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Tetaz: con la baja del dólar, la calle vuelve a respirar

Con el dólar transitando su octava semana consecutiva estable, la inflación cediendo, la actividad recuperándose desde el interior y las cuotas paritarias empezando a recuperar un poco los bolsillos, la confianza de los consumidores (ICC) que releva todos los meses la gente e la Universidad Di Tella, a partir de una encuesta de 1200 casos, representativa de todo el país, repuntó 11,2% respecto del mes pasado y un 12,8% en relación al mismo mes del año pasado.
Por Martin Tetaz
Cuando se descompone el índice en sus tres preguntas principales, la impresión respecto a la situación macroeconómica está un 30% por encima de la de junio del 2018, al tiempo que la percepción de la gente sobre su situación personal está 12% mejor que hace doce meses. Lo que no termina de hacer pie es la predisposición a la compra de bienes durables e inmuebles que, si bien recupera un 20% desde el fondo del mes pasado, todavía queda 25% por debajo de los niveles que había en 2018 y resulta un 36% inferior a la del 2017, cuando la economía marchaba sobre rieles y el dólar cotizaba a $17.
El indicador es importante por dos razones; la primera es que la historia del ICC es un calco de los ciclos de la economía en sus 18 años de historia, por lo que la “sensación térmica” que releva puede leerse como un indicador adelantado de los cambios en el consumo y la producción.
El segundo es que el índice correlaciona notablemente con la imagen del Presidente, desde De La Rúa, hasta Macri, pasando por Duhalde y los Kirchner, siendo por lo tanto un muy buen predictor del apoyo electoral que el oficialismo eventualmente cosecha.
De hecho, la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella, mide también todos los meses la imagen del gobierno y la correlación entre esa medida y el índice de confianza es asombrosa (superior al 70%).
Naturalmente no puede asegurarse que toda la causalidad vaya desde la economía a la política, puesto que también podría argumentarse que una mejor imagen, indicativa de mayor gobernabilidad, puede tener impacto positivo en la economía. Pero el ejercicio básico de construir una línea de tendencia entre ambas variables (en logaritmos) sugiere que cada 10% que mejora el índice de confianza en la economía, sube un 16,7% la imagen del gobierno
Los factores explicativos de la confianza de los consumidores y los límites de su impacto electoral
Mirando la serie de confianza del consumidor desde marzo del 2001 surgen dos hechos estilizados particularmente interesantes. El primero es que, como habíamos mencionado, la confianza se derrumba cada vez que hay problemas con el dólar, como ocurrió con la salida de la convertibilidad en 2002, la devaluación del 2009, el cepo de noviembre del 2011, la devaluación de Kicillof de enero del 2014, la de Macri de diciembre del 2015 y la del 2018. El segundo es que la recuperación de la confianza no depende del nivel del dólar sino de sus cambios.
Nótese que entre octubre del 2002 y marzo del 2003 la confianza rebota de su peor momento y pasa al otro extremo; un éxtasis que no se explica si pensamos que el dólar estaba 200% mas caro que en diciembre del 2001, la desocupación en 17%, la pobreza en 55% y los salarios y jubilaciones reales un 25% por debajo de los de fines del gobierno de De La Rúa.
De hecho, la recuperación de la economía en el 2003 estuvo sostenida por el crecimiento del 8,1% en el consumo, algo increíble en ese contexto de brutal caída del salario real, sin paritarias ni movilidad para las jubilaciones.
El consumo rebotó porque el dólar que había llegado a $4 (unos $80 de hoy) bajó a $3 (unos $60 de hoy) en seis meses, dando vuelta las expectativas de todos los que se habían dolarizado en la agonía de la convertibilidad y que ahora veían que perdían plata si seguían parados en moneda extranjera.
Una cosa similar, salvando las enormes distancias, empieza a ocurrirá ahora. El dólar está carísimo en comparación a abril del año pasado, pero mas barato que hace tres meses, cuando salía $47. Esa calma frena la compra de divisas y permite que los fondos dolarizados retornen al consumo de bienes durables.