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No hay razón para subir. No hay razón para bajar. Sólo hay que intentar situarse con la fuerza ganadora

Fuertes alzas al cierre de las bolsas europeas, en una jornada más en la que se demuestra que las preocupaciones por el coronavirus, las previsiones económicas a la baja por esta enfermedad, y demás efectos sociales negativos, no son suficientes para que los inversores abandonen el optimismo por una renta variable sobrevalorada, sobre todo la de EE.UU.
Comenzábamos la sesión con el macabro recuento de afectados y muertos por el coronavirus en China. El último día fueron 2.015 los nuevos casos y 97 las muertes. Aunque cueste decirlo, los inversores se felicitaron por estos datos. ¿Por qué? Por ser el menor número de casos nuevos en un día desde finales de enero. “La enfermedad parece que ha pasado ya su pico. Está en declive”, comentaba esta mañana un inversor asiático.
El efecto, como cabría esperar, fue de subidas generalizadas en el mercado de valores asiático, y alzas también en la preapertura europea.

Volviendo a la sesión, el Ibex 35 abría con una subida del 0,17%, mientras que el Eurostoxx avanzaba un 0,18%.Un hecho en el plano nacional condicionaría la evolución de la bolsa española. Esta mañana, el Deutsche Bank emitía un informe en el que destacaba a los bancos españoles como los más baratos, junto con los austriacos, en Europa. La reacción de los inversores no se hizo esperar, y entraron con fuerza en el sector que presenta a cierra subidas muy importantes que van desde el 1,46% de Unicaja, hasta el 4,38% de Caixabank.
El relativo mayor optimismo en relación a la evolución del COVID-19 creemos que seguirá apoyando el comportamiento de las bolsas europeas hoy. La recuperación del precio del crudo debe, además, animar a los valores relacionados directamente (petroleras) e indirectamente (ingenierías, fabricantes de tubos, compañías de fletes de gas y petróleo, etc.) relacionados con esta materia prima”, afirmaban los analistas de Link Securities.
Poco a poco la presión compradora se fue incrementando, de mano del sector bancario principalmente, y tras la primera hora de negociación el Ibex 35 se situaba por encima de los 9.900 puntos.
“La vuelta de los trabajadores chinos a sus puestos de trabajo está tranquilizando al mercado”, afirmaba Mark Haefele, CIO de UBS.
Este nuevo ánimo comprador no se empañaba por el mal dato de producción industrial que conocíamos a las 11:00. La caída fue del 2,1% en diciembre frente un descenso esperado del –1,6% esperado. Las bolsas mantenían las moderadas alzas tras el dato.
Otro indicador que queríamos destacar en este cierre, y que puede apoyar el actual movimiento alcista de las bolsas a nivel mundial, es que el indicador de miedo/avaricia de CNN Money está en niveles neutrales, reduciéndose desde niveles de extrema avaricia que tienen un sesgo claramente bajista para la renta variable.

A media sesión el Eurostoxx 50 subía un 0,53%, mientras que el Ibex ascendía un 0,50%. La preapertura de Wall Street sugería alzas entorno al medio punto porcentual, subidas que se confirmarían en los primeros minutos de contratación.
En cuanto a los datos macro al otro lado del Atlántico, únicamente destacar los inventarios semanales de energía de la AIE que apuntaban un incremento inesperado de los stocks de petróleo.
Wall Street marcaba máximos históricos intradía, lo que reforzaba las alzas también en Europa.
“¿Por qué suben las bolsas si la economía se ralentiza, los beneficios empresariales siguen muy penalizados, sobre todo en Europa, y ha incertidumbres geopolíticas y sanitarias por todas partes?”, nos preguntaba un lector en un correo.
La respuesta es sencilla: Las bolsas no necesitan ningún motivo para subir, como tampoco lo necesitan para bajar. Los mercados son el resultado de la confluencia de diferentes sensibilidades, emociones, decisiones, algunas racionales y analíticas, otras no, algunas fundamentadas, otras no, algunas frías y calculadoras, otras viscerales. Todos esos factores se juntan en el mercado y da un número que baja o sube dependiendo del equilibrio de fuerzas. Después de más de tres décadas trabajando en los mercados financieros, les puedo asegurar que es sorprendentemente fácil variar ese equilibrio. No hay razón para subir. No hay razón para bajar. Lo más que se puede hacer es intentar situarse el mayor tiempo posible con la fuerza dominante.