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Por Bruno Lázzaro
Primero fue el jefe de Gabinete, Carlos Bianco; luego el ministro de Seguridad, Sergio Berni; y en el última instancia, el propio gobernador, Axel Kicillof. Pese al pedido mancomunado de abrir todos los accesos a los municipios, los intendentes continúan en su plan de blindaje sin ceder.
La medida dispuesta por varios jefes municipales continúa en marcha pese a que desde la Provincia ya dejaron en claro que no tienen la competencia para tomar ese tipo de medidas. Más allá de que en muchos casos se trata de municipios de un color político afín, los alcaldes aseguran que se deben a su distrito y que prefieren disminuir de esta manera el riesgo de contagio para con sus vecinos.
Pese a que esto no está comprobado de ninguna manera y que las localidades están llevándose por delante una ley nacional, el hecho de que justamente no haya habido una respuesta en concreto desde el gobierno de Alberto Fernández lleva a que los intendentes estiren al máximo su idea.
La acción provocó el disgusto de varios intendentes que, por seguir los lineamientos provinciales, se ven expuestos ante las determinaciones de sus distritos vecinos. En lo concreto el hecho ya provocó roces y, por lo bajo, hay dardos cruzados.
El pedido de la provincia tiene que ver incluso más allá de la propia ley. En declaraciones vertidas en televisión, Berni aseguró que “éxito de la cuarentena es abastecernos. Con la frontera exterior cerrada, se necesita más que nunca de los caminos internos. Lo más grave de esto no es la restricción de caminos, es la restricción de conciencia”.
Y lo graficó con un caso en concreto. “Hubo un intendente que no quiso aceptar a un paciente de su ciudad. Llegamos al extremo de la estupidez humana. Las soluciones a las grandes crisis siempre surgieron de las voluntades colectivas”.
Hacía referencia Dolores, donde el intendente Camilo Etchevarren se negó a aceptar un vecino de la localidad luego de regresar de un crucero con síntomas de coronavirus. “Una tarde, nos sobresaltaron cientos de mensajes de familiares y amigos alertándonos sobre audios muy violentos de nuestro intendente que promovían el levantamiento del pueblo para que Ángel no fuera trasladado a la ciudad, un audio en el que rogaba a la familia que no lo trajera e incitaba al pueblo a impedirlo”, relató la familia de Ángel Cerillano en un comunicado que publicó en las redes sociales.
Las problemáticas por estos temas con los intendentes ganan tenor. Incluso el propio Berni mantiene un cruce con el jefe municipal de Zárate, Osvaldo Cáffaro, quien decidió vallar el acceso a la ciudad con una gran barrera de concreto. “Me da pena que haga eso. Me da pena por mi pueblo”, comentó el Ministro, que es oriundo del municipio.
Según le contó un concejal opositor a este diario, “la distancia entre Cáffaro y Berni se dio luego de la muerte de Fernando Báez Sosa”. La referencia es por el chico al que mataron un grupo de rugbiers, algunos de ellos identificados como hijos de funcionarios locales de Zárate.
La senadora provincial por Zárate, Agustina Propato, negó las diferencias y aseguró que se encuentra trabajando para que “no se cierren los accesos porque está fuera de la ley. No queremos saturar el territorio. Dejaron un solo acceso libre y es lo contrario al espíritu de lo que se quiere hacer. Tiene que haber una actitud ejemplar de parte de los intendentes. Aquellos que persisten, deben retroceder”.
Habrá que ver de qué manera acciona el gobierno provincial y, sobre todo, el nacional, si esto continúa de esta manera.
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