimentos. Evitar faltantes es clave para mantener la paz social en medio de la tensión que genera la cuarentena.
La Matanza, por ejemplo, usó su caja municipal para compensar las demoras en el "refuerzo" que comprometió el Gobierno. La Matanza triplicó este mes el reparto de bolsones: fueron 100.000 en marzo y pasaron a 300.000 en abril -informaron fuentes oficiales-, enfocados especialmente en el segundo y tercer cordón, las zonas más necesitadas por empleados informales que se quedaron sin ingresos durante la cuarentena.
Algo similar ocurre en Hurlingham: la ayuda más fuerte es la que envía el Gobierno, pero también participan el municipio y las organizaciones sociales y religiosas. "No hay falta de asistencia alimentaria en los distritos entre todo lo que hoy tiene andamiaje territorial", dijo el intendente Juan Zabaleta, un dirigente de buena sintonía con la Casa Rosada. Y agregó que si hubiese problemas con la comida eso se haría notar en el conurbano.
En la vereda de enfrente, Belliboni, del Polo Obrero, asegura que "el ritmo de las compras" que hace Desarrollo Social es "inviable" para las necesidades actuales. "La situación es dramática. Solo en los comedores del Polo Obrero en todo el conurbano hay más de 30.000 personas en lista de espera por día. Para que quede claro: es gente que va hasta los comedores y se vuelve a su casa porque la comida no alcanza".
Iván Ruiz