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POBREZA: VOLVER A EMPEZAR

En el día de ayer se conoció el dato preciso de un fenómeno que estaba descontado por todos los analistas y el propio gobierno: la crisis cambiaria desatada el año pasado como consecuencia del sudden stop erosionó los ingresos reales de la población, provocó destrucción de empleo y, consecuentemente, generó un salto abrupto en la tasa de pobreza e indigencia.
En el segundo semestre del año, la tasa de pobreza promedió el 32% de la población y la tasa de indigencia alcanzó al 6,7%. Si comparamos estos resultados con el segundo semestre del año 2017 se observa que la pobreza aumentó 6,3 puntos a lo largo del año 2018 y la indigencia lo hizo en 1,9 puntos.
Ante estos resultados, es interesante ponerlos en un contexto más amplio de tiempo. En el siguiente gráfico se muestra la dinámica de la tasa de pobreza e indigencia en los últimos 15 años.
En base al gráfico, hay varios elementos para destacar. En primer lugar, podríamos concentrarnos en el período de gobierno kirchnerista. Mientras que en 2003 la tasa de pobreza era del 58,2%, el último dato disponible (primer semestre de 2015) fue de 30,1%. Esto significa que a lo largo de los 12 años de gobierno la tasa se redujo casi a la mitad. Sin embargo, no todo el período mostró la misma dinámica. Al contrario, pueden identificarse tres subperíodos muy claros.
  1. El primer período abarca los años 2003-2007. En estos cuatro años la economía estuvo caracterizada por la recuperación del nivel de actividad, la reducción del desempleo y la estabilidad de precios. Los ingresos reales comenzaron a recuperarse luego de la fenomenal licuación del año 2002. Un escenario muy similar al de la fuerte reducción de la pobreza observada en la primera parte del gobierno de Menem, entre los años 1989-1994 (en este período la reducción fue incluso más acelerada). A estos mecanismos casi automáticos de recuperación de la actividad económica se sumó una política social de emergencia. El resultado: un descenso de 20 puntos en la tasa de pobreza, hasta ubicarse en el 37,2%.
  2. El segundo período comprende los años 2007-2011. En este segmento del tiempo, la pobreza continúa reduciéndose, pero a un ritmo más lento. Al cabo de 4 años, la tasa se reduce en 10 puntos, hasta ubicarse en torno al 28% de la población. Pasada la etapa de rebote o recuperación, la economía debe comenzar a crecer de forma genuina, lo cual no se logra. La tasa de inflación se ubica por encima del 25% anual y comienza a notarse la dificultad para lograr incrementos de la productividad y en la generación de empleo.
  3. El tercer período comprende el último mandato de Cristina Fernández, entre los años 2012 y 2015. En este período, el agotamiento del modelo queda completamente expuesto. El cepo cambiario y el congelamiento de tarifas funcionan como una especie de contención para intentar sostener un nivel de ingresos reales que no es genuinamente sostenible dado el nivel de productividad, la descapitalización y la capacidad exportadora de la economía. Con todo ello, el nivel de actividad se estanca, el PBI per cápita cae, la generación de empleo se detiene, se contabilizan dos años recesivos y en 2014 una crisis cambiaria que acelera la inflación. La tasa de pobreza aumenta desde el mínimo alcanzado a fines de 2013 (27,4%) hasta el 32,4% en 2014, un nivel similar al del año 2010.
Concentrando el análisis en la última parte, desde el inicio del gobierno de Macri, se identifica una dinámica en forma de “U”. Desde la primera medición disponible de 32,2% el gobierno logró reducir la pobreza hasta el 25,7%, el valor más bajo de toda la serie. Con un fuerte incremento de la protección social (a través de ampliación de AAFF, AUH y PUAM), sumado a dos años de crecimiento económico y relativa desaceleración de la inflación, la economía y la política social logran reducir la incidencia de la pobreza hasta 1/4 de la población. Lo del año pasado es historia conocida: como la economía se sostenía en terreno positivo gracias al financiamiento de sus desequilibrios que el gobierno decidió corregir gradualmente, cuando el financiamiento se cortó los desequilibrios seguían ahí y se hicieron notar.
Así, la reducción de más de 7 puntos en la tasa de pobreza que se había logrado hasta finales de 2017 se revirtió en su totalidad. Hoy, a pocos meses de las elecciones Macri debe mostrar que la pobreza sigue en el mismo nivel que cuando asumió. En pobreza, el gobierno debe volver a empezar.
De forma más estructural, la tasa de pobreza promedio desde el año 2011 es de 29,1% y la tasa de indigencia alcanza al 6,1%. Al ritmo de la evolución macroeconómica, con subas y bajas, existe un 30% de pobreza que es difícil de bajar de forma sostenible. No se podrá lograr una reducción sustentable en tanto y en cuanto no se logren los equilibrios macroeconómicos necesarios y la economía logre desarrollar una capacidad exportadora que carece desde hace décadas.



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