La situación económica puede ser definida de muchas maneras dependiendo del lente con que se mire la realidad. Lo que nadie puede sostener es la palabra “estable”, más allá del veranito financiero que atravesamos. La inestabilidad no afecta a todos por igual: en la base de la pirámide social -donde se ubican las personas con menos recursos- es donde se siente más el impacto del “régimen de las dos i”: inflación e interés.
En la columna de hoy analizaremos cómo estas variables dañan nuestra salud financiera y brindaremos consejos para darles batalla.
1) Batalla contra la Inflación
Según datos del INDEC , los precios al consumidor subieron en promedio 47,6% en 2018, mientras que el aumento de los productos que consumen los sectores más empobrecidos de la Ciudad de Buenos Aires (con ingresos familiares inferiores a 24.000 pesos) fue aún mayor: 52,9%.
Para colmo, estamos transitando el peor momento del año: la mayoría de los salarios aún no se actualizaron y la gente debe pagar precios de 2019 con ingresos de 2018.
Para enfrentar esta delicada situación tenemos dos caminos:
2. El segundo camino de la batalla demanda más trabajo, pero resulta más productivo. Consta de tres pasos:
a) “Acopio tornado”: Liberar un lugar de la casa para acopio de mercadería. Reunir y encabezar un grupo de personas en igual situación para realizar compras en supermercados mayoristas apuntando especialmente a alimentos no perecederos, artículos de higiene personal, artículos para el hogar y otros productos con fecha de vencimiento alejada en el tiempo. Si la compra colectiva se planifica bien, el “acopio tornado” puede derivar en un ahorro del 50% gracias a los precios inferiores conseguidos y a la inflación que se evita en productos que, de otra forma, se comprarían más adelante con fuertes aumentos. El nombre “acopio tornado” nos recuerda a la estrategia de compras anticipadas y en buen volumen que realizan los habitantes de ciudades amenazadas por tornados.
b) Consumo en economía de guerra: Reducir el consumo corriente focalizándose en la eliminación de “gastos hormiga” como el taxi, las compras compulsivas, las membresías baratas que no utilizamos, las comisiones por uso de cajeros automáticos de otros bancos, los pequeños pagos en cuotas con la tarjeta de crédito, las tarjetas adicionales que se utilizan poco o nada, el mantenimiento de cuentas bancarias sin sentido, los cigarrillos, las comidas no siempre deseadas fuera de casa, las gaseosas al paso, los cafés, la bijouterie, los pañuelitos descartables, los snacks y los billetes de lotería.
c) Tropas organizadas de investigación y reconocimiento: El mismo grupo que lleva adelante la operación “acopio tornado” debe confeccionar previamente una lista de productos de consumo común y frecuente para repartirla entre todos los integrantes, a fin de que cada uno averigüe el mejor precio en su barrio. Este cruce de precios puede generar sorpresas, puesto que, con inflación, la dispersión de los valores suele ser muy importante. En algunos casos, las diferencias ascienden al 50% para un mismo producto o servicio.
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