“¿Cuánto gana por mes fulano? ¿80 mil pesos? ¡Ese sí que tiene la vaca atada!”
Esta exclamación, que podemos escucharla de boca de un amigo en cualquier reunión, encierra en sí misma una serie de supuestos simplistas que llevan directamente a una falacia: la idea de que el ingreso es Dios y que el resto de las variables vinculadas al dinero no influyen en la salud financiera de una persona.
En la columna de hoy, analizaremos la relación ingreso/patrimonio con el objetivo de transformar nuestra mirada y generar una nueva escala de valores económicos para poder ingresar en una etapa de hábitos financieros saludables.
La vida es mucho más que los ingresos
Perfecto. Fulano gana 80 mil pesos por mes, pero. ¿Cuál es su verdadera situación financiera? Ese dato aislado nada me dice al respecto. Por lo tanto, desconozco si tiene la vaca atada o en realidad lo corre un toro. Para poder hablar con propiedad de su economía personal, debo contemplar 3 ítems fundamentales:
1) La naturaleza de los ingresos: No es lo mismo percibir 80 mil pesos mensuales netos por un trabajo en relación de dependencia (ingreso unidireccional) que ganar, por ejemplo, 35 mil pesos por una actividad independiente como monotributista y 1.000 dólares mensuales por intereses generados a partir de inversiones financieras. En el primer caso, el ingreso puede calificarse de riesgoso por la posibilidad de perder el empleo en una crisis como la actual. En el segundo, la diversificación de las inversiones permite mitigar el impacto de un escenario recesivo e incluso aprovechar el contexto para maximizar los intereses percibidos.
2) El nivel de gastos: Los 80 mil pesos mensuales no son más que un dato nominal. No indican el poder adquisitivo real de una persona. Si alquila un departamento en un barrio residencial y manda a sus hijos a un colegio privado, posiblemente poco o nada le quede para ahorrar. Esos 80 mil pesos tendrán un mayor valor en su vida si su nivel de gastos fijos y variables (entre los cuales se encuentran los peligrosos gastos hormiga) están controlados. De lo contrario, lo que para un amigo nuestro puede parecer mucho, para fulano resulta insuficiente. En consecuencia, la optimización de los gastos a través de un análisis previo como el que estudiamos anteriormente es lo que puede hacer que esos 80 mil pesos valgan más en términos reales, porque posibilitarían la aparición de un excedente que se transformará fácilmente en inversión y generación de ingresos pasivos.
|